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Hablar de este aeropuerto es hacer un poco de historia. Gardel, el aterrizaje del jumbo de Avianca, la visita del Papa. Patrimonio arquitectónico, el Olaya, ha sido testigo del crecimiento de nuestra ciudad hasta unos límites insospechados. Quizá por eso hoy se encuentre rodeado de todo tipo de infraestructuras, pues nadie visionó en su momento la densidad urbanística y poblacional a la que llegaríamos.
Sin excepciones, todos los alcaldes en las últimas décadas han hablado de la posibilidad de cerrar el aeropuerto y generar un gran parque público que mejore los índices per cápita de espacio verde que ha perdido nuestra ciudad. Sin lugar a dudas, es la joya de la corona para los constructores, quienes ven en este enorme lote de alrededor de un millón de metros cuadrados posibilidades de grandes desarrollos urbanísticos.
Ante el anuncio del alcalde de estar contemplando la posibilidad de cerrar el Olaya y abrir la discusión de una segunda pista en el José María Córdoba me parece pertinente plantear algunos puntos de vista.
El Olaya hoy día es uno de los aeropuertos más importantes del país en número de vuelos al año. Concentra la mayoría de aviación privada de Antioquia, es el eje de conexión de un gran número de vuelos regionales, es el punto de llegada de visitantes del eje cafetero, Chocó, Bucaramanga, Córdoba, Tolima, entre otros muchos pasajeros que prefieren por facilidad volar desde Medellín a Bogotá. En materia de competitividad el Olaya es un activo de región fundamental. Las grandes ciudades en el mundo mínimo tienen dos aeropuertos. Nos hemos preguntado ¿qué pasaría si el José María Córdoba se cierra por algún motivo? Si por razones geopolíticas entramos en un conflicto con algún país, sería riesgoso depender de un solo aeropuerto. Incluso, en caso de una catástrofe los aeropuertos son la base para la logística que permita la asistencia primaria y la llegada de ayudas.
No me cabe la menor duda que la discusión se debe dar. Pero el planteamiento debe acompañarse de otras posibilidades como un nuevo aeropuerto cerca de la ciudad donde se fortalezca la aviación regional y privada. Hoy, con enormes posibilidades de crecer y no lo hace por muchas razones que no son motivo de esta columna.
Tal vez, sea esta la oportunidad para que se piense en aumentar el número de pistas en Antioquia y conectar mejor el Departamento. El caso de Amalfi y Puerto Berrío es puntual y puede servir de ejemplo. Municipios lejanos con pista en condiciones aceptables pero sus mandatarios no han entendido el valor de esta. El costo de volar es cada vez más bajo y las posibilidades de conectar sitios turísticos excepcionales, que promuevan el turismo internacional, son mayores. Hay un mercado gigante de turistas que viajan en aviones privados a un destino específico para conocer nuevos atractivos, avistar pájaros, tener nuevas experiencias que quizás no las registran en sus mapas por falta de una pista y de un atractivo turístico desarrollado. República Dominicana tal vez sea el ejemplo de cómo miles de turistas viajan al año y entre estos gran parte en vuelos privados.
En fin, más que cerrar aeropuertos es pensar en cómo tener más opciones para conectar a Medellín y Antioquia realmente con el mundo