Adquirir casa propia es una de las metas más comunes de las personas cuando buscan organizar sus gastos a largo plazo y prefieren invertir en una vivienda, que seguir pagando un arriendo mensual. Para financiar su compra, pueden acceder a créditos hipotecarios o leasing habitacionales, dos de las figuras más utilizadas para adquirir un préstamo con tasas diferenciadas (ver Paréntesis).
Teniendo en cuenta que con solo el 10 % del precio de un apartamento usted puede acceder a un préstamo, acá le presentamos los pros y contras de endeudarse y la otra opción que existe: el leasing.
Antes que nada, tenga en cuenta que con el crédito hipotecario es el usuario quien asume la propiedad del inmueble, comprándolo por medio de los recursos que la entidad financiera le preste. En cambio, con el leasing la entidad compra y asume los derechos de propiedad, y le permite al usuario habitarlo a cambio del pago de cuotas acordadas por un contrato de cinco a treinta años (puede variar dependiendo de la entidad).
“Con el leasing prácticamente se le paga arriendo al banco”, resaltó Luis Benítez, consultor financiero y director de Insolvencia Colombia. En las cuotas se incluye parte del valor del inmueble y un interés, que es el incentivo para brindar este servicio.
“Esa modalidad tiene menos intereses que un crédito hipotecario, porque implica menos riesgo para la entidad financiera. Por eso es atractiva”, añadió.
Mientras que las tasas de un crédito hipotecario oscilan entre 9,3 % y 14,90 % efectivo anual (E.A.); las del leasing están casi siempre por debajo.