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Minería y turismo, dos caras de una compleja relación

En Jericó, el debate está servido con la futura explotación de Quebradona por cambio en la vocación local.

  • Las calles del pueblo se caracterizan por sus casonas coloridas, típicas del siglo XIX.FOTO Juan Antonio Sánchez

    Las calles del pueblo se caracterizan por sus casonas coloridas, típicas del siglo XIX.

    FOTO Juan Antonio Sánchez

17 de octubre de 2019
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Calles con casonas grandes de colores típicas de la cultura antioqueña del siglo XIX, 1.415 hectáreas de café sembradas en 27 veredas, 256 especies de aves identificadas de las 1.038 que se observan en el departamento; son tres de los mayores atractivos turísticos de Jericó, ubicado al Suroeste. Los habitantes de la zona temen que se vean amenazadas por la entrada en operación de Quebradona, un proyecto minero de Anglo Gold Ashanti (AGA).

En el pueblo, declarado patrimonio en marzo de 2018, hay 12.103 personas, de las cuales el 65 % vive en el casco urbano. El debate está entre coexistir de manera sostenible con las actividades productivas tradicionales y la explotación de cobre por parte de la empresa sudafricana, proyecto que se ubicará a 11 kilómetros de la urbe (ver Para saber más).

Uno de los temores es que ahuyente a los visitantes extranjeros y nacionales que aterrizaron en el territorio. No obstante, el viceministro de Turismo, Julián Guerrero, quien incluso tiene ascendencia jericoana, aseguró que la coexistencia entre la minería y el turismo es posible. “Jericó no tiene por qué perder su vocación turística frente a la llegada de un proyecto minero”.

Según datos del Sistema de Indicadores Turísticos de Medellín y Antioquia (Situr), de los 4,4 millones de personas que llegaron en 2018 (tanto colombianos como de otros países), un 3,9 % visitó el territorio jericoano (ver Gráfico).

Con esto, se convirtió en el sexto municipio más visitado del departamento, después de Guatapé, Rionegro, Peñol, Jardín y Santa Fe de Antioquia, sin contar Medellín.

Pese a que AGA promete poner a disposición de la comunidad medidas concretas que promoverán la coexistencia de otras actividades económicas en la región, entre ellas, el turismo; los jericoanos se han mostrado reticentes a la mina. “Lo que queremos es campo, turismo, desarrollo agroindustrial: lo último que queremos es la minería”, señaló Jorge Mario Correa, guía turístico de la Reserva Natural Virgen de Oro.

Por su parte, Guerrero destacó que un municipio, cualquiera que sea, no tiene que tener una sola vocación: “Hay municipios en el Valle del Cauca que pueden cultivar caña de azúcar, pero además tienen atractivos turísticos como el parque de la Caña de Azúcar, el museo de la Caña de Azúcar o la Hacienda la María; así que no veo una contradicción en que los destinos tengan un potencial turístico y una vocación productiva de otra naturaleza”, puntualizó.

Experiencia de otros lugares

En una de sus operaciones en Brasil: la mina Corrego Do Sitio, en Santa Bárbara, AGA asegura que coexiste con actividades de agricultura, turismo y una reserva natural.

El proyecto está ubicado en el estado de Minas Gerais. El municipio de 30.000 habitantes colinda con una reserva ambiental. Allí, el turismo, la producción de oro y miel, y su patrimonio natural, cultural, religioso y arquitectónico coexisten con la explotación aurífera desde 1987.

Hay dos minas de oro, una a cielo abierto y otra subterránea, desde las que se extraen anualmente más de 125.000 onzas del material.

El exministro de Minas Ramiro Valencia Cossio, visitó esta zona y luego de conocerla de primera mano, dice que pudo evidenciar la implementación de altos estándares de responsabilidad ambiental y técnicas innovadoras de ingeniería con las que trabaja AGA. “Es posible operar una planta de producción en la superficie, rodeada de una gran reserva forestal. Así se demuestra una total coexistencia, y se generan amplias posibilidades de desarrollo para las comunidades”, destacó.

Santa Bárbara es un destino de turismo histórico y religioso, que cuenta con una reserva natural (Santuario de Caraza), la cual tiene una extensión de 11.233 hectáreas y está ubicada a pocos kilómetros del proyecto.

A nivel local, un ejemplo de cómo una industria extractiva puede dinamizar el turismo es la mina de carbón del Cerrejón, en La Guajira. A partir del potencial turístico del departamento, Anglo American y Glencore concretaron alianzas con diversas entidades para desarrollar proyectos que han posicionado la zona como destino para extranjeros. Entre ellos está el Centro de Visitantes de Cerrejón, Wopushüwa, visitado anualmente por más de 15.000 personas, en donde los turistas tienen la oportunidad de conocer sobre la región, su gente, y sus riquezas minerales, geográficas y culturales.

“La Guajira es un claro ejemplo de que ambas actividades se pueden llevar a cabo, tiene un potencial turístico enorme para hacer deportes de agua, conocer las comunidades Wayuú, oferta ecológica, y al tiempo hay un proyecto de minería”, puntualizó el viceministro Guerrero.

