El nuevo directo del Museo Casa de la Memoria es el abogado Luis Eduardo Vieco Maya, doctor en Estudios Políticos y Jurídicos, un hombre que ha hecho un carrera sostenida en la academia. Cuando se supo de su nombramiento, varios colectivos de víctimas anunciaron que no se le conocía en esos ámbitos, cosa cierta. Hablamos con él sobre los planes que tiene para el Museo.
¿Cuál idea se le viene a la cabeza cuando le preguntan por la Casa de la Memoria?
“El Museo Casa de la Memoria es un proceso de construcción bien bonito que surge como una iniciativa interesante con la finalidad de albergar el conocimiento y la historia de las víctimas. Era muy importante construir el relato de las víctimas desde un contexto de museo y de casa. Aquí lo interesante es ese concepto inicial, porque no es solo una casa, no es un solo museo. Hay que hablar de una combinación, museo y casa de memoria, y eso habla de que es vivo y activo, que trabaja con las víctimas, con las organizaciones sociales, con aliados estratégicos. Desde esa premisa tenemos que generar un plan, una estrategia que permita posicionar al museo como ese espacio de encuentro que reúna a todos sin ningún tipo de discriminación”.
¿Entonces ese es su plan, incluir todas las voces de la ciudad, porque eso se perdió mucho en la primera alcaldía de Federico Gutiérrez?
“Por eso es muy importante entender las dos orientaciones fundamentales del museo. Si uno entiende esas dos orientaciones, puede encaminar su plan estratégico. Hay una parte viva y activa, que es precisamente ese trabajo con las organizaciones, con las víctimas, con todos ellos, y hay otra que es el trabajo museográfico. Ahora, en cuanto a lo que hay que hacer, estamos condicionados por una realidad, y es un tema de infraestructura. El Museo Casa de la Memoria tiene un problema de infraestructura importante que nos obliga, sí o sí, de manera transversal, a hacer un fortalecimiento. Encontramos que el edificio requiere una reparación del manto, que tiene unas similitudes con el manto que recubría a la Biblioteca España, y requiere de una impermeabilización completa. Tenemos problemas de mantenimiento, de filtraciones, de goteras. Dentro de lo que fue la administración anterior, no hubo realmente una inversión en ese sentido, y un aproximado de lo que se tiene, según los estudios preliminares que se han hecho, requerimos una inversión aproximada de 350 millones de pesos para solamente mirar lo que es esa reparación. Y esa plata es solo para reparar del manto”.
Y esto sin contar con la ubicación...
“Sí, por la cercanía con la quebrada hay unos desniveles que hace propenso el museo a unas filtraciones, a inundaciones y realmente no ha habido mantenimiento un trabajos de drenaje. Así que ahí necesitaríamos unas inversiones cercanas a los 250 millones de pesos. Es decir, la casa necesitaría unos 600 millones de pesos. Es evidente que el Museo Casa de la Memoria requería unas inversiones en mantenimiento mínimo anuales, pero no se hicieron. Todos esos gastos condicionan nuestro plan para el museo. Adicionalmente, en el exterior hay un deterioro, como se puede ver en los memoriales, que son tan importantes para las organizaciones, y hay que hacer esos trabajos. Los baños también están en muy malas condiciones, de los siete baños que hay para mujeres, por ejemplo, solo funcionan tres”.
Y, además, el Museo tiene pendiente una segunda etapa...
“Es correcto. Está proyectado en dos etapas. De hecho, me parece muy bonita la segunda etapa, porque estaba construida como una zona de luz, un espacio para resurgir; es un espacio para avanzar en la superación de muchos de los daños que nos genera el conflicto. Esa segunda etapa hace parte de lo que propondremos, al menos, como un factor importante para tener en cuenta por la administración. Sí es necesario el desarrollo de esa etapa. Hay que entenderlo así: hay una etapa con un manto oscuro que nos va a señalar todos los problemas y las dificultades que nos causó el conflicto, y el contraste es esta zona de luz, que yo creo que es la expresión del deber ser, ¿cierto? de cómo superamos el conflicto, cómo reparamos, cómo vamos más allá de lo que ha sido históricamente el conflicto”.
¿Pero usted cree que esta alcaldía va a avanzar en esa etapa, o eso va a quedar descartado?
“Nuestro reto es plantearlo. Nuestro reto es formularlo y disponer de toda nuestra capacidad para que al menos podamos iniciar. Porque creo que las personas se han olvidado de la Casa de la Memoria, de lo que representa, entonces tenemos que hacer visible la necesidad de esa segunda etapa”.
Desde hace mucho tiempo se ha dicho que el Museo debe cambiar su constitución para ser una organización mixta, con una junta independiente a los intereses políticos del alcalde de turno, ¿qué opina de esa idea?
“El Museo responde a un alcalde, pero sin perder el norte de que el trabajo que se hace aquí es por las víctimas. Nuestro plan para mejorar y posicionar el museo es empoderar precisamente a las organizaciones de manera responsable, y que también se permita una transformación del entorno. Para nadie es desconocido que el entorno del museo puede ser un tema complejo, pero que realmente con el empoderamiento de las organizaciones, de las víctimas, de las personas que trabajan esto temas”.
