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“¿Hasta cuándo vamos a hablar del potencial geológico? El 97% del territorio colombiano sigue sin explorarse”: presidente de la ACM

Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería (ACM), se refirió a cómo va el país en la búsqueda de minerales para la transición, la demanda de carbón en el mundo y los decretos del Gobierno.

  • Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería (ACM). Foto: Esneyder Gutiérrez
    Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería (ACM). Foto: Esneyder Gutiérrez
16 de marzo de 2025
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El sector minero fue uno de los que más decreció en 2024: tuvo una caída del 9,5% en su producción, en su aporte al Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia con -5,2% respecto a 2023; y en inversión extranjera con -17,6%.

Estos resultados, sumados a factores como un nuevo código de minas; la creación de un impuesto del 1% a la primera venta y exportaciones al carbón, en el marco del estado de conmoción del Catatumbo; y la declaratoria de áreas de reserva temporal y de Zonas de Protección para la Producción de Alimentos (Zppa), estarían “sobrecargando la industria minera nacional, haciéndola poco atractiva para el capital y la inversión”.

Así lo afirmó en entrevista con EL COLOMBIANO el presidente de la Asociación Colombiana de Minería (ACM), Juan Camilo Nariño, quien también se refirió a cómo va el país en la búsqueda de los nuevos minerales para la transición energética, por qué es importante que se comience a explorar el potencial geológico y qué le espera al carbón en un momento en que el mundo está buscando descarbonizar sus economías.

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¿Cuál es el balance del sector hasta ahora?

“El sector minero fue uno de los que más decreció el año pasado, con una caída de su producción de 9,5%. Eso, entre otras cosas, es producto de la gran iniciativa regulatoria que tiene el Gobierno y que genera incertidumbre. Las inversiones y los negocios se desarrollan sobre todo con certidumbre y esta regulación que está hoy en discusión genera una gran cantidad de preguntas de toda índole. Hay un paquete regulatorio muy amplio como un nuevo código de minas, por ejemplo, que está siendo consultado con las comunidades indígenas y afrodescendientes; está un proyecto de ley para hacer un empresa estatal minera y hay una gran cantidad de decretos expedidos por el Ministerio de Ambiente y el Ministerio de Agricultura que generan dudas, e incluso algunos de ellos prohíben la actividad minera en el territorio. Entonces eso, entre otras cosas, ha hecho que el sector caiga. Las políticas públicas tienen efectos en el crecimiento y en el desarrollo económico de los sectores productivos”.

Los minerales ahora están en medio de grandes tensiones geopolíticas, ¿el mundo los está demandando más?

“El mundo hoy está sacando políticas públicas de regulaciones para atraer la inversión minera, y que a través de esa seguridad se explore más y se produzcan más minerales. ¿Por qué? Por dos razones.

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La primera es que hay una enorme dependencia geopolítica en muchas regiones por minerales estratégicos como el cobre, el molibdeno y otra gran cantidad, pero los países ya no quieren tenerla. Segundo, la necesidad de cumplir los acuerdos sobre el cambio climático demanda más minerales: la movilidad eléctrica, los paneles solares, las turbinas eólicas. Entonces, hoy los países entendiendo eso, no depender geopolíticamente de alguien y poder abastecerse con sus propios minerales, están generando políticas públicas que atraigan la inversión.

Pero Colombia está haciendo un poco lo contrario. Está dejando pasar una oportunidad de oro en materia de inversión en un momento en que en el mundo se necesita. Y eso es aún más crítico en Colombia, porque comparado con los otros países de América Latina es uno de los más inexplorados en materia minera. Es decir, si tú lo pones en cifras, el 97% del territorio colombiano no tiene exploración minera. Hoy no conocemos la riqueza mineral que tenemos. No estoy hablando de sacarla, no estoy hablando de producirla, sino de que nosotros deberíamos, por lo menos, hacer la tarea. ¿Cómo? Generando políticas públicas que atraigan la inversión para fomentar la exploración en el país, fomentar el conocimiento geológico y así saber qué riqueza tenemos para después discutir si la sacamos o de qué manera la aprovechamos.