Los casos negativos

Pero no todos los ejemplos son positivos. En Segovia y Remedios, municipios del Nordeste antioqueño que producen el 11 % del oro que se extrae en Colombia, según cifras de la Agencia Nacional de Minería, se caracterizan por los altos índices de inseguridad.

Según información de agosto de este año publicada por la Policía Nacional, en Segovia hacen presencia criminal el Clan del Golfo, el Eln y un grupo delincuencial denominado Libertadores del Nordeste, que apareció en 2018 y con quien sostiene una disputa armada con el Clan del Golfo por el control del monopolio de las rentas ilícitas producto del tráfico de drogas y la extorsión.

En otro lado de la geografía colombiana, hay otro debate minero, en el páramo de Santurbán, donde la empresa Minesa solicitó la licencia ambiental para explotar oro y cobre a solo 20 metros del ecosistema.

El colectivo ciudadano Comité Santurbán radicó en junio pasado ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) la solicitud para realizar una audiencia pública ambiental en la cual se pueda debatir si es viable o no el proyecto que estaría ubicado entre los municipios de California y Suratá en Santander.

Esta semana el presidente de la República, Iván Duque, designó al ministro de Hacienda y Crédito Público, Alberto Carrasquilla, como ministro de Ambiente ad-hoc para emitir concepto técnico en el proceso de la licencia. Ante el anuncio, el Comité Santurbán convocó a una Asamblea general extraordinaria el próximo 30 de octubre y a movilizaciones masivas el 17 de este mes, para “evitar condenar a la región a quedarse sin agua”.

Algunos supuestos

Se estima que la mina en Jericó generaría más de 2.000 nuevos empleos en el municipio y proyectan regalías anuales entre 15 y 18,5 millones de dólares. Además, dicen que pagarán entre 67 y 84 millones de dólares en impuesto de renta al año y de 200.000 a 300.000 dólares anuales de predial (local).

Sin embargo, el artículo 231 de la Ley 685 dice que “la exploración y explotación mineras, los minerales que se obtengan en boca o al borde de mina, las maquinarias, equipos y demás elementos que se necesiten para dichas actividades y para su acopio y beneficio, no podrán ser gravados con impuestos departamentales y municipales, directos o indirectos”.

A pesar de que la mina le apunta al crecimiento económico del municipio con una inversión fijada en 55 millones de dólares para explotar 70.000 toneladas de cobre a partir de 2022; el escepticismo es alto. “Si se compara el tamaño de la inversión contra el número de empleos que van a generar, es un aporte mínimo”, agregó Correa.

Ante esto, la compañía responde que no solo va a contribuir con empleos, sino que, precisamente a partir del aumento proyectado en los recursos de regalías e impuestos para Jericó, junto al trabajo de la Fundación Pro-Jericó, “los habitantes del municipio tendrán los recursos necesarios para desarrollar iniciativas que jalonen más visitantes a la región”.

El alcalde de Jericó, Jorge Andrés Pérez, dijo que desde su posición seguirá siendo el vocero de la defensa del territorio y del reclamo de las comunidades. “No vamos a permitir que vengan a cambiar la tradición campesina, cafetera, de personas de buen vivir, por una cultura que trae decadencia: la imposición de cantinas, prostitución y violencia”.

Por su parte, AGA dice ser consciente de las inquietudes y preocupaciones que ha despertado el proyecto minero en algunos grupos de interés con relación al impacto de la mina y de la planta de producción. Para ello, ha dicho que se reunirá con las comunidades para plantearles actividades con las cuales puedan proteger el patrimonio.

Hasta el momento, a la comunidad no le han explicado el impacto ambiental que tendría la explotación minera.

“Es muy grave que impongan a la fuerza una mina que nadie quiere. Ellos deben contar con la licencia ambiental y la social, pero ninguna de las dos la tienen”, reiteró Correa.

Avistamiento de aves

Una de las actividades con mayor auge en cuanto al sector turístico es el avistamiento de aves. De hecho, Correa se encarga de llevar grupos de turistas a contemplar pájaros volando en el paisaje jericoano: cacique candela, guacharaca culirroja, carpintero punteado, entre otras especies, se pasean por las montañas antioqueñas.

“La reserva está pegada a la montaña en la que se va a llevar a cabo el proyecto, entonces, no sabemos si el nivel de ruido que va a causar la mina y los hoyos de contaminación, van a afectar la fauna de la región”, destacó.

AGA dice que contribuirá a la revegetalización y siembra de árboles, como parte de los planes de compensación y rehabilitación. “Se implementarán coberturas vegetales nativas que generarán bienes y servicios que podrán ser empleados por las aves de la región. En este sentido, el proyecto mejorará y promoverá el avistamiento de aves, actividad propia de Jericó que ha atraído a tantos turistas a lo largo de los años”, señalan.

También, entre sus planes tiene actividades para rehabilitar 1.972 hectáreas, ubicadas en áreas para mejorar la conectividad de la fauna silvestre y conservar las áreas de bosque seco tropical, el cual se encuentra hoy prácticamente extinguido debido a diversos factores como las actividades agrícolas y ganaderas.

3,9 %
de los turistas que recibió Antioquia en 2018 visitaron
el municipio.
2.000
nuevos empleos se espera que genere el proyecto cuando inicie su operación.
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