Con la respiración pesada y entrecortada, el ciclista Rigoberto Urán señaló haber quedado con el mismo cansancio de concluir una etapa del Tour de Francia o de la Vuelta a España luego de terminar de subir la empinada y estrecha calle que conduce a la vereda San José de Sabaneta.
Pese a ser un deportista de alto rendimiento, el pedalista antioqueño señaló quedar “con el corazón en la mano” luego de transitar un complicado tramo de ese corredor que recientemente volvió a hacerse famoso en las redes sociales.
Y es que la inclinación de esta vía, además de generar caos vial sobre todo durante los días lluviosos, ha sido el escenario de múltiples accidentes de vehículos de carga durante los últimos años.
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Este episodio volvió a despertar para muchos el interrogante de por qué Medellín y los municipios asentados en el Valle de Aburrá tiene vías con pendientes tan pronunciadas y tan difíciles de sortear para los vehículos; un interrogante que obliga a pensar tanto en la composición geográfica de la región como en las decisiones de ingeniería que han marcado el levantamiento de la malla vial del área metropolitana.
La geografía del Valle de Aburrá
Desde la geografía, cabe recordar que el Valle de Aburrá es catalogado como una depresión profunda ubicada en inmediaciones de la cordillera central.
Según explica Michel Hermelin, en su artículo Geología y paisaje incluido en el libro Historia de Medellín compilado por Jorge Orlando Melo, el rasgo dominante del Valle de Aburrá es estar atravesado por una estructura conocida como el Sistema de Fallas Cauca - Romeral y Zona de Megacizalladura de Dolores, que entra a la subregión por el Alto de Minas y sale hacia el municipio de San Jerónimo.
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Dicha formación es clave, ya que permite dar cuenta de la historia geológica del Aburrá.
“Hace unos sesenta y cinco millones de años ocurrieron movimientos tensionales con formación de fosas y pilares. Luego se presentaron importantes movimientos predominantemente norte-sur a lo largo del sistema de fallas Cauca-Romeral. Como consecuencia de esos movimientos se habría formado en la zona de Medellín una serie de bloques más o menos levantados entre sí, separados por fallas. (...) el levantamiento de las cordilleras se inició hace unos veinte millones de años y parece haber seguido hasta la actualidad”, escribió en dicho artículo.
Esta descripción es clave, ya que en la misma radica gran parte de la explicación de que la región tenga una geomorfología llena de laderas con pendientes muy pronunciadas y no recomendadas para la construcción.
Si bien desde la década de 1990, con la aparición de la figura de los planes de ordenamiento territorial, sobre todo Medellín se trazó como una de sus metas más importantes no seguir creciendo hacia las laderas, muchas zonas de pendiente ya habían sido colonizadas desde entonces o se continuaron colonizando en otros municipios, como es el caso de Sabaneta y su vereda San José.
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La loma de la vereda San José, Sabaneta
Centrando la vista en el caso de la vereda San José, este ha sido uno de los espacios que mayor debate urbano han suscitado en Sabaneta, ya que, para muchos, las licencias constructivas que allí entregó el gobierno local en años anteriores poco tuvieron en cuenta la capacidad de carga de la zona.
“Los que generaron ese problema fueron los constructores, que en su mala planificación y ejecución del Plan Parcial La Macana nos tienen metidos en el problema más grande del mundo”, expresó en julio de 2024 al alcalde de Sabaneta, Alder Cruz, quien además de ser crítico con dicho licenciamiento ocurrido en el pasado, ha suspendido los permisos de movilidad de varios proyectos constructivos por considerar que no cumplen con las medidas de seguridad para transitar por las vías.
Además de la obvia inclinación de la vía, que pone a máxima presión la capacidad de torque de los vehículos, otros expertos han señalado que variables como los materiales y su desgaste también influyen para que el agarre de los vehículos que transitan no sea el mejor.
“Cuando hay una alta pendiente, la capa de rodadura empieza a erosionarse, entonces van quedando las partículas sueltas y ahí con la fricción de los vehículos se va despegando y generando unas arenas sobre la superficie que no permiten el agarre”, expresó el profesor Jorge Eliécer Cordoba Maquilón, ingeniero especialista en vías de la Universidad Nacional, en diálogo con Noticias Telemedellín.
El investigador añadió que para dichas vías también es clave la construcción de buenos sistemas de drenaje, para evitar que los vehículos sean susceptibles del fenómeno conocido como aquaplaning o hidroplaneo, en el que los vehículos pierden tracción por cuenta del agua.
Frente a la loma de San José, el secretario de Movilidad de Sabaneta, Jorge Torres, señaló que en poco tiempo esperan habitar una nueva vía para vehículos livianos que permitirá bajar la carga sobre la calle 77 sur, la cual se espera pueda convertirse en el futuro en sentido unidireccional bajando en su tramo más complejo.
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