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La oferta de US$922,69 millones, unos $3,87 billones, que Jaime Gilinski tiene sobre la mesa para comprar el 32,5% de la propiedad de Grupo Argos parece que se quedará corta para convencer a los dueños de esas acciones de que le vendan.
El viernes los dos principales socios de la holding de infraestructura, los grupos Sura y Nutresa, cerraron la puerta a una posible enajenación de los porcentajes que tienen del 35,32% y 12,41%, respectivamente.
Es así como a juicio de Sura, sociedad en la que Gilinski participa con el 37,86% y tiene tres de los siete asientos de la junta directiva, el ofrecimiento por Grupo Argos no resulta conveniente “en las actuales condiciones de incertidumbre económica internacional y local”.
Igualmente, la mayoría de los miembros del directorio que tomó la decisión de no hacer ese negocio cuestionó los mecanismos planteados por el oferente, como las Ofertas Públicas de Adquisición (OPA) no solicitadas, fraccionadas y a precios, en su mayoría, incrementados.
“La transacción planteada no amerita para abandonar la estrategia de mediano y largo plazo de generar una rentabilidad sostenible y aportar al desarrollo armónico de la sociedad”, se lee en la comunicación emitida por Sura este fin de semana, la cual estuvo alineada con los argumentos que se expusieron en su momento para no aceptar las OPA propuestas por acciones de Nutresa.
A su turno, el conglomerado de alimentos, Nutresa, realizó el viernes una asamblea extraordinaria en la que luego de deliberar sobre los posibles conflictos de interés de los miembros de la junta para decidir sobre la OPA, el directorio quedó sin quorum para abordar el asunto.
Aunque al agotarse el orden del día se agregó otro punto para recomponer la junta directiva, pese a haberse aprobado la proposición y ser elegidos los nuevos integrantes del ente directivo, a estos no se les dio el encargo de volver a deliberar y decidir frente a la OPA por Grupo Argos.
Entre tanto, la Bolsa de Valores de Colombia (BVC) avisó que la OPA terminará el próximo miércoles, 6 de julio, y precisó que, a falta de dos jornadas para el cierre, se han recibido 367 manifestaciones de inversionistas interesados en venderle sus acciones a la familia Gilinski.
Estas aceptaciones representan 3,54 millones de acciones de Grupo Argos, el 0,54% de las especies en circulación de la compañía, cifra baja frente al 32,5%, que es el máximo al que aspira Nugil, firma de Gilinski que es la titular de la OPA.
El hecho de que no se haya solicitado ampliar el plazo para la recepción de aceptaciones, y el antecedente de que la tercera OPA por Nutresa, a mediados de mayo, se hubiera declarado desierta por el bajo interés de los accionista en participar, son signos de que en esta ocasión Gilinski tampoco tendrá éxito.
Vale anotar que en la primera OPA por Nutresa que tuvo bastante acogida, faltando dos días para el cierre el volumen de aceptaciones era del 15,58% y aunque Gilinski no alcanzó el 50,1% que pretendía, terminó comprando el 27,6%.
En el caso de la primera OPA por Sura, en la que JGDB Holding apostó por el 31,68% de la propiedad y pese a que no lo alcanzó, bajó el tope para quedarse con el 25,3%. Pero, a dos días del cierre apenas sumaba el 1,14%.
El desgaste de las asambleas en serie
Así como las ofertas de la familia Gilinski por las compañías del llamado Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) han sido seriales y concurrentes desde noviembre del año pasado, las respuestas de Sura, Nutresa y Argos para atender esas propuestas han sido llamando a sus accionistas a asambleas extraordinarias, cuatro de ellas realizadas en las últimas dos semanas.
Lo particular de estas reuniones es que los Gilinski, Jaime y su hijo Gabriel, que se cuentan entre los principales accionistas de Sura y Nutresa e incluso solicitaron la realización de alguna de esas sesiones no asistieron, y su voz se hizo escuchar a través de sus apoderados.
El miércoles 22 y jueves 23 de junio no estuvieron en las asambleas de Sura. Pero entre los concurrentes quedó el sabor de que esa inasistencia y las intervenciones de sus abogados obedecen a una estrategia jurídica que pretende tensionar el ambiente, además de “hacer perder valioso tiempo al GEA, a sus directivos y a los pequeños accionistas”.
Para otros ha quedado demostrado que lo que buscan es favorecerse presionando unas decisiones que les permita apoderarse de un tercio del Grupo Argos, sin pagar lo que realmente valen las acciones de esta sociedad.
“Gilinski maneja una ética acomodada a sus intereses, la del negociante sin principios, angurrioso y ambicioso, pues quiere que todos le tributen pleitesía. No es un modo decente de hacer negocios y de contribuir a que este país avance por el camino del progreso”, comentó uno de los participantes a las afueras del hotel Marriott, donde se celebró la asamblea del 23 de junio, que el banquero pidió.
