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Huella de EE.UU. en Colombia: ¿por qué mirar sus elecciones?

  • Estados Unidos es el principal destino de las exportaciones domésticas. Según el Dane, el envío de productos en septiembre significó el 29,6 % del valor del mercado (US$ 750,4 millones). Foto: Colprensa
    Estados Unidos es el principal destino de las exportaciones domésticas. Según el Dane, el envío de productos en septiembre significó el 29,6 % del valor del mercado (US$ 750,4 millones). Foto: Colprensa
02 de noviembre de 2020
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Fue el 19 de junio de 1822 cuando Simón Bolívar designó a uno de sus funcionarios como el primer encargado de negocios de la Gran Colombia en Estados Unidos. Su nombre, Manuel de Trujillo y Torres, un diplomático hispanoamericano que se presentó ante el gobierno del presidente James Monroe y se convirtió en el primer embajador colombiano en Washington.

Aquel día nació una relación diplomática de 198 años con el que lleva décadas siendo el principal aliado internacional de los presidentes que han pasado por la Casa de Nariño: Estados Unidos. La marca de la Casa Blanca está en todos los ámbitos que se miren de la actualidad nacional: comercio, cooperación internacional, asuntos militares, de lucha contra el narcotráfico y acuerdos políticos, por los que hoy nuestro país es el enclave de las administraciones norteamericanas en Suramérica.

El Ministerio de Relaciones Exteriores considera que somos “el socio estratégico más cercano de los Estados Unidos en el hemisferio occidental”. Y ese amigo histórico de los gobiernos nacionales está ad portas de una decisión que perfila el futuro de los próximos cuatro años, con las elecciones presidenciales de este martes 3 de noviembre, en las que el republicano Donald Trump espera conseguir la reelección; y, su contrincante, el demócrata Joe Biden, arrebatarle el Despacho Oval.

En palabras del embajador norteamericano en Bogotá, Philip S. Goldberg, “Colombia no tiene mayor aliado que los Estados Unidos, y los Estados Unidos no tienen un socio y aliado mejor ni más capaz en la región. Seguimos firmes con esta alianza”.

Francisco Santos, embajador ante Washington, asevera que “la relación bipartidista es un valioso patrimonio colectivo que cuidamos con esmero, porque es la base respetuosa de muchos beneficios y logros para ambos países. Mantenemos y mantendremos esa política de Estado, porque institucionalmente es lo que creemos y defendemos”.

Por 46 meses la Casa de Nariño se ha entendido con un republicano. Antes, fueron ocho años de relaciones bilaterales con una administración demócrata, la de Barack Obama. Y los comicios de este martes pueden marcar el regreso de esa colectividad a la Casa Blanca, de la mano del exvicepresidente de 77 años; también, podrían significar una extensión de la era Trump, quien bromea con estar en la Presidencia “para siempre”.

No obstante, hay que aclarar que “el apoyo al país nunca ha dependido de si había un demócrata o un republicano, ni de la afiliación partidaria de los presidentes de Colombia”. Así lo expresaron esta semana los congresistas demócratas Gregory Meeks y Ruben Gallego en una columna de opinión en CNN en la que pidieron a políticos nacionales no interferir en un asunto interno de su país.

Las cuentas de la relación

Estados Unidos es el principal destino de las exportaciones domésticas. Según el Dane, el envío de productos en septiembre significó el 29,6 % del valor del mercado (US$ 750,4 millones). Le sigue China, que representa el 5,6 % (US$ 140 millones), y Panamá, con un 3,4 % (US$ 85,6 illones). Históricamente ha sido de los principales destinos de los productos que se envían al exterior.

De igual forma, las importaciones desde Estados Unidos significaron el 23,2 % de la distribución porcentual total (US$ 828,2 millones), lo que hace que sea el segundo mercado al que Colombia más le compra.

Como lo explica Alejandro Useche, profesor Asociado de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario, “Colombia es altamente dependiente en términos económicos de la economía estadounidense. En la medida en que tengamos tanto comercio exterior concentrado en uno o en un grupo tan pequeño de naciones esto nos hace algo frágiles”.

Aún cuando China e India se expanden en el ámbito comercial, los norteamericanos siguen teniendo el sistema más robusto del planeta y sus rastros se sienten notoriamente si se mira, además, el papel del dólar en nuestra región.

