Endeudarse es un mecanismo válido para cualquier Estado si lo que se busca es pagar deudas, financiar proyectos de infraestructura o buscar el camino necesario para reactivar algún sector específico de la economía nacional. En ese sentido, los gobiernos toman la potestad de llevar a cabo una opción financiera de este tipo frente a la banca extranjera o algún organismo como el Fondo Monetario Internacional (FMI).
¿Pero hasta qué punto se recomienda hacerlo, por qué es importante tener en cuenta el momento preciso y qué tanto afectan coyunturas como la calificación de las agencias internacionales o el hecho de un dólar fortalecido frente a las monedas de aquellos países en vía de desarrollo?
“Es muy importante hacerlo cuando se trata de destinar dineros en dos frentes: la realización de proyectos en infraestructura, y también es válido para que la Nación pague otras obligaciones”, aseguró Raúl Ávila, profesor experto en economía de la Universidad Nacional.
Ese último punto es relevante si se tiene en cuenta que agencias como Moody’s, o Fitch califican a los países teniendo en cuenta cuán “buena paga” son para que otras entidades financieras comprendan la capacidad de endeudamiento que tiene un país y bajo ese criterio prestar o no el dinero.
En este punto Colombia se enfrenta ante un problema, pues mientras Moody’s mejora su perspectiva económica, Fitch la mantiene como negativa; situación que le suma al país la necesidad de ser más cauto frente a las deudas internacionales de corto plazo.
Y preocupa la escalada del dólar y la devaluación del peso, que en lo corrido del año llega a 9,65 % entre el valor máximo de Tasa Representativa del Mercado y el mínimo, pues “genera que la deuda que se tiene en la divisa, termine costándole más al país”, recalcó Ávila.