En las selvas viven las dos terceras partes de toda la biodiversidad de fauna y flora del planeta. Rendirle tributo en Medellín a través de una experiencia inmersiva e hiperrealista se logrará gracias a la disposición de un domo geodésico, ubicado en el Parque Comercial El Tesoro, llamado La Selva. En su interior tiene una lona de proyección, y en su exterior, soporta alrededor de una tonelada y media de paja, que lo deja, sin mucho esfuerzo, hacerle creer a todos que es un bohío (casa de forma circular construida en madera, paja y barro).
“Esto implicó cambiar la ingeniería en términos del desarrollo para que pudiera soportar esa carga, de hecho, es la primera vez que en Colombia se hace algo parecido, así que tuvimos que repensar y reestructurar muchos procesos mecánicos que nos permitieran llegar a esta infraestructura”, explica Vito Abarzua, socio fundador y director de tecnología de Lonko Labs, empresa encargada de darle forma a este proyecto.
Además de esto, para crear dicha experiencia, contaron con la asesoría científica de Sergio Carvajal, biólogo e investigador, y con Cristina Romero Ríos, divulgadora científica, quienes en primer lugar se respondieron: “¿Qué es la selva? Porque eso es como un nombre común que se le da realmente a muchos ecosistemas. Empezamos a definirlo, ‘Nosotros científicamente la vamos a entender como un bosque húmedo tropical’, dijimos. Y los bosques húmedos tropicales de Colombia, los más grandes y reconocidos son la Amazonía y el Chocó biogeográfico”, cuenta Cristina.
Partiendo de eso, decidieron escoger a algunas especies de las dos regiones para contarle a la gente cómo es un día allí, pero, “¡oh sorpresa!, una de cada 10 especies de la Tierra vive en esos ecosistemas, es decir, están plagados de vida, entonces elegir de entre ese gran universo de especies, unas pocas para poderlas en el show fue muy difícil”, continúa la divulgadora científica.
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Uno de los criterios que siguieron para su elección fue “las infaltables”, o sea, se respondieron las preguntas: ¿cuál es el imaginario de las personas de los animales que viven en una selva? ¿Cómo no va a haber un jaguar? ¿Cómo no van a estar las guacamayas? ¿Cómo no va a estar la anaconda? Y de igual forma quisieron mostrar otras especies que si bien no son tan conocidas, también tienen un papel fundamental para el funcionamiento de la selva, para generar curiosidad y asombro.
Entonces todos los que vayan a sumergirse en esta experiencia, además del jaguar, las guacamayas y la anaconda, podrán apreciar al delfín rosado, la rana arlequín, la ranita dardo y el osito trueno.
Entre los hongos destacaron los del género Cordyceps o el hongo zombie, que usa el interior de sus víctimas para alojarse en ellos, y entre los vegetales, los elegidos fueron árboles de gran porte, palmas, enredaderas con hojas anchas, bromelias y orquídeas, entre otras. “La biodiversidad rebosante, el misterio, la fuerza, la sorpresa, la ternura y la belleza de la naturaleza estará representada por un selecto grupo de animales y plantas que nos permitirá conectar la selva con las personas en las ciudades”.
Así que mientras Sergio y Cristina cuidaron que tanto la historia como la creación de cada personaje fuera fiel a la realidad de los territorios, Mauricio Abad escribió el guion, pensando de forma especial en generar conciencia sobre la responsabilidad conjunta que se tiene desde la ciudad, de cuidar la selva, y en evidenciar conexiones directas entre su bienestar y el de los demás territorios.
“Las plantas de las selvas capturan grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2), un gas que aporta a la crisis climática, y lo convierten en oxígeno que podemos respirar. Además del oxígeno, en el proceso de la fotosíntesis, también sale vapor de agua que se acumula en el aire formando nubes. Estas se transportan en la atmósfera y generan lluvias, lo que ayuda a regular la temperatura al interior del país”, concluye Cristina, agregando que para mantener la vida en la tierra necesitamos tomar consciencia sobre nuestro modelo de consumo para frenar la deforestación en las selvas. Por eso la idea del domo es no solo diversión, sino que los asistentes aprendan, reflexionen y tomen mejores decisiones en pro de la conservación.
