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Columnistas | PUBLICADO EL 27 julio 2020

A mi generación

Por Sebastián Barreto Morales

Universidad Pontificia Bolivariana
Comunicación - Periodismo, semestre 8
sebastian.barreto@upb.edu.co

Hemos estado cuatro meses en casa. Hemos pasado de la cama al escritorio para recibir las clases, disfrutar fiestas virtuales y ver por tercera vez nuestra serie favorita. Hacemos cosas que antes no hacíamos con tal de pasar el tiempo menos aburridos. Extrañamos cosas como el regaño de nuestros padres por llegar tarde un fin de semana, el tráfico de las avenidas y el estrés de llegar tarde a clase. En marzo, nuestra vida cambió.

Según la Organización Mundial de la Salud en su reporte sobre Depresión del 2020, afirma que esta enfermedad la padecen 300 millones de personas, y los casos que llegan a presentar suicidio, en su mayoría, se dan en personas entre 15 y 29 años.

A pesar de ser una población en riesgo en cuestión de sentir más ansiedad y llegar a padecer cuadros depresivos por la pandemia, como lo afirma el estudio de la Universidad Complutense citado en la revista Redacción Médica, nos hemos puesto los pantalones, como dicen nuestros padres, y hemos sacado lo mejor de la situación. Aprendimos a ser más detallistas, a valorar lo que tenemos y a vivir cada momento sin pensar en qué vendrá después. Cada día, las posibilidades de volver a vivir como antes son menos probables, así que nos toca pasar los días con el sentimiento de que lo que viene, puede ser mejor.

Esta generación ha sido admirada por su poder de sentir el sufrimiento del otro, por amar la diferencia y por romper barreras de pensamiento que nadie imaginó posible. Ver en redes sociales la dedicación que muchos tienen por emprender, por no quedarse estancados en estos tiempos y las ganas de sentir una motivación diaria a pesar de estar encerrados, es la mayor prueba de que el mundo está y quedará en buenas manos.

Somos camaleones, nos adaptamos así nos cueste. Somos las últimas fichas de un rompecabezas: terminamos encajando en el lugar menos imaginado. Somos moldeables a la situación.

Sigamos imaginando la primera fiesta, cómo será el regreso a clases, lo que sentiremos cuando volvamos a viajar y el reencuentro con nuestros amigos. No sabremos qué tanto aprendimos del encierro hasta que salgamos de nuevo y nos enfretemos a un mundo que sufrió, enfrentó y superó una pandemia.

*Taller de Opinión es un proyecto de
El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión
joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades
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