El martes 24 de marzo, en el inicio de la primera fase de aislamiento preventivo, el país tuvo sus últimos vuelos comerciales. Para el miércoles 25, todas las aerolíneas detuvieron el grueso de sus operaciones en línea con lo dispuesto por el Gobierno, y quedaron solo con vuelos humanitarios y de carga.
Con esta situación, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (Iata, en inglés) calculó que las pérdidas para las firmas del sector en Colombia estarían en el orden de los 2.200 millones de dólares, y en el mundo, en unos 419.000 millones de dólares.
En medio de esta apremiante coyuntura, el presidente Iván Duque informó el martes durante un evento virtual de Cotelco, gremio de los hoteleros, que en julio empezarán pilotos de vuelos comerciales en el país.
No obstante, Andrés Uribe, gerente de la Iata en Colombia, le dijo a EL COLOMBIANO que estos podrían iniciar antes de que termine junio, en tanto que el próximo lunes la ministra de Transporte, Ángela María Orozco, daría a conocer cómo se realizaría la primera fase de este plan, para la cual se dispondrían 15 aeropuertos como los del Eje Cafetero, Cartagena, Cúcuta y Neiva. Por ahora hay incertidumbre sobre Bogotá, Medellín y Cali.
En el caso del José María Córdova (JMC), de Rionegro, aeropuerto que el año pasado movilizó a 9,2 millones de personas siendo el segundo con más pasajeros en el país con el 12,18 % –después de El Dorado de Bogotá que tuvo el 46,29 %, según la Aerocivil–, los protocolos se han venido adaptando pero se espera por las decisiones de las autoridades territoriales para iniciar labores, dijo Fredy Jaramillo, gerente del JMC.
Algunas medidas adoptadas son la separación de los counter con vidrios para evitar el contacto entre pasajeros y personal, prohibición de la entrada de acompañantes de los viajeros, ubicación de zonas de desinfección, promoción del lavado de manos y, potencialmente, el no retiro de zapatos durante las inspecciones físicas, entre otras.