El presidente Donald Trump aún no reconoce el resultado de las elecciones de Estados Unidos, que arrojaron al demócrata Joe Biden como ganador de la contienda del pasado martes 3 de noviembre, en la que el republicano esperaba conseguir la reelección.
Desde la semana pasada el mandatario de 74 años instauró seis demandas contra el conteo de los sufragios en Georgia, Michigan, Nevada y Pensilvania, los estados en los que los resultados preliminares arrojaban su derrota y cuyos votos electorales eran necesarios para que se quedara otro periodo en la Casa Blanca.
Trump espera que alguno de esos litigios consiga avanzar en las instancias judiciales. Es tal su apuesta a insistir en su reelección que aún no acepta su derrota. El sábado, horas después de que se conocieron los resultados, continuó compartiendo el Twitter el mensaje de que era el ganador de los comicios, publicaciones que han sido calificadas como “dudosas” por esa red social.
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El presidente busca que los tribunales le quiten la validez al los votos anticipados que llegaron por correo y que fueron computados en las horas posteriores al 3 de noviembre. Esto, debido a que al comienzo del escrutinio, cuando se estaban tramitando los primeros sufragios que se efectuaron de manera presencial ese martes, él llevaba la delantera en lugares como Georgia, Michigan y Pensilvania, pero la tendencia giró cuando se contaron los votos anticipados.
David Castrillón, investigador de Sistemas Internacionales de la Universidad Externado, explica que el éxito de esas demandas depende de la evidencia que el equipo jurídico del republicano logre presentar ante la justicia sobre las supuestas irregularidades.
“Las cortes no van a dejar que él tome un estado u otro simplemente porque insiste que hubo fraude. La etapa legal del proceso electoral empieza este lunes y hasta ahora todos los rumores del presunto fraude han sido desmentidos”, afirma el experto. Para Castrillón este escenario es diferente al del 2000 cuando también hubo una demanda sobre los comicios.