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Editorial | La importancia de las empresas por acciones

Antioquia fue pionera en la democratización accionaria de sus empresas, lo cual originó un modelo de gerencia y de negocios y, sobre todo, contribuyó a crear una cultura de solidaridad y emprendimiento, de la cual podemos sentirnos orgullosos.

  • Editorial | La importancia de las empresas por acciones
20 de diciembre de 2021
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En estos tiempos de ofertas públicas de adquisición (OPA), en los que puede cambiar de manera radical la propiedad de las empresas más grandes de Antioquia, es necesario reflexionar sobre el profundo valor que puede tener la existencia de empresas democratizadas por acciones en el mercado de valores.

El tejido empresarial de una sociedad es una suerte de columna vertebral que alimenta el modo de ser de un pueblo: hay una diferencia sustancial cuando hay un solo señor dueño de una o más empresas o cuando las empresas, vía acciones, son propiedad de decenas o cientos de miles de personas.

Esa diferencia es clave para entender cómo se ha construido la sociedad antioqueña. Las empresas democratizadas por acciones son parte de nuestro ADN. Desde el siglo XVIII, los interesados en la minería decidieron asociarse en compañías por los altos riesgos y el enorme capital que necesitaban. El 15 de marzo de 1777, ante un escribano de Medellín, se dio fe de la primera firma de una compañía, según lo ha documentado el investigador Víctor Álvarez Morales. Se trata, quizá, de la compañía más antigua de la que se tenga noticia en esta región. Y el ejemplo de asociarse se convirtió la norma en Antioquia para todo tipo de emprendimientos: el comercio, la banca, la producción industrial.

Así, entonces, el concepto de asociarse, de sumar esfuerzos para lograr las metas, el sentido de solidaridad que ello implica e incluso las normas éticas que van forjándose para que este tipo de sociedades subsistan se convirtieron en materia prima de las fuertes industrias que surgieron en Antioquia. Pero también, y sobre todo, esos ingredientes fueron amalgamándose para construir la cultura antioqueña. En su mejor versión: la Antioquia solidaria, emprendedora y preocupada por su comunidad.

No sería descabellado decir que eso ha marcado alguna diferencia con otras regiones en las que ha primado la propiedad de individuos sobre las grandes empresas.

Estas reflexiones, por supuesto, surgen en el contexto de las OPA que el Grupo Gilinski ha hecho por dos empresas antioqueñas, Nutresa y el Grupo Sura, hechos que han sacudido a la región y al país. Lo único que nos corresponde pedir es que haya respeto pleno por las normas que rigen el mercado de capitales y, en particular, que aquellos accionistas minoritarios, personas y familias, que no son expertos en el mundo financiero tengan acceso a toda la información que necesitan para tomar una decisión a conciencia.

Por tratarse de dos empresas emblemáticas de Antioquia, nos surge entonces esta reflexión sobre lo que significa la democratización accionaria y los beneficios que ella le trajo a la región y al país.

Ya a principios del siglo XX, de acuerdo con el historiador Luis Eduardo Nieto Arteta, la prosperidad de las familias cafeteras, que eran empresarias en sus pequeñas parcelas, se sumó a esa naciente cultura empresarial y le aportaron una mezcla equilibrada de ambición y prudencia. Así fue formándose una clase media que luego quiso tener participación en las nuevas empresas creadas mediante la propiedad de acciones, aunque fuera de pequeños montos. Nacieron entonces tradiciones como la de dar por regalo acciones en ocasiones especiales de la vida, como el nacimiento o algún cumpleaños. Y así, dice Nieto Arteta, se originó la moderación política que caracterizó a Colombia durante varias décadas.

El hecho de que cualquiera pueda ser empresario y participar en el rumbo y los planes de una gran empresa, así sea con un pequeño capital, creó entre los antioqueños un interés permanente por la innovación, los negocios, las inversiones, la tecnología y los mercados mundiales.

Ese sentido de apropiación general ha creado también, a nivel de la gerencia de estas compañías, un sentido acentuado de responsabilidad con el entorno y con la comunidad. Una prosperidad que se expande y que trata de llegar mucho más allá de sus beneficiarios inmediatos. Estas empresas son internacionalmente reconocidas por su compromiso con la sociedad y por su responsabilidad social y ambiental.

La propiedad impersonal, democratizada, amplia y de fácil acceso, es un legado de Antioquia para Colombia del cual debemos sentirnos orgullosos.

La propiedad impersonal, democratizada, amplia y de fácil acceso, es un legado de Antioquia para Colombia. ILUSTRACIÓN ELENA OSPINA

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