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“Hay un problema de diseño con el Soat que le hemos propuesto al gobierno que corrija”: Fasecolda

El presidente del gremio, Gustavo Morales, destacó la dinámica de los seguros de salud.

  • Gustavo Morales, presidente de Fasecolda, gremio de las compañías aseguradoras de Colombia. FOTO Esneyder Gutiérrez
    Gustavo Morales, presidente de Fasecolda, gremio de las compañías aseguradoras de Colombia. FOTO Esneyder Gutiérrez
21 de mayo de 2025
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El año pasado aseguradoras colombianas pagaron siniestros por $25 billones, y en lo que va de este 2025, al cierre del primer trimestre, se aprecia un crecimiento de 9,5% en el valor de las primas emitidas. Si se quita ese porcentaje la inflación, quiere decir que el crecimiento es de 4,2% que es más del doble del crecimiento del PIB de 2024.

Así lo resalta Gustavo Morales, presidente de la Federación de Aseguradores Colombianos (Fasecolda), quien en diálogo con EL COLOMBIANO precisó que Antioquia contabilizó a marzo primas emitidas por $948.000 millones, casi un billón de pesos, lo que representa el 20% del total nacional. Resaltó el aumento que observan los seguros de salud, abogó por los cambios que debería tener el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (Soat) y habló de la incertidumbre que genera la posible próxima entrada en vigor de la reforma pensional.

¿Cuál es la radiografía del sector asegurador en Colombia?

“El sector asegurador representa el 3,2% del PIB. Sabemos que hay una correlación muy cercana entre el nivel de participación de los seguros en el PIB de un país y el nivel de desarrollo de ese país. Por ejemplo, en Corea y Japón la participación del sector asegurador es del 11% del PIB. El promedio de la Ocde es del 8,7%, y nosotros estamos en el 3,2%, es decir que tenemos mucho espacio para crecer. Ese porcentaje es similar al promedio latinoamericano, y estamos muy impulsados por los seguros obligatorios como Soat y riesgos laborales”.

¿Qué tan juiciosos somos los colombianos para tener un seguro y que este no sea por obligación?

“Quitando los seguros obligatorios, Soat y riesgos laborales, las noticias no son tan buenas. Todavía no tenemos una cultura muy asimilada de lo importante que es tener un seguro. El indicador del que hablamos de 3,2% al principio se reduce como al 1,8%. Eso nos plantea un desafío como industria de promover la cultura del seguro y cada vez lo estamos haciendo más a través del cumplimiento de lo que prometemos, que es el pago de los siniestros. El debate sobre si deben ser seguros voluntarios u obligatorios hay que darlo, por supuesto, y se va resolviendo momento a momento, pero yo creo que está bien que en ciertos casos el Estado obligue a los ciudadanos y a las empresas a tener un seguro porque de lo contrario fluiría mucho menos la economía”.

¿Cómo explicar que existan seguros obligatorios como el Soat, pero que este se convierta en un problema por la indisciplina social?

Hay un problema de diseño con el Soat que le hemos propuesto al gobierno que corrija. Y es que si tú tienes Soat y sufres un accidente de tránsito, eres atendido y la aseguradora paga ese servicio. Pero si no tienes Soat también eres atendido y el Estado pagará el servicio. Entonces, mucha gente hace un cálculo muy erróneo y llega a la conclusión de que le da lo mismo tener Soat que no tenerlo. En el fondo no es lo mismo porque ese pago que el Estado hizo luego le será recobrado y tampoco da lo mismo porque si la autoridad lo descubre sin Soat, entonces se aplican multas”.

Pero la gente apuesta a que los riesgos no se materialicen...

“Eso hay que cambiarlo. Y lo otro es que tenemos un problema de vigilancia porque en la gran mayoría de los municipios del país no hay autoridades de tránsito. La autoridad de Policía es la que ejerce la función de tránsito y en ocasiones le da pereza, no sabe, no entiende o no es su prioridad detectar a la gente que está incumpliendo el deber de tener Soat. Entonces, esas son cosas de diseño que hay que corregir”.

¿Qué se está haciendo para corregir esos problemas?

“En virtud de una norma del Plan de Desarrollo de este gobierno, el Ministerio de Transporte está liderando una gran reforma al Soat.

Y las compañías de seguros han hecho en los últimos dos o tres años un esfuerzo enorme para corregir temas de fraude, de sobrecostos, de redundancias, pero en este momento frente al Soat percibimos una mayor conciencia social sobre que es mejor para el ciudadano tenerlo y ese es uno de los ramos que está creciendo, cosa que no pasaba hace varios años”.

¿Qué niveles de evasión de Soat tiene el país?

