Su estructura parece más un edificio acostado de apartamentos de esos que se les llama en Colombia viviendas de interés social; aunque volviendo a mirar esa gran mole que flotará sobre el mar del Canal de la Mancha, parece una cárcel para los más bravos convictos.
Pero esa estructura flotante no es ni lo uno ni lo otro, es el barco en el que el Reino Unido meterá a los migrantes que lleguen a sus costas de manera irregular. Tendrá 222 habitaciones y, como está determinado inicialmente, albergará a 506 personas, todos hombres.
El nombre de esta embarcación para los migrantes irregulares es Bibby Stockholm, y es parte de la nueva normatividad que quiere implementar Reino Unido para desmotivar la llegada de extranjeros sin la documentación legal a través del Canal de la Mancha.
“No podemos seguir manteniendo una situación en la que se gastan seis millones de libras esterlinas diarias (6,8 millones de euros) en hoteles para inmigrantes ilegales. Prometí que haría todo lo necesario para acabar con esto y para reducir la presión sobre las comunidades que deben convivir con esos hoteles. Por eso, estamos buscando alternativas como la embarcación que hemos anunciado”, manifestó el primer ministro británico, Rishi Sunak, en la presentación de la nueva ley.
La iniciativa de un barco flotante para “guardar” a los migrantes, hace parte de la promesa que el mismo Sunak hizo hace apenas una semana cuando en un discurso ante el parlamento británico aseveró que “detendría la llegada de migrantes” por el Canal de la Mancha.
Causó rechazo
El gran barco que alojará a los migrantes ya está en las costas aguardando a que lleguen los primeros huéspedes. Según la información oficial, las habitaciones dobles están dotadas con buenas esteras o camas, baños privados, ventanas al exterior y armarios.
Además, hay zona de bar, tiene Wi-fi y los migrantes están en la libertad de salir y entrar del barco cuando lo deseen, para lo que se dispuso de una flotilla de buses que los moverá por la zona.
Pese a todas las comodidades, la iniciativa no contó con el respaldo esperado y voces autorizadas como la de Christina Marriott, directora ejecutiva de Estrategia y Comunicación de la Cruz Roja británica, manifestó a medios de comunicación, entre ellos El País de España, que “este tipo de alojamientos no sirve para ofrecer la ayuda que necesitan todas esas personas que han sufrido el trauma de tener que abandonar sus hogares”.
La posición de Enver Solomon, director ejecutivo de Refugee Council, no distó mucho de la expresada por Marriot y ha manifestado que “una residencia flotante no es capaz de facilitar el apoyo, la dignidad o el respeto que merecen estas personas”.
El repudio a la iniciativa se sumó al rechazo a las normas aprobadas contra la migración en la que se habla de que los migrantes irregulares no podrán pedir asilo en el país.