Antes del cierre de las urnas del Supermartes en Estados Unidos, Emilio Viano había pronosticado que si Marco Rubio no ganaba el favor del electorado en su propio estado, el de la Florida, estaba acabado políticamente. Y así ocurrió.
La lógica del politólogo y docente de la American University en Washington D.C., es que Rubio no había conquistado mucho hasta ayer y si no era capaz de convencer a sus propios electores, cómo se podría pensar, de manera sensata, que la gente de otros estados lo iba a respaldar. Así las cosas, al congresista de ancestros cubanos poco le quedaba por jugarse para aspirar a ser candidato republicano en las elecciones presidenciales del próximo 8 de noviembre.
Y, con Rubio afuera, ¿será que los republicanos cierran filas en torno a Ted Cruz, a fin de meterle palos en la rueda a Donald Trump?
En concepto de Viano, ahí está justamente el dilema del partido republicano. Ellos querían inicialmente a Jeb Bush, pero salió del ruedo. Luego le apostaron a Rubio, también quemado en el tercer supermartes. Sobreviven Cruz, Trump y John Kasich, actual gobernador de Ohio, que logró ganar su Estado y una oportunidad más de supervivencia.
Para el analista, el candidato más opcionado para ser ungido por los republicanos es Cruz, “porque no quieren a los otros”. No obstante, a Cruz tampoco lo ve como una garantía de éxito, dado que representa un ala muy conservadora, muy extremista y apostarle a él sería podría conducir a una desastre en las elecciones generales.