El mundo hoy está siendo más agresivo en eso. Japón y Noruega acaban de sacar una regulación para explorar el lecho marino, por esa necesidad tan fuerte de minerales. Nosotros vamos por otra línea, en un país que tiene una apremiante necesidad de ser explorado”.

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Precisamente, ¿cómo va la búsqueda de Colombia por sus minerales estratégicos para la transición energética?

“Para buscar minerales se necesita el otorgamiento de títulos en el país. Es decir, que los permisos mineros para explorar sean más rápidos, que se otorguen con rigurosidad, pero con rapidez. Y eso no es un tema de estos dos años. Colombia ha tenido un enorme rezago en los últimos 15 años para otorgar con celeridad títulos, y al otorgarlos a una compañía exigirles los metros de perforación que tiene que hacer, los de exploración, porque finalmente eso es una información del Estado. Entonces, Colombia lo que necesita no es cambiar el código de minas ni una gran cantidad de cosas que hoy algunos quieren hacer, sino fomentar el otorgamiento de títulos, la transacción de títulos para que el país pueda, en virtud de esos contratos, explorarse”.

Colombia actualizó su propio listado de minerales estratégicos con 17 grupos considerados vitales. Y se estima que habría un gran potencial en departamentos como Boyacá, Norte de Santander, Bolívar, Córdoba y Antioquia. ¿Cómo aprovecharlo?

“Desde hace 20 años nos hemos sentido orgullosos del potencial geológico de Colombia, pero ya es hora de sentirnos orgullosos de la certeza geológica, no el potencial. ¿Hasta cuándo vamos a seguir hablando de ilusiones? Para concretar las ilusiones en materia geológica hay que explorar. Y nosotros tenemos que concretar y conocer, por ejemplo, ese potencial de cobre que tiene el país, pero eso tenemos que llevarlo a certeza geológica y, repito, para eso hay que fomentar la exploración minera en el país.

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Los mapas geogeneológicos indican que aquí puede haber una presencia de cobre muy importante, como la hay en Perú, en Ecuador y en Chile. De ahí se desprende otra gran cantidad de minerales asociados al cobre y al oro, como tungsteno y molibdeno. Pero ahora solo hay ideas, tenemos es que llevarlo a una realidad”.

El Gobierno anunció un impuesto temporal a las exportaciones de carbón en el marco del estado de Conmoción Interior en el Catatumbo. También el presidente Gustavo Petro dijo que el mundo ya no compra carbón... ¿Cuál es su posición al respecto?

“Colombia es un gran exportador de carbón térmico y metalúrgico. Y esos carbones colombianos tienen unas bondades muy importantes para el país, son los que lo estabilizan fiscalmente. Y socialmente son los que estabilizan esas regiones donde se produce, como Cesar, La Guajira, Córdoba, Boyacá, Santander, Cundinamarca.

Lo que ha venido sucediendo en materia de carbón, en particular en este último año, es una iniciativa, también regulatoria, para poner más impuestos. El último es el del estado de Conmoción Interior, que le pone un impuesto del 1% a las ventas y exportaciones de carbón en el país. Eso va de la mano de una conversación mundial sobre el consumo de carbón. El mundo sí está consumiendo más carbón que antes. Y son solo 65 millones de toneladas, que son las que produce Colombia, las que tienen una enorme oportunidad en los mercados globales, pero tenemos que ser competitivos internamente”.

Pero Colombia está transitando hacia una economía más verde, ¿debe seguir produciendo más carbón?

“Colombia sí debe seguir produciendo más carbón. Primero, porque ese carbón aquí no se usa para la generación interna de electricidad; segundo, porque esos recursos fiscales que genera son los que nos van a permitir tener una transición a una economía más verde. ¿O de dónde vamos a sacar los recursos para tener una movilidad urbana eléctrica o para que el turismo sea realmente verde y sostenible? ¿Con más impuestos o apalancados en las industrias que ya tenemos? ¿De dónde vamos a sacar los recursos para transformar y poder combatir el mayor emisor de gases de efecto invernadero que tiene el país que no es la minería sino la tala de bosques? Pues de las industrias que tenemos establecidas.

