Una sentida sonrisa en una zona limítrofe que durante décadas solo parecía dejar espacio para la hostilidad, fue la primera postal de la reunión entre el líder supremo norcoreano, Kim Jong-un, y el presidente surcoreano, Moon Jae-in, apenas la tercera cumbre entre mandatarios de los países vecinos y rivales desde que finalizó la Guerra de Corea (1950-1953).
El dictador se acercó caminando ante un impávido Moon, con una sonrisa de oreja a oreja e insólitamente amistosa, mientras sabía que no solo las decenas de soldados y periodistas presentes de lado y lado de la Zona Desmilitarizada lo observaban, sino que a la vez todo el mundo lo hacía vía satelital. Al llegar donde su interlocutor se estrecharon la mano y se dijeron unas cuantas palabras, tras lo cual procedieron a la Casa de la Paz de Panmunjom para iniciar la negociación.
Horas después, con los fotógrafos ya adentro del recinto, se vio a los dignatarios en un clima distendido, hasta bromeando. La declaración que habían firmado intentaba no dejar lugar a matices: había un compromiso por la “desnuclearización total” de la península de Corea y la cooperación para lograr una “paz permanente”.
No antes de que finalizara el intercambio entre las dos Coreas, ambos mandatarios cruzaron constantemente en ambas direcciones el paralelo 38 norte, incluso cogidos de la mano, como símbolo de que se iniciaba una nueva era que iría haciendo cada vez más obsoleta esa división territorial.
El optimismo se tomó los discursos finales de los mandatarios: “No habrá más guerra en Corea. Con esta declaración abrimos una nueva era”, dijo Moon en una comparecencia conjunta con su similar del Norte.
Kim, por su parte, destacó: “el mundo nos observa. Lo acordado nos ayudará a evitar que se repitan los errores del pasado. El Norte y el Sur son un mismo pueblo y no deben volver a enfrentarse, sino avanzar juntos hacia la unificación”.
¿Qué tanto se avanzó?
El tono, los gestos, la voluntad que expresaron los jefes de Estado de dos naciones que llevan 65 años en una rivalidad contenida entre el sigilo y el discurso amenazador, conforman sin duda un hecho histórico para Corea. ¿Pero qué pasos reales se dieron para que se salga por la vía negociada de esa hostilidad?
EL COLOMBIANO dialogó con expertos. En opinión de Juan Carlos Ruiz, doctor en Ciencia Política de la Universidad de Oxford y docente de la Universidad del Rosario, hay pasos evidentes en esa dirección.
“Si bien durante el gobierno de Bill Clinton en EE. UU. se había alcanzado a hablar de una mediación de Jimmy Carter para una inspección de las instalaciones nucleares norcoreanas, esta es la primera vez que las dos Coreas acuerdan no solo su compromiso por desnuclearizar la región, sino incluso para que haya la posibilidad —muy remota— de la unificación”, argumentó.
En cambio, para Juan David Escobar, director del Centro de Pensamiento Estratégico de la Universidad Eafit, “no es realmente un ‘salto cuántico’ para uno decir que se trata de algo novedoso. Esas mismas cosas ya se han comentado antes. El hecho de que digan que se da por finalizada la guerra de Corea, es algo simbólico, porque ese conflicto está terminado hace rato. En realidad hace 60 años no están peleando. Simbólicamente es como para hacer titulares, pero realmente no se ve una transformación de momento”, advirtió.
El experto recuerda que en décadas pasadas ya se pactaron intercambios productivos y económicos como las fábricas surcoreanas en las que podían trabajar norcoreanos. “Pasos avanzados ya se tenían, entonces es más un asunto retórico”, agregó.
Claves para consolidar paz
En lo que sí coinciden los académicos es que esta fue una reunión de mínimos, y que prepara el que será el diálogo real, en el que tendrán parte los poderes mundiales implicados en la disputa: China y Estados Unidos.
¿De qué depende de que esta no sea una intentona más por pacificar la región? Para Escobar “resta ver en qué están dispuestos a ceder los verdaderos actores regionales, que son los que tomarán las decisiones. Hasta no ver eso no se debe aplaudir”.
Para Ruiz, “no solo va a ser el levantamiento de las sanciones contra Corea del Norte, sino ayudas cuantiosas para recuperar su economía”.
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ojivas nuclares tendría Corea del Norte, según el Boletín de Científicos Atómicos.