Después de varios días de malos tratos, de acuerdo con sus denuncias, 34 migrantes regresaron a suelo colombiano por el aeropuerto José María Córdova, de Rionegro, luego de pasar el tapón del Darién y ser detenidos por las autoridades migratorias de Panamá. Muchos aseguraron que hasta los hicieron pasar hambre durante días mientras se materializaba su deportación.
Sobre las 8:30 a.m. de este jueves llegó un vuelo charter de la aerolínea Air Panamá al terminal aéreo que presta servicio a Medellín, en un viaje que apenas se demoró 1 hora y 18 minutos, pero que cuando lo abordaron sintieron que finalizaban días de torturas, maltratos y señalamientos únicamente por ser colombianos.
Así lo relató John Luis Perlaza Quiñones, un caleño que estuvo viviendo en Ecuador y tras regresar a su ciudad natal tenía planeado irse para Costa Rica a buscar mejores oportunidades laborales. Por esa razón salió desde Cali el 1 de diciembre y después de varias paradas llegó a Necoclí el 13 de enero, donde ya inició en firme su travesía para cruzar el tapón del Darién, ese paso clave que separa a Sudamérica de Centroamérica y que no tiene paso terrestre, siendo el corredor que desconecta la vía Panamericana.
Salieron desde Capurganá hacia territorio panameño en una embarcación el 25 de enero, la cual fue recibida en altamar por la guardia del país canalero, quienes comenzaron a hacer disparos para reducirlos y posteriormente los capturan para iniciarles el proceso migratorio de vuelta a sus países de origen, bien sea Colombia, Venezuela, Ecuador o cualquier nación africana.
Entérese: Desde Panamá, Marco Rubio alega que en vuelo de deportación de 43 migrantes colombianos hay siete con antecedentes
“Cuando llegamos donde tienen el control ellos, que queda más o menos a dos horas bajando las banderas, a todos los colombianos que pasan por ahí les hacen disparos y los obligan a tirarse al piso boca abajo. No nos dejan hablar e inmediatamente nos amarran, nos esposan y nos comienzan a golpear”, relató Perlaza cuando tocó tierra panameña.
En medio de las golpizas, explicó, los tratan de narcotraficantes, secuestradores, violadores de niño y que los van a torturar, sin importar ninguna clase de protocolos humanitarios. “Nos meten en una celda donde todo el día nos tienen con luces ya nos sacan una hora para que nos bañemos y el consulado puede a la comida. Los guardias panameños se comen la comida, nosotros se comen la fruta ya y nos dan lo que ellos quieren. Nos tratan como muertos de hambre, que nosotros no servimos, que nosotros no somos bienvenidos en Panamá”, dijo este migrante.
Estos migrantes salieron después de las 7:10 de la mañana de este jueves del aeropuerto Marcos A. Gelabert, ubicado en la ciudad de Albrook, pero que presta servicio a Ciudad de Panamá bajo la atenta vigilancia del canciller panameño Javier Martínez-Acha, el ministro de Seguridad panameño Frank Ábrego, el director de Migración, Roger Mujica, y el director de la Autoridad Aeronáutica Civil panameña, Rafael Bárcenas.
Le puede interesar: Petro vuelve a decir que no recibe deportados esposados, ¿habrá respuesta de Trump?
Pese a los malos tratos, en este vuelo los migrantes deportados que llegaron a Rionegro no señalaron que los hubieran traído esposados. Incluso algunos se bajaron del avión levantando sus manos en señal de victoria por el fin de los días de maltrato en Panamá.
Con este grupo ya son más de 1.000 colombianos deportados desde el vecino país que han llegado al terminal aéreo de Rionegro o al aeropuerto El Dorado, de Bogotá. De hecho, es el segundo avión que aterriza en el José María Córdova de esta aerolínea.
Todos los migrantes pidieron un mayor compromiso del Gobierno de Colombia para garantizar un mejor trato mientras los regresan de vuelta al país, evitando así, entre otras cosas, que pasen hambre o los agredan física o mentalmente. También dejaron el mensaje de que no crucen por el Tapón del Darién si no se quieren someter a estos tratos.
“Quiero darle un mensaje al pueblo colombiano de que no inmigren por el Darién. Colombianos en esa ruta no tienen prosperidad de nada. O sea, va a ser detenido, va a ser tratado mal”, concluyó Perlaza.
