Cuando usted desea buscar algo en internet, ¿se le ocurre alguna otra opción además de ir directamente al sitio web de Google? Al teclear una palabra en la barra de direcciones de su navegador, ¿éste lo envía automáticamente a una lista de resultados indexados por el gigante tecnológico? Y tras revisar esa lista, ¿se ha preguntado cuáles fueron los criterios para crearla y si contiene toda la información disponible en la nube?
De cuestiones como esas partió una investigación del Departamento de Justicia estadounidense que, luego de un año de recopilar evidencias, presentó ayer ante un tribunal administrativo de Washington, en conjunto con los gobiernos de 11 Estados, una demanda contra la compañía, acusándola de violar la Ley de Competencia e incurrir en prácticas de monopolio en el mercado de anuncios y búsquedas en internet.
Jeffrey A. Rosen, fiscal adjunto del Departamento de Justicia explicó que la acción legal se fundamenta en que Google se convirtió en una especie de “guardián de acceso a internet”, a través de “una red ilegal de convenios excluyentes que perjudica a sus competidores”, como el celebrado con Apple, por hasta 12.000 millones de dólares anuales (según cifras reveladas por la revista especializada Business Insider), para ser el buscador predeterminado en el navegador Safari.
El fiscal añadió que dicho comportamiento de la compañía “terminó ahogando la innovación y la creación de nuevas empresas de su talla”, lo que ha hecho que, según el texto de la demanda, Google controle cerca del 80 % de las búsquedas en internet en Estados Unidos.
Por su parte, desde su sede principal en Mountain View, California, la empresa emitió un pronunciamiento en el que calificó la acción legal como “profundamente defectuosa”.
“La demanda de del Departamento de Justicia tiene muchos defectos. La gente usa Google porque así lo desea, no porque se vea obligada a hacerlo o porque no pueda encontrar alternativas. Esta demanda no ayudaría en nada a los consumidores. Por el contrario, forzaría artificialmente alternativas de búsqueda de menor calidad, aumentaría los precios de los teléfonos y dificultaría que las personas obtengan los servicios de búsqueda que desean utilizar”, afirmó.
Y admitió que “sí, como muchas otras empresas, pagamos para promocionar nuestros servicios, al igual que una marca de cereal pagaría a un supermercado para vender sus productos en la cabecera de un pasillo o en un estante a la altura de la vista”.
Consultado por EL COLOMBIANO, el equipo de Google en Colombia dijo ceñirse al pronunciamiento de su casa matriz y evitó hacer comentarios adicionales.