“El año pasado hablábamos de que era del orden del 48%. Sin embargo, ese dato a mí no me dice mucho, porque está explicado en buena medida por el tema de evasión del Soat en las motos. La evasión en motos es cercana al 60% y ahí es donde tenemos que poner todos los focos”.

Las propuestas de cambio del Soat, ¿quién las está liderando?

“Las lidera el Ministerio de Transporte, pero existe una mesa interinstitucional con las carteras de Salud, Hacienda, las superintendencias de Salud y Financiera, la Fiscalía, la Agencia de Seguridad Vial y otras entidades. Nosotros estamos apoyando plenamente el trabajo de esa mesa y hemos presentado varios documentos. El Soat es un muy buen invento social. Pero como esto nos pega mucho en la piel y en nuestro día de día lo criticamos mucho, pero esta sociedad es mejor gracias al Soat que ha protegido el bolsillo de la gente durante 40 años de existencia. Cuando funciona, funciona muy bien y funcionaría mucho mejor si logramos resolver ese problema de la evasión. Cuando logremos resolver ese problema, vamos a tener realmente un instrumento social modelo en el mundo”.

¿Cuáles serían los dientes de esa normativa para que se cumpla la obligación del Soat?

Que se sancione con más vigor a las entidades prestadoras que hagan fraude. Y es que como las aseguradoras del Soat han demostrado ser grandes y muy buenas pagadoras, existe un incentivo de algunas clínicas y hospitales, la gran minoría, de hacer pasar como accidente de tránsito lo que no lo es, o también de recargar de servicios, radiografías, exámenes, medicamentos, tratamientos que no lo ameritarían, ya que habrá un pago cumplido. Entonces, en eso hay que trabajar”.

¿Cuál es la dinámica de otros seguros?

“Hay ramos que venían estancados o con un crecimiento orgánico y que se han disparado mucho en los últimos 2 años como, por ejemplo, el ramo de salud. Y contrario a cierta percepción general que hay en el país, uno ve en el sector asegurador una apuesta por el país. Los aseguradores están acostumbrados a ver el largo plazo. Esa es su ciencia y esa es su fortaleza. Y solo para ejemplificar, el año pasado llegaron cuatro compañías nuevas a Colombia, tres multinacionales y una nacional. Inversionistas de México, Estados Unidos, Chile y Colombia inauguraron sus operaciones y hacía mucho rato, no teníamos un crecimiento en número de compañías tan concentrado en pocos meses. Incluso este año puede que lleguen dos o tres más, lo que quiere decir que el sector asegurador está teniendo la capacidad de ver por encima del ruido y la furia, y ver que Colombia tiene unas ventajas estructurales y un potencial de crecimiento importante”.

¿Qué es lo que pasa con los seguros de salud?

“Las familias y las empresas colombianas han caído en cuenta que invertir en una póliza privada de salud es una buena cosa para sus miembros y para sus trabajadores, y eso complementa muy bien lo que pueda ofrecerles el sistema público de salud”.

¿El temor por lo que vaya a pasar con la reforma a la salud también contribuye a esa disparada?

“Hay quienes tienen esa teoría, y seguramente hay algo de eso, pero yo tiendo a creer más bien que la sociedad colombiana está montándose en la tendencia universal de que una buena forma de invertir los recursos sobrantes o los remanentes al final del mes es con una buena póliza de salud, más allá de lo que esté pasando con el sistema público.

Otra forma de decir lo mismo es que nunca es un mal momento para comprar un plan privado de salud, sea póliza o sea medicina prepagada”.

¿Y en ese ramo de salud qué les ofrecen las empresas a los colombianos?

“Este es un ramo que existe desde hace décadas, pero lo que ha pasado en los últimos cinco o seis años es que las aseguradoras de salud están ofreciendo planes de beneficios más asequibles. No se percibe que el tener un seguro privado sea un privilegio de los estratos altos. Cada vez hay más productos para la clase media y trabajadora que ofrecen coberturas muy interesantes y complementarias de lo que pueda ofrecer una EPS. Y esa apuesta por la masificación de los seguros que se ve en salud y en otros ramos es lo que está explicando el crecimiento”.

¿Cómo es eso de que las empresas también están comprando seguros de salud?

“Sí, las empresas están comprando más pólizas de salud para la protección de sus empleados, y esto se ha vuelto un factor de competencia en la búsqueda de talento. Eso pasa mucho en Estados Unidos o en Europa, que los trabajadores escogen con quién trabajar cuando hay posibilidades de contar en buena medida y no tanto por el salario, sino por el plan de salud que ofrece la empresa”.

Estamos en una fuerte temporada invernal, ¿qué tan protegidos estamos los colombianos frente a estas contingencias?

