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Etimológicamente la palabra “insensato” significa “que no tiene sentido común”. Muchas insensateces se han dado a través de la historia. Durante la Segunda Guerra Mundial, se recuerda la llamada Operación Barbarroja iniciada por Hitler en junio de 1941, cuyo objetivo era invadir la Unión Soviética, abriendo con esta decisión, el frente oriental que precipitó la derrota nazi. También, algunos historiadores afirman que fue una completa insensatez de los británicos no tomar en serio el mensaje enviado por Hitler con su lugarteniente Rudolf Hess al rey Jorge VI, proponiéndole un plan de paz que hubiera evitado la muerte de millones de personas y la destrucción de Europa. Y para no alargar mucho este recuento, se recuerda la insensatez de las autoridades norteamericanas, que desoyeron los mensajes de los agentes infiltrados en Japón acerca de movimientos extraños en la flota naval nipona, error que condujo a la tragedia de Pearl Harbor que ocasionó miles de muertos.
No todas las insensateces tienen consecuencias tan descomunales, pero sí pueden perturbar una comunidad o una ciudad, como es la revocatoria de un alcalde, quien sea, por motivos diferentes a corrupción o a alianzas con el narcotráfico. Heinrich Heine dijo alguna vez: “Dios me perdonará. Ese es su oficio”, y espero que en mi caso ocurra lo mismo, por lo que a continuación voy a decir: el hecho de que un funcionario público tome decisiones que no sean las que uno considere como las adecuadas, no debería ser esgrimido como una causal de revocatoria, porque la ley tiene las herramientas para hacer seguimiento a las acciones de estos funcionarios. Y quienes buscan la revocatoria del alcalde, en este caso el de Medellín, tienen el poder suficiente para efectuar un control estricto, pormenorizado y continuo de su actuar.
El solo acto de promover una revocatoria, crea y aumenta los odios y divisiones entre detractores y seguidores de la persona que va a ser revocada, siendo esta acción probablemente tan insensata, como la de los marineros que, en medio de un mar embravecido, por estar en desacuerdo con su capitán, agujerean el casco del barco.
Con esta intención de revocatoria se le está haciendo un gran daño a la ciudad, más aún, en una época como esta, donde las aguas están embravecidas y se necesita serenidad para no perder el control del timón. Este escrito es un llamado a los promotores para que reconsideren su posición y la cambien por una veeduría estricta de las actuaciones del alcalde, y a la ciudadanía para que analice, pensando en el bienestar de la ciudad, lo que esta intención de revocatoria significa