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Trump muestra dientes, pero baja la tensión

Aunque la posibilidad de una confrontación armada sería menor, el panorama sigue siendo difuso.

  • Aunque la posibilidad de una confrontación armada sería menor, el panorama sigue siendo difuso. FOTO AFP
    Aunque la posibilidad de una confrontación armada sería menor, el panorama sigue siendo difuso. FOTO AFP
Trump muestra dientes, pero baja la tensión
09 de enero de 2020
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Hablando de paz, pero haciendo un inventario de la potencia de su ejército, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio muestras de querer desescalar el enfrentamiento entre ese país e Irán, aún cuando de fondo pretendía dejar un mensaje de poderío militar. “Mientras yo sea presidente, Irán no podrá tener armas nucleares”, afirmó aún antes de saludar.

Tras el bombardeo iraní contra las bases de Al Asad y Erbil en Irak, donde estaban desplegadas tropas estadounidenses, efectuado en represalia por el asesinato del general Qasem Soleimani, la respuesta oficial de la Casa Blanca fue mesurada y resta tensión al panorama en Medio Oriente.

“No se perdieron vidas estadounidenses o iraquíes”, afirmó Trump, contradiciendo el balance previo hecho por el Gobierno de Teherán, que aseveró que al menos 80 militares norteamericanos habrían muerto en la ofensiva. El mandatario, sin embargo, dejó en el aire la posibilidad de tomar medidas violentas, señalando que “aún EE. UU. contempla todos los escenarios posibles”.

Trump anunció que recrudecerá las sanciones económicas contra el país islámico y llamó a los estados integrantes del pacto nuclear con Irán a abandonarlo, así como a incrementar su presencia en Medio Oriente.

Panorama difuso

Para algunos analistas, el discurso de Trump estuvo lleno de contradicciones, al punto que no es claro lo que pueda ocurrir en un futuro inmediato. Es el caso de Emilio Viano, profesor de la American University, quien considera que aunque el mandatario dice estar abierto al diálogo, “no plantea ninguna estrategia, ningún mapa”.

“Podría haber planteado la propuesta de encontrarse con el presidente Hasan Rohaní en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, o el envío de representantes de ambos países a un territorio neutral para dialogar. Pero no ofreció ningún sendero para llegar donde él dice que quiere llegar”, dijo el experto.

Para Viano, tampoco quedó claro si el verdadero objetivo de Trump es cumplir su promesa de campaña de retirar las tropas estadounidenses de Medio Oriente: “Él ha dicho en repetidas ocasiones que no le gustan las guerras eternas, que cuestan mucho dinero y que EE. UU. tiene que reclamar a sus soldados para que regresen a casa. Pero, por otro lado, enfatiza en la necesidad de que los países de la región acepten la presencia norteamericana ufanándose de la lucha contra Isis y de todos los recursos que se han invertido en la región. Parece que él está buscando una retirada, hay varios escenarios posibles, pero ninguno de ellos es confiable”.

Pero para el profesor de la Escuela de Gobierno de la U. de Los Andes, Sebastián Bitar, aunque EE. UU. viene hablando de retirarse de Irak desde 2003, no lo va a hacer: “Eso crearía un vacío de poder muy grande, que beneficiaría a países que no tienen los mismos intereses que EE. UU. Quedaría una región muy inestable y en manos de sus rivales”.

Para el académico, el discurso de Trump “tuvo el buen atino de bajar la tensión. No querían una guerra, no había un plan militar de ninguno de los dos lados, pero ambos querían mantener una imagen de fuerza ante el mundo”.

Por su parte, Janiel Melamed, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte, considera que si bien se redujo la tensión militar, “Trump fue enfático en mostrar una postura muy reacia a Irán y mantener la tensión política”.

Para el académico, el riesgo de entrar en una confrontación para lograr la muerte de Soleimani fue “calculado”, porque “lo que ahora hace Trump es cambiar las reglas de juego: anteriormente, entre Israel e Irán ya había enfrentamientos directos en territorio de Siria, pero nunca antes Estados Unidos había hecho un ataque a ese nivel a un militar iraní. En este sentido, termina dándole un tributo a un objetivo fundamental para la política exterior estadounidense y es el cambio de las normas de juego a los que estaba acostumbrado el régimen iraní. Si bien esperaban respuestas directas por parte de Israel a sus tropas, ahora tienen que incluir en sus cálculos ese tipo de respuestas por parte de EE. UU.”.

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días ha durado la escalada de violencia entre EE. UU. e Irán en territorio iraquí.
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