Faltan 12 días para que se termine la actual administración de Medellín y se siguen conociendo renuncias de funcionarios que no quisieron llegar al 31 de diciembre apropiados en los cargos que deben entregar al equipo de Federico Gutiérrez, quien asumirá las riendas de la ciudad a partir del 1 de enero de 2024.
La situación cierra con broche de oro una tendencia que ha caracterizado al gabinete del exalcalde Daniel Quintero: una inestabilidad reflejada en por lo menos 113 cambios en cuatro años solo de secretarios, gerentes y directores de distintas dependencias.
Entre las renuncias más recientes están las de Santiago Preciado, exsecretario de Inclusión Social que hoy funge como director técnico en la Secretaría de Gobierno; Tatiana Beltrán, secretaria de Suministros y Servicios; Ana María Valencia, subsecretaria de Ciudad Inteligente; Melissa Franco, directora técnica de Participación Ciudadana y Laura Mejía, subsecretaria de Organizaciones Sociales.
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Campañas permearon cambios
Lo cierto es que casi desde finales del primer año de gobierno de Quintero, quien también dejó tirado el cargo desde el 1 de octubre pasado para hacer campaña electoral por su candidato a la alcaldía Juan Carlos Upegui, se empezó a notar una inestabilidad en el gabinete que luego creció de forma acelerada.
Esta estuvo determinada por cambios constantes en las cabezas de secretarías, gerencias y entidades descentralizadas, es decir, aquellas como Metroparques, EPM, Ruta N, Isvimed o el Inder. En algunas dependencias se cuentan hasta cuatro y cinco relevos. A esto se suma que los relevos han sido también múltiples entre cargos de menor rango, como subsecretarios, líderes de programa y contratistas.
Los movimientos constantes estuvieron marcados por varias causas, pero la participación en política fue una de las más repetidas. Entre las renuncias están algunas de funcionarios de carácter muy técnico que no aguantaron los manejos ni los escándalos frecuentes de esta administración por presunta corrupción.
Juliana Martínez, la primera secretaria de las Mujeres; Carlos Cadena, el primero de Movilidad; o Lina Gaviria, la primera de Cultura pueden contarse en este grupo. Pero otra razón de las salidas es que Quintero ha pedido la renuncia de algunos funcionarios afines a concejales que no lo apoyaron en algún momento, tal como sucedió con Mónica Alejandra Gómez, a quien sacó en 2021, luego de que Luis Bernardo Vélez le votara negativo el proyecto para transformar el aeropuerto Olaya Herrera.
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Sin embargo, el motivo más recurrente por el que ha habido cambios en el gabinete, y el que más indignación ha generado, es la participación en política. Para la campaña del entonces candidato presidencial Gustavo Petro, Quintero dispuso de varios de sus principales alfiles para que consiguieran los votos en Medellín.
Entre quienes salieron para este fin están Juan Carlos Upegui, de la No-Violencia; Juan Pablo Ramírez, de Inclusión Social; Esteban Restrepo, de Gobierno; Juliana Colorado, de Medio Ambiente; Carlos Mario Mejía, de Movilidad; Ana María Valle, de Mujeres; Eleonora Betancur, de la Agencia de Cooperación e Inversión (ACI); y Farlin Perea, de Etnias.
Unos meses después de pasadas las presidenciales, y sin cumplir la expectativa de votos logrados para Petro en Medellín, se dio otra desbandada en el gabinete para asegurar la continuidad del gobierno Quintero en las elecciones regionales y expandir el proyecto político de Independientes en otras ciudades.
Entre ellos salieron Deninson Mendoza, gerente de Telemedellín; María Camila Villamizar, entonces secretaria de Gobierno; Santiago Bedoya, de Juventud; Luis Giraldo de la No-Violencia; Juan José Aux, de Comunicaciones; Andree Uribe, de Salud; Juan Guillermo Berrío, de Participación; Alejandro Arias, de Desarrollo Económico; Karen Delgado, de Suministros y Servicios; Sergio López, director de Planeación; y Hugo Díaz, de Buen Comienzo.
En esta segunda ocasión también volvió a renunciar Juan Pablo Ramírez, pues luego de las presidenciales lo recibieron de nuevo en el gabinete, esa vez como secretario de Gobierno. Esta es la otra característica de la administración Quintero: funcionó como puerta giratoria para varios que hicieron la tarea de buscar votos en las campañas.
Otro ejemplo de ello es la gerente Perea, quien volvió otra vez a la Gerencia Étnica después de las presidenciales, pero renunció de nuevo en enero de 2023, luego de que el presidente Petro la designara como gobernadora encargada del Chocó, ante los problemas por presuntas irregularidades en contratación que enfrenta Ariel Palacio, el gobernador elegido en 2019. Después de eso, a mediados de este año, volvió a su puesto en Medellín.
Además de puerta giratoria, el gabinete también ha servido para hacer enroques. Es decir, varios funcionarios ocuparon dos o tres cargos de alto nivel, es el caso, de nuevo, de Ramírez, quien fue secretario de Participación, Inclusión Social y Gobierno. O Villamizar, que fue secretaria Privada y de Gobierno; o Arias, que estuvo en Gestión Territorial y en Desarrollo Económico.
Hay otros casos como el de Maryori Londoño que fue directora técnica en Inclusión Social, subsecretaria de Desarrollo Rural, gerente de Corregimientos y, ahora, directora del Inder.
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De los nombramientos que se hicieron en 2020 en el gabinete solo dos personas permanecen en sus cargos sin alteraciones. Patricia Llano, gerenta de Diversidades, es una de ellas. El otro es el secretario de Seguridad José Gerardo Acevedo, quien parece que terminará invicto el periodo.
Los elogios de Quintero a Acevedo por su desempeño en temas como la reducción de homicidios contrastan con las críticas que el exmandatario hace a la seguridad en la pasada administración, pues en ella tuvo mucho que ver el hoy secretario, ya que estuvo como comandante de la Policía Metropolitana, de la que dependen en gran parte los resultados.
En todo caso, tanto movimiento ha puesto en entredicho la efectividad de la gestión en las distintas dependencias y, por lo tanto, el cumplimiento de los indicadores del plan de desarrollo que Quintero prometió cumplir tras posesionarse en 2020, cuando no se sabía que renunciaría tres meses antes de que se terminara su periodo ni que a estas alturas tendría ítems en un 0% de ejecución.