“Podríamos estarlo mucho más. La penetración de los seguros de hogar y de los seguros de propiedad sigue siendo muy baja en Colombia, no supera el 12%”.

¿Qué hacer para lograr un mayor aseguramiento frente a ese tipo de emergencias?

“El Plan de Desarrollo del actual gobierno permitió a los municipios y a las gobernaciones, al Estado en general, contratar seguros paramétricos. Los seguros paramétricos son un sistema en el que ocurrido un evento de estos, por ejemplo, unas lluvias excesivas, no hay necesidad de cuantificar los daños. La aseguradora paga solo por la ocurrencia del siniestro. Y al no tener que incurrir en el costo de cuantificar el siniestro, la prima es mucho más barata. En muchos países del mundo las alcaldías han optado por ese mecanismo.

Ya está autorizado en Colombia y la invitación, por ejemplo, a las autoridades de Medellín y de Antioquia es a que no cejen en el empeño y que sigan haciéndolo porque les va a venir muy bien para protegerse de riesgos como lluvias, deslizamiento, inundación, incluso como terremoto o incendio”.

Hace poco en Sabaneta, sur del Valle de Aburrá, ocurrió una de estas tragedias invernales, ¿sabe Fasecolda si este municipio cuenta con un seguro de este tipo?

“Desafortunadamente no lo tenía. O al menos no tengo noticia de que lo tuviera. Ese es el tipo de municipios que podría tener un seguro paramétrico para ese tipo de riesgos, les saldría baratísimo y no tendría la angustia fiscal de atender a las víctimas e invertir en todas las reconstrucciones”.

El país se prepara para que entre en vigor la reforma pensional, pero se habla de la incertidumbre sobre un aspecto clave como el seguro previsional, ¿qué le inquieta a los aseguradores?

“El seguro previsional es un seguro que deben comprar los administradores del sistema pensional, fondos privados (hoy Accai) para cubrir el riesgo de invalidez y supervivencia de sus afiliados. Casi nadie lo conoce porque es un seguro que contratan los fondos de pensiones y en este país hay cuatro fondos, entonces solo son cuatro pólizas. Hasta antes de la reforma, ese seguro lo tenían que contratar los fondos de pensiones privados, pero Colpensiones no. Pero, con la reforma se le dice a Colpensiones que también tiene que contratar ese seguro. Destaco que el Congreso mantuvo y fortaleció, con la reforma, el rol de los seguros en las pensiones, porque expandió este seguro provisional ya no solo a la parte privada, sino también a la parte pública (Colpensiones). Creemos que ese esquema de aseguramiento es muy eficiente fiscalmente porque el costo de ese riesgo lo asume la aseguradora, no el Estado”.

¿Pero el Decreto Único Reglamentario (DUR), los dejó tranquilos?

“El decreto establece la posibilidad de que Colpensiones contrate el seguro previsional, pero quedamos con una gran preocupación y es que lo condicionó a los resultados de un estudio que debe hacer el Ministerio de Hacienda y eso no es consistente con la ley porque está establecido que el seguro provisional debe existir desde el día uno en que rija la reforma, que será a partir del primero de julio. Ojalá que el estudio que se haga sea independiente, riguroso y si se hace bien con seguridad va a llegar a la conclusión de que el seguro previsional es la forma más eficaz de proteger a los cotizantes que sufran el riesgo de invalidez o que mueran y dejen a sus deudos con derecho a la pensión y sobretodo es muy importante desde el punto de vista fiscal”.

¿Qué otras inquietudes quedan del DUR?

“Nosotros vimos con buenos ojos la reforma pensional en general. Lo que nos preocupa es que en los decretos reglamentarios, como el que se expidió, desdibujen los avances de la reforma. Entonces, nuestra preocupación está más radicada en los decretos que en la misma ley. Otra preocupación de la reforma es que hay un riesgo que ninguna aseguradora del mundo puede asumir en países como el nuestro. Y es el riesgo del aumento del salario mínimo, que también implica aumento de las pensiones. Aquí hay una regla que casi no existe en ningún país del mundo y es que las pensiones tienen que subir al mismo ritmo que el salario, pero ese riesgo es inasegurable porque es impredecible.

No hay cálculo actuarial que permita determinar que en tres o cuatro años un presidente con angustias políticas suba el salario mínimo mucho más alto que la inflación. Por eso desde hace ya más de 10 años el Estado colombiano decidió asumir ese riesgo. Así, las aseguradoras responden por las pensiones y las actualiza a nivel de inflación, pero a nivel de salario mínimo es imposible calcular una prima razonable. En la reforma pensional no quedó claro que ese riesgo, que se denomina de deslizamiento, lo siga asumiendo el Estado, y se condicionó a un estudio”.

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