Por alejandra zapata quinchía
Por medio de una alianza estratégica, Asobancaria y la Fundación Saldarriaga Concha lanzaron el proyecto ‘Abriendo Puertas: hacia un mundo sin barreras’, el cual busca promover la inclusión de adultos mayores de 60 años y de personas con discapacidad en el sector financiero colombiano.
Estos dos grupos poblacionales históricamente han tenido un limitado acceso tanto a los productos y servicios financieros, como a sus estructuras organizacionales. Por ejemplo, según datos de la Banca de las Oportunidades, los adultos mayores son el grupo con menor acceso y uso de productos en Colombia, registrando una participación del 86,3% y 58,43% respectivamente (ver gráfico).
Y en el caso de las personas con discapacidad ni siquiera se cuenta con información relacionada con el uso y acceso de este tipo de productos.
De esta manera, con una inversión conjunta de más de $200 millones, este proyecto tiene como objetivo mejorar la experiencia de usuario de estos dos grupos poblacionales en tres canales de atención de los servicios financieros: digital, telefónico y presencial.
Entre las acciones que se llevarán a cabo se incluye una investigación documental y de usuarios. Además, se harán recomendaciones y acompañarán a las entidades participantes a adquirir conocimientos sobre accesibilidad digital y experiencia de usuario.
“Para la banca colombiana es muy importante seguir acercándose a las poblaciones históricamente subatendidas y es por eso por lo que nos unimos con la Fundación Saldarriaga Concha para derrumbar las barreras que dificultan el acceso a productos y servicios financieros”, expresó Valentina Ochoa, directora del Laboratorio de Innovación Social de Asobancaria.
A su turno, el presidente del gremio, Jonathan Malagón, indicó que este año seguirán realizando estudios y proyectos que nos permitan entender las barreras de inclusión financiera de población LGBTIQ+, las personas con discapacidad y las personas mayores y cómo mejorarlas.
Productos con menor acceso
Los depósitos de bajo monto y las cuentas de ahorro fueron los productos que presentaron menor acceso y uso por parte de los adultos mayores en en Colombia.
Según el Informe de Inclusión Financiera 2022 de la Banca de las Oportunidades, el uso de las cuentas de ahorro el año pasado fue al menos del 50 % para todas las edades, exceptuando para los adultos mayores de 65 años, los cuales tuvieron un índice del 44,4%.
En cuanto a los depósitos de bajo monto, el porcentaje de jóvenes de 18 y 25 años que tenían este tipo de producto en 2022 era del 78% (5,3 millones de personas), mientras que el de los adultos mayores fue de solo el 25,6% (1,2 millones).
Entre tanto, el informe también arrojó que los adultos mayores y las mujeres son quienes cuentan con menor acceso a los productos microcrediticios, pues por ejemplo, los mayores de 65 años y los menores de 40 años cuentan con un indicador de acceso a microcrédito por debajo del promedio nacional, mientras que aquellos que se encuentran entre 41 y 65 años lideran el acceso a este producto.
Banca para personas con discapacidad
Desarticular la exclusión financiera es un paso indispensable para combatir las desigualdades en los países. Sin embargo, pese a los avances, al sistema financiero aún le queda mucho por trabajar.
Desde el Instituto Nacional para Ciegos (INC), por ejemplo, han hecho llamados a las entidades financieras a tener un protocolo de atención a la población con discapacidad y a los adultos mayores.
Entre las solicitudes están contar con información general sobre trámites y procesos en sistema de lectoescritura braille; que los cajeros electrónicos cuenten con indicaciones sonoras, además de textos ampliables y marcas en relieve las personas ciegas y los adultos con baja visión, entre otras.
De hecho, desde la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) también han hecho hincapié en la necesidad de que la banca de la región cuente con protocolos que no solo incluyan la capacitación del personal de ventanilla, sino también que se haga una revisión de la infraestructura y distribución geográfica de las sucursales, los horarios de atención, los materiales publicitarios, las plataformas digitales, la gama de productos, los términos de servicio y los mecanismos de quejas.