Los 83 migrantes del Open Arms desembarcados anoche en el puerto italiano de Lampedusa han pasado su primera noche en un centro de acogida en la isla después de haber pasado revisiones médicas en el mismo muelle.
Pasada la medianoche terminaban de desembarcar los migrantes tras permanecer 19 días a bordo del barco humanitario español y en virtud de una orden de la Fiscalía de Agrigento (Sicilia) que ordenó la incautación de la nave y el desembarco inmediato de los rescatados.
Los migrantes fueron visitados por dos médicos del ambulatorio de Lampedusa además de otros dos llegados desde Palermo, un dermatólogo y un ginecólogo, que no encontraron problemas de salud en ninguno de ellos.
Tras ello, fueron trasladados en autobuses al centro de acogida.
Mientras, el barco Open Arms, incautado temporalmente por la Fiscalía de Agrigento, ha partido del puerto de Lampedusa y se dirige a Porto Empedocle, en Sicilia.
La fiscalía ha confiado la nave al propio capitán del Open Arms, Marc Reig.
El fiscal de Agrigento, del que depende Lampedusa, Luigi Patronaggio, decidió la incautación y desembarco después de subir a bordo de la nave española ayer acompañado de varios médicos para verificar el estado de los migrantes y la situación a bordo.
Según fuentes del procedimiento, el fiscal ha tomado esta decisión a instancias de la organización al amparo del artículo 328 del Código Penal, que castiga con entre seis meses y dos años al funcionario que haya omitido su deber que “por razones de justicia o de seguridad pública, o de orden público o de higiene y salud, debe ser cumplido sin retraso”.
Esta Fiscalía investigaba un presunto delito de secuestro de personas, no dirigido contra nadie en concreto, para determinar por qué no pudieron desembarcar los migrantes en Italia a pesar de que un tribunal tumbó la orden del ministro del Interior, el ultraderechista Matteo Salvini, de que el barco no entrara en aguas territoriales de este país.
Mientras, el buque Audaz de la Armada española que zarpó ayer de la base naval de Rota (Cádiz) hacia Lampedusa para hacerse cargo de los migrantes rescatados por el Open Arms y acompañar a este barco al puerto de Palma de Mallorca, continúa su trayecto aunque ha reducido su velocidad.
Ello en espera de saber qué deciden las autoridades italianas sobre los migrantes, ya que se desconoce en estos momentos si se pondrá en marcha el reparto de inmigrantes entre los seis países de la UE que se habían ofrecido a acogerlos.
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El Ocean Viking
Tras el desembarco del Open Arms en la isla italiana de Lampedusa, ahora es el turno del barco humanitario Ocean Viking, con 356 migrantes a bordo, que este miércoles seguía a la espera de que las autoridades italianas le permitan atracar.
El Gobierno italiano no respondió a ninguna de las constantes peticiones de desembarco del Ocean Viking, la última embarcación humanitaria en el Mediterráneo, aseguró este miércoles Frédéric Penard, director de operaciones de SOS Méditerrannée, que opera con este barco junto con Médicos sin Fronteras.
Por décimo día consecutivo, el Ocean Viking se encuentra prácticamente detenido en el canal de Sicilia, entre Malta y Lampedusa.
Después de que las autoridades maltesas le prohibieran en el último momento abastecerse con agua y combustible, la tripulación debe dosificar sus recursos.
Ante jóvenes africanos que vivieron una dura odisea antes de ser rescatados en el Mediterráneo, los responsables del Ocean Viking se cuidaron de explicarles la situación crítica en el Open Arms que llevó a algunos de sus tripulantes a lanzarse al agua e intentar llegar a las costas de Lampedusa nadando.
“Como está previsto en el derecho marítimo, pedimos los primeros auxilios el 9 de agosto a los centros de coordinación de rescates en el mar de Italia y Malta para que designaran un puerto en el que poder desembarcar a las personas rescatadas. Por ahora, no obtuvimos ninguna respuesta de Italia y otra más bien negativa de la parte de Malta”, explicó Penard.
Según este responsable de la oenegé, “varios estados europeos quieren terminar con estas resoluciones caso a caso y establecer un sistema” europeo de acogida de migrantes.
“Es esto lo que pedimos, pero estas personas deben desembarcar de inmediato. No puede ser que las negociaciones europeas tengan lugar al mismo tiempo que trescientas personas se encuentran bloqueadas en el mar en difíciles condiciones”, añade.
“¿Dónde vamos? ¿Cuándo llegaremos?”
Ninguno de los migrantes a bordo siguió la crisis política en Roma, con la dimisión del primer ministro Giuseppe Conte, pero sí que empezó a correr la noticia del desembarco del Open Arms, tras 19 días en el Mediterráneo.
“¡Qué Dios nos escuche!”, pide Hanil, un sudanés de 22 años presente en el Ocean Viking, junto con su hermano pequeño Adam, con el que abandonó su país hace cinco años.
Los 85 migrantes que la embarcación de SOS Méditerrannée rescató en primer lugar el 9 de agosto ya llevan 13 días a bordo.
“¿Sabéis dónde vamos? ¿Sabéis cuándo llegaremos?”, preguntan a menudo estos migrantes.
Unas preguntas que desembocan en la exasperación, lo que favorece que, en contadas ocasiones, se hayan producido algunas peleas a bordo fruto de la inactividad, la falta de higiene y, sobre todo, la incertidumbre.
Sam Turner, responsable de la misión de Médicos sin Fronteras en Libia, aseguró este miércoles que “no solo se está alargando el sufrimiento de estas personas en el Mediterráneo, sino que otros morirán, ya que nos impiden realizar nuestras operaciones de rescate”.
Turner recordó que, según los guardacostas libios, cerca de la mitad de las pateras de migrantes que zarpan de Libia suelen naufragar, lo que significa que “centenares de personas desaparezcan sin dejar rastro”.