El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, elogió este miércoles el nivel de inglés del presidente de Liberia, Joseph Boakai, a pesar de que es el idioma oficial de este país africano.
Liberia es la república más antigua de África subsahariana. Fue fundada en 1822 bajo los auspicios de Estados Unidos para esclavos negros emancipados. El inglés es su lengua oficial y la más utilizada en todo el país.
“Gracias, y qué buen inglés (...) ¿Dónde aprendiste a hablar de esta forma tan hermosa? ¿Dónde estudiaste? ¿En Liberia?”, preguntó Trump a Boakai, al recibir a cinco presidentes africanos en la Casa Blanca para hablar de comercio, sobre todo de explotación de minerales.
Lea más: Gobierno de Donald Trump demandó al estado de California por permitir competir atletas transgénero en las instituciones
Boakai estaba de espaldas a los medios de comunicación, lo que hacía difícil evaluar su expresión facial, pero su respuesta lacónica denotaba incomodidad. “Sí, señor”, respondió a la última pregunta.
Trump, rodeado de presidentes francófonos de otras naciones de África Occidental, siguió con el tema.
“Pues es muy interesante. Es un inglés hermoso. Hay personas en esta mesa que no hablan ni de cerca tan bien”, comentó el republicano.
Presidente desde 2024, Joseph Boakai estudió en la Universidad de Liberia, en la capital Monrovia, así como en la Universidad estatal de Kansas, en el centro de Estados Unidos.
¿Qué hay detrás de la visita de presidentes de países africanos a EE. UU.?
Los presidentes de Liberia, Senegal, Mauritania, Guinea-Bissau y Gabón fueron invitados a esta reunión centrada oficialmente en cuestiones comerciales, de inversión y de seguridad, según responsables consultados por la AFP.
Sin embargo, al inicio del almuerzo de trabajo, Trump dejó clara la razón principal de estas invitaciones, al calificar ante la prensa a los cinco países como sitios de “lugares vibrantes, tierras muy valiosas, grandes minerales, grandes yacimientos de petróleo”.
“África tiene un gran potencial económico, como pocos otros lugares, en muchos sentidos”, añadió, al precisar que quería aumentar la implicación de Estados Unidos en el continente africano.
Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha defendido una diplomacia basada en principios transaccionales y ha situado los minerales en el centro de las negociaciones con numerosos Estados extranjeros como Ucrania o en el marco del acuerdo de paz entre Ruanda y la República Democrática del Congo.
Los cinco presidentes africanos invitados lideran países ricos en minerales, especialmente en oro y tierras raras, componentes fundamentales para la economía mundial, en particular para los aparatos electrónicos y los vehículos eléctricos.
“Tenemos minerales, tierras raras, minerales raros. Tenemos manganeso, tenemos uranio y tenemos buenas razones para creer que tenemos litio y otros minerales”, destacó el presidente mauritano, Mohamed Ould Cheikh El Ghazouani.
El presidente senegalés, Bassirou Diomaye Faye, quiso “tranquilizar a todos los inversores estadounidenses sobre la estabilidad política” de su país y sobre “su entorno normativo favorable”, antes de destacar sus ricos recursos en petróleo y gas natural.
Elogiando las cualidades como golfista del presidente estadounidense, también le sugirió que invirtiera en la creación de un club en Senegal.
Paralelamente a estas conversaciones comerciales, según The Wall Street Journal, Washington intentó convencer a los cinco países para que acepten acoger a personas deportadas por Estados Unidos rechazadas por sus países de origen. Sudán del Sur ya ha accedido a este mecanismo.
Esa cumbre se produce pocos días después del desmantelamiento oficial de la Usaid, la agencia de desarrollo internacional de la que se beneficiaban muchos países africanos.