El patrimonio arquitectónico del barrio Prado parece estar entrando en una nueva época de recuperación, después de décadas de deterioro y olvido. La Agencia para la Gestión del Paisaje, el Patrimonio y las Alianzas Público-Privadas acaba de anunciar la restauración total de la famosa Casa Ángel, una de las más emblemáticas del céntrico barrio de Medellín.
Este enorme caserón se convertirá en un lugar de alojamiento para estancias cortas, con 18 habitaciones con una arquitectura conservada destinadas para recibir turistas que estén interesados en disfrutar del renaciente ambiente cultural en Prado. “Casa Ángel entrará al mercado como una oferta de alojamiento de estadías cortas, en donde se resalta la propiedad como un bien patrimonial, sin perder su esencia y cultura en el barrio Prado. Buscamos articular la casa a un proyecto donde se resalte el patrimonio, la memoria, la arquitectura y, en definitiva, el pasado”, explicó Tatiana Villegas, arquitecta del proyecto.
La recuperación de Casa Ángel fue posible gracias a una novedosa figura que a pesar de estar a disposición de los propietarios de inmuebles patrimoniales desde hace más de una década apenas el año pasado se materializó. La restauración de esta casa se ejecutó bajo la figura de Compensación por Transferencia de Derechos de Construcción. Para entender de qué se trata hay que rebobinar un poquito.
Hace más de dos décadas la normativa que convirtió a cientos de casas en inmuebles de interés cultural terminó por asestarle el golpe definitivo al barrio, pues las normas paquidérmicas en torno al patrimonio arquitectónico en el país restringen las decisiones por parte de los propietarios de venderlas, hacerles adecuaciones e intervenciones importantes o edificar en esas manzanas. En síntesis, los propietarios quedaron amarrados a unos inmuebles en avanzado deterioro a los que no podían sacarle ningún beneficio. Prado quedó bloqueado, no podía crecer en altura ni tener casas intervenidas, salvo permisos bastante engorrosos y complicados.
Conscientes de la injusticia cometida, en el POT que se formuló para Medellín en 2014 se incluyó una figura vanguardista orientada a garantizar, por un lado, la preservación del patrimonio arquitectónico de la ciudad al tiempo que se les permitía a sus propietarios poder usufructuarse de sus propiedades. Pero como pasa tantas veces con las normativas, esa figura quedó en el papel y en el olvido.
En dicho POT apareció la figura de Compensación por Transferencia de Derechos de Construcción, que contempló soluciones para que los propietarios pudieran beneficiarse económicamente al tiempo que sus inmuebles cobijados con declaratoria patrimonial se conservaban y restauraban. Esta figura estipuló, por ejemplo, que los propietarios pueden vender su derecho de construcción a otro proyecto en otro sector de la ciudad. También que reciban unos recursos para destinarlos en restauraciones y posterior puesta en marcha de proyecto en dichos inmuebles.
El trabajo en los últimos años de la Agencia APP fue clave para destrabar los entuertos administrativos y burocráticos que impedían materializar dicha figura y el año pasado pusieron en marcha varios proyectos con alianzas público-privadas que detonaron una revolución en Prado que ahora comienza a mostrar sus avances concretos.
Casa Ángel fue la primera en ser restaurada, pero otras tres adelantan obras para poner en marcha diferentes proyectos: Casa Roncari, Casa del Poeta y la sede del Ballet Folklórico. En total, el Distrito destinará $3.000 millones para la restauración y adecuación de estos espacios históricos.
A la par de estos proyectos también se adelanta otra ambiciosa iniciativa que promete ser el eje de la oferta de servicios de la zona: Salón Prado, que se construye actualmente en la famosa Casa Blanca, uno de los bienes fiscales del Distrito en Prado, y que mediante alianza público-privada bajo un novedoso modelo concesionado en el sector inmobiliario, se convertirá en un lugar con oferta gastronómica tipo Mercados del Río, además de contar con cuatro bares, un café; un teatro para 120 personas que albergará desde tertulias, cinematecas, presentaciones y eventos privados. Tendrá galería de arte, un coworking, cervecería artesanal, zona de creación para artistas y una imponente terraza.
En los análisis de la Agencia y también que han hecho varios privados interesados en invertir en Prado, hay por lo menos 56 casas patrimoniales que tienen todas las condiciones para ser cobijadas con estas figuras de compensación y alianzas público-privadas para desarrollar proyectos gastronómicos, culturales y artísticos, de alojamiento, entre otros.
Así, pues, va tomando forma la segunda edad dorada del barrio de ensueño que promete lograr que nuevamente la ciudad se vuelque hacia al Centro.