La guerra comercial entre Estados Unidos y China parece estar en un punto de desescalada. Las delegaciones de los gobiernos de Donald Trump y Xi Jinping dialogan este lunes 9 de junio en Londres, Inglaterra.
Así es, las negociaciones comerciales entre los dos países no tienen otro objetivo que lograr acuerdos frente a los tributos arancelarios.
La idea es sostener la frágil tregua arancelaria que se acordó en mayo de este año en Ginebra, Suiza, y retomar otros puntos inconclusos entre las dos potencias mundiales.
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Hay que recordar que en esa oportunidad, China y Estados Unidos acordaron moderar considerablemente los aranceles por 90 días.
Lo acordado
EE. UU. indicó que por ese periodos bajaría los gravámenes para productos chinos del 145% al 30%, mientras que el gigante asiáticos los moderó del 125% al 10%.
La delegación de China es liderada por el viceprimer ministro He Lifeng, quien estuvo a cargo de los diálogo en Suiza.
El equipo gringo es encabezado por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, el secretario de Comercio Howard Lutnick y el representante de Comercio Jamieson Greer.
La desescalada no es para menos, ya que los intercambios arancelarios entre las dos máximas potencias del mundo pusieron a tambalear la economía global con una guerra comercial que, según los analistas, no traía beneficios para nadie. Los dos países reúnen un poco más del 40% del PIB mundial.
Por supuesto que se han visto repercusiones para la economía gringa. El Fondo Monetario Internacional —FMI— sostuvo, por ejemplo, que Estados Unidos ya no crecerá 2,3% como lo vaticinó anteriormente, sino que solo lo hará 1,8%, una contracción de 0,5 puntos.
Lo cierto es que los dos países parecen estar conformes con lo acordado hasta ahora, lo que resulta una buena noticia no solo para la economía, sino para los inversores en los mercados mundiales.
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