También fue el país que mayor inversión extranjera representó para Colombia en 2019, con 2.611,2 millones de dólares. Solo España alcanzó un monto cercano, con 2.505,9 millones de dólares, según el Ministerio de Relaciones Exteriores. Y si de cooperación internacional se trata, somos uno de los territorios a los que la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) destina más fondos, con 516 millones de dólares, después de naciones como Afganistán o Irak, que se recuperan de las guerras.

Esos flujos se han mantenido. Aunque los gobiernos recientes le apostaron a abrirse a nuevos aliados comerciales, como China, la proporción de los intercambios con Estados Unidos sigue siendo el más representativo del mercado. Sin embargo, más allá de la economía, hay un asunto que marca la pauta en la relación: lo político.

Un ancla en el Sur

“Colombia es un enclave de Estados Unidos en Latinoamérica”, dice Ólmer Muñoz, docente de Ciencias Políticas de la Universidad Pontificia Bolivariana. De esos 198 años de relación bilateral, desde los 80 los acercamientos se acentuaron por un enemigo común: el narcotráfico.

La cooperación llegó en forma de alianzas contra la droga y entrenamientos a las Fuerzas Armadas en el marco del conflicto armado. Ellos pusieron la lupa sobre las luchas internas contra las Farc, el Eln, las autodefensas, entre otros. Cuando nuestros gobiernos pidieron apoyo, la Casa Blanca fue el principal actor que tendió la mano. Así llegó el Plan Colombia, la estrategia bilateral para combatir las drogas ilícitas y el crimen organizado. También el Tratado de Libre Comercio que se firmó en noviembre de 2006 y apenas entró en vigencia en mayo de 2012.

Con la emergencia humanitaria compleja de Venezuela y el fenómeno migratorio que esta desencadenó apareció una cuestión más que los une, asunto que la regencia de Iván Duque tomó como bandera. Desde Washington, Trump también presiona para que el régimen de Nicolás Maduro, la “dictadura”, salga del poder.

En 2018 la Brasil de Jair Bolsonaro se convirtió en otro socio fundamental de los norteamericanos, dos actores que se conectaron por la tendencia ideológica del mandatario derechista y su homólogo de la Casa Blanca. Aún con otra figura en el ajedrez político del continente, Colombia sigue siendo el alfil que posa junto a las administraciones norteamericanas.

Para 2020 la Casa Blanca aprobó un presupuesto de 457,2 millones de dólares en recursos de cooperación en ámbitos que van desde la salud hasta lo militar. De cara a la reactivación económica poscovid, la inyección de capital que llegue desde el extranjero será determinante y en esa lista de colaboradores Estados Unidos está en primer lugar.

Las elecciones, incluso, tocaron las fibras de los partidos políticos nacionales cuando Trump vinculó a Biden con el “castrochavismo”, con Gustavo Petro y con la “izquierda”, como se vio en un video en la cuenta de Youtube del presidente a finales de septiembre pasado.

Esas declaraciones se enmarcaron en un escenario en el que el mandatario intentaba sumar votos de los 1,2 millones de connacionales y más de 30 millones de latinoamericanos que están habilitados para votar en ese país por su doble nacionalidad.

De esta manera, una decisión que se disputa en el otro polo del continente fue el decir de congresistas del Centro Democrático y la Colombia Humana, quienes sacaron provecho a esos tres minutos de micrófono que el republicano dio a la política local.

El embajador Philip S. Goldberg terminó reclamando desde el pasado lunes respeto de los congresistas nacionales a la jornada democrática de su nación, pero las intromisiones persistieron.

El martes, el expresidente Álvaro Uribe Vélez y el representante a la Cámara por el Exterior, Juan David Vélez, del Centro Democrático, aparecieron en un video pidiendo votar por la candidata republicana al Congreso María Elvira Salazar. La senadora María Fernanda Cabal siguió en la misma línea divulgando contenidos en Twitter, también el congresista Iván Cepeda, y entre trinos y compartidos las elecciones en Estados Unidos fueron el asunto de debate en las últimas semanas.

De un país a otro hay 2.622 millas, un vuelo directo de cinco horas, un tanto más de minutos de viaje si hay escalas y una historia económica, política e ideológica que traza múltiples conexiones entre dos polos de América. Por todo esto, Colombia sigue de cerca la elección del martes.

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