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Y como el mundo hoy está demandando más carbón, ahí hay una oportunidad para que Colombia, con esos recursos, haga las transiciones que debe hacer. Pero estas transiciones deben tener una característica, y es que sean ordenadas, que se planeen a largo plazo. En eso, lo único que ha existido en estos dos últimos años es falta de planeación, improvisación y orden.

No puede haber paneles solares, no puede haber movilidad eléctrica, no puede haber generación con turbinas o solar sin el cobre o silicio latinoamericano. Y Colombia ahí tiene un papel importante que jugar.

En la conversación global en relación con la transición energética y un mundo más verde tiene una transversalidad que pasa por la frase: más minerales. El mundo necesita más minerales para ser más verde. Y eso tenemos que ponerlo en nuestra conversación interna”.

¿Pero entonces a estas empresas que han estado exclusivamente dedicadas al carbón les llegará el momento de trasladarse a otro tipo de minerales?

“Eso lo marcará el ritmo de la demanda mundial de carbón. Si uno ve las cifras: China produce 3.400 millones de toneladas de carbón; la India hace poco celebró que llegó a los 1.000 millones de carbón; Indonesia produce como 600 millones; Australia 240 millones y Alemania 153. ¿Cuántas produce Colombia? Apenas 65 millones de toneladas. Entonces, claro, el mundo posiblemente va a empezar a dejar de consumir tanto carbón en el futuro, pero nosotros, produciendo apenas esa cantidad, no somos quienes vamos a acelerar esa transición del carbón hacia otras energías”.

¿Hasta cuándo Colombia debe seguir produciendo carbón?

“Hasta cuando el mundo lo demande, porque aquí también hay una corresponsabilidad importante: Colombia no consume ese carbón para su generación eléctrica, el principal emisor de los de gases de efecto invernadero en el país no es la generación eléctrica, como lo es en los países europeos o asiáticos, aquí es la tala indiscriminada de nuestros bosques, seguido del sector agrícola y después del sector transporte. Aquí nuestra conversación debe ser mucho más honesta en relación con el futuro de la producción de carbón en el país, donde producimos solo 65 millones de toneladas que con un suspiro el mundo las reemplaza.

Aquí nosotros no estamos comprometiendo esa transición del mundo. Es una consideración que yo sí quiero poner sobre la mesa: si queremos reemplazar el carbón, pues me parece muy buena la discusión, ¿pero díganme entonces a las 25.000 familias qué opciones de empleo se les va a dar? ¿Qué efectos reales tendría en el mundo? Entonces creo que eso debe tener mayor honestidad”.

Pero no es solo el Gobierno, en Colombia también existen movimientos sociales muy fuertes contra la minería, como los del Suroeste de Antioquia...

“Que es natural. Es normal que exista. Pero la respuesta a ese mayor diálogo que debe existir no debe darse a través de decretos (como las Áreas de Protección para la Producción de Alimentos (Appa) y las Zonas Protegidas de Producción de Alimentos (Zappa) y las declaratoria de áreas de reserva temporal), que prohiban una actividad económica, porque ahí no se está haciendo nada por el conflicto.

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Es natural que haya comunidades que tengan preguntas y demanden cosas en relación con la conversación minera, eso sucede en Colombia pero también en Brasil, Chile, Australia o Canadá. Pero la diferencia es la manera cómo se soluciona eso aquí y se soluciona allá. Aquí los ministerios sacan decretos, y no uno sino dos, para restringir una actividad económica que está dentro de la Constitución y la ley.

Violando, además, algo que en mi criterio todos los colombianos debemos proteger, que son las autonomías locales. La Constitución dice que las corporaciones autónomas son autónomas, y el Ministerio de Ambiente con los decretos que está sacando no les está consultando, pero está determinando el uso del suelo en el territorio. No les está preguntando a los alcaldes o a esas comunidades.

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Porque la otra cara de la moneda es que hay unas comunidades que están en contra de la minería, pero hay otras que también están a favor. Y entonces, ¿por qué el decreto favorece a unos y no a otros? ¿Esa es la manera de utilizar las políticas públicas? En mi criterio no lo es. Las políticas públicas no son para eso”.

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