En vista de que no llegaron a las cuatro reuniones que ellos mismos pidieron, con ironía, alguien decía que tal vez por temporada de vacaciones los Gilinski no encuentran pasajes aéreos en promoción.
Las siguientes movidas, y ¿los fondos qué?
A casi ocho meses de haberse iniciado el plan de Gilinski por el control del GEA y la expectativa por el final de la séptima OPA son múltiples los sucesos que de manera inesperada se han observado en desarrollo de, lo que muchos consideran, un proceso de toma hostil, por lo que se vuelve difícil apostarle a lo que pueda ocurrir a partir del próximo miércoles.
Por ahora, el objetivo de controlar a alguna de las tres sociedades del GEA no lo ha logrado la familia Gilinski, pero ese propósito sigue vigente porque ya han arañado bastante del ponqué.
Por ahora, lo que es evidente es que han invertido mucha plata, unos US$2.500 millones, están pagando bastante por la deuda adquirida, han hecho mucho ruido, tienen nerviosas a las empresas y han impactado la liquidez de la bolsa, porque se redujo el disponible de acciones de empresas líderes en el mercado bursátil.
Y desde la óptica de varios observadores económicos las OPA aporrearon a los fondos de pensiones por la venta inoportuna en los ofrecimientos anteriores, y lesionaron la imagen de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) como gestores de los ahorros de los trabajadores colombianos.
También están quienes piensan que con el ofrecimiento por Grupo Argos aún en marcha, al parecer los expertos alertaron a los fondos de pensiones para que revisaran los detalles de la OPA y no ir a caer en los errores que ya les causaron un detrimento patrimonial de US$1.100 millones, que se reflejará en las cuenta de los afiliados.
Entre los fondos de pensiones con acciones en Grupo Argos figuran Porvenir con una porción que puede llegar a 5,23%, Protección con 4,63%, Colfondos con un 2% y Skandia con 0,52%, es decir que en conjunto podrían tener una participación que supera el 12,38%.
Y es este aspecto en el que surge una serie de inquietudes: ¿Se evaluaron las ofertas sucesivas que hizo el oferente en las OPA por Nutresa y Sura? ¿La Superintendencia Financiera conocía de las OPA sucesivas a precios incrementales? ¿La superintendencia, qué medidas ha tomado como entidad de vigilancia e inspección del sector financiero para proteger el ahorro público? ¿Los fondos de pensiones han adelantado alguna gestión ante la Superfinanciera para recuperar sus recursos que dejaron de percibir por las OPA sucesivas derivadas que lanzó el grupo Gilinski?
Las cartas que ya destapó el banquero
Parte de las metas de Gilinski al invertir en las compañías del GEA están consignadas en los cuadernillos de las ofertas hechas, una de ellas en el de Sura en el que sugiere una alianza estratégica entre las instituciones financieras del conglomerado financiero Sura-Bancolombia y las instituciones que hacen parte del GNB Sudameris, o inclusive una integración de estas dos entidades.
Adicionalmente, insiste en la facultad que tiene como inversionista con una participación relevante en Sura y Nutresa de evaluar la conveniencia o posibilidad de hacer inversiones o desinversiones en algunas líneas de negocio de esos conglomerados.
En ese contexto, entre los interrogantes que surgen se cuenta si en el caso de Nutresa podría plantear algunas escisiones para vender algunas líneas de negocio, o si llegará a tener un peso representativo en Grupo Argos proponer enajenaciones en las actividades de cemento y energía.
Las respuestas son diversas: para algunos las posibles desagregaciones o escisiones en negocios estratégicos no serían viables, toda vez que deteriorarían el valor de empresas claves de sectores productivos como alimentos e infraestructura.
“Sigue siendo un enigma la verdadera intención, aunque claramente está enfocado en Bancolombia y para eso debe debilitar la estructura que protege la propiedad del banco”, comentó un analista.
Desde otra perspectiva hay quienes consideran que el plan de Gilinski es hacer algo que el GEA no logró y es vender líneas o empresas que no estén en el centro o no le agreguen valor a los negocios.
“Lo que él va a hacer es quedarse con los negocios que estén sectores mundialmente reconocidos, con generación de caja muy grande y lo que sea mediano y pequeño lo va a vender”, aseguraron.
Y concluyeron explicando que “de esto solo se beneficiarían compradores de nicho de mercado (market niche) que vean oportunidades de obtener una gran ganancia, aunque con la llegada del Gobierno Petro, las empresas están perdiendo valor y estas hoy no valen lo mismo que valían hace un mes”.
Periodista de economía de El Colombiano. Oidor de tangos. Sueño con una Hermosa sonrisa de luna.