El billete de más alta denominación en Colombia -el nuevo de 100 mil pesos- alcanza para una buena cena, ver una película en cine y comerse un helado. Equivale a unos 33 dólares estadounidense.
En Venezuela, el billete de más alta denominación -el de 100 bolívares- alcanza para un pasaje en transporte público urbano o un caramelo. Equivale a 0,15 dólares en el cambio oficial, pero en el mercado negro vale 0,02.
Con una moneda tan devaluada, los venezolanos se ven obligados a canjear sacos repletos de dinero por un par de tenis o un televisor. Entonces, si el bolívar vale tan poco y se necesitan tantos billetes para comprar cualquier cosa, ¿por qué el presidente Nicolás Maduro ordenó esta semana recoger todos los billetes de 100 y cerrar por 72 horas la frontera con Venezuela?
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El argumento de Maduro es que los billetes de 100 bolívares son sacados de Venezuela a través de la frontera con Colombia y caen en manos de las “mafias” de la ciudad de Cúcuta, en Norte de Santander.
Según el presidente del país vecino, “las casas de cambio están en manos de mafias, vinculadas a la ultraderecha anti-venezolana y ellos han establecido una manipulación político-ideológica para fijarnos lo que llaman el dólar Cúcuta, y a partir de allí han creado una centrifuga para extraer el billete de cien bolívares”. El objetivo, asegura el mandatario, es desestabilizar la economía de Venezuela.
Pero la retórica de Maduro puede traducirse en términos mucho más prácticos, que logran explicar, sin teorías conspirativas, el porqué de la decisión.
Una investigación del Estado venezolano reveló recientemente que, por lo menos desde hace dos años, los billetes de 100 bolívares son sacados de venezuela para quitarles la tinta e imprimir dólares falsos.
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Los billetes venezolanos, dice la investigación revelada por la cadena Telesur, han sido encontrados en bodegas de Suiza, Polonia, Ucrania, España, Alemania y República Checa.
Es decir que las supuestas mafias no estarían interesadas precisamente en crear un caos económico en Venezuela, como dice Maduro, sino en conseguir papel moneda barato y de calidad para imprimir billetes falsos.
Conspiración o no, a los venezolanos les quedan tres días para llevar a los bancos todos los billetes de 100 bolívares que tengan en sus casas.
“La gente llega con cajas, maletas y bolsos llenos de billetes de 100 a depositarlos en sus cuentas”, dice un cajero del Banco de Venezuela, quien se siente en riesgo por la cantidad de dinero en efectivo que acumulan en este momento las sucursales bancarias.
El Gobierno de Venezuela ya anunció que pronto se imprimirán billetes de nuevas denominaciones que obedecen a las necesidades de una economía golpeada por la inflación: el más alto será de 20.000 bolívares.
Mientras tanto, los venezolanos que manejen dinero en efectivo tendrán que andar, literalmente, con arrumes de billetes en sus maletines.
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