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EE. UU. dejará Siria afirmando una victoria cuestionable

La Casa Blanca anunció el retiro de sus 2.000 soldados en 30 días.

  • Estados Unidos ha participado en tres guerras en Medio Oriente durante este siglo: Afganistán, entre 2001 y 2014, Irak, entre 2003 y 2011, y Siria, en la cual se involucró en 2014. FOTO AFP
    Estados Unidos ha participado en tres guerras en Medio Oriente durante este siglo: Afganistán, entre 2001 y 2014, Irak, entre 2003 y 2011, y Siria, en la cual se involucró en 2014. FOTO AFP
20 de diciembre de 2018
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Solo hay dos formas de anunciar la retirada de una guerra: cantando victoria o dando explicaciones por una derrota. Fiel a esa lógica, el presidente de Estados Unidos Donald Trump recurrió a la primera opción cuando anunció ayer la salida de su país del conflicto en Siria.

“Derrotamos a Isis (Estado Islámico) en Siria. Mi única razón para estar allí durante la presidencia”, dijo Trump a través de Twitter, pocas horas antes de que la portavoz de la Casa Blanca, Dana White, confirmara el retorno de los cerca de 2.000 soldados estadounidenses en territorio sirio.

Pese al triunfalismo del Pentágono, según el cual el grupo extremista islámico (o yihadista) ha perdido a la fecha el 99 % del territorio que controlaba en 2014, cuando Estados Unidos entró para combatirlo, el analista internacional experto en Medio Oriente Hassan Türk señala que la presencia de la potencia norteamericana en este conflicto no fue decisiva.

Türk agrega que países como Rusia, Irán y Turquía –aliados del régimen de Bashar al Asad en Siria– han sido mucho más determinantes en la contención del terrorismo. La compleja trama de enfrentamientos de esta guerra tiene como enemigo común al grupo terrorista.

Cambio de prioridades

Con la retirada, Trump cumple una de sus promesas de campaña, la mayoría tendientes a reversar lo hecho por su antecesor Barack Obama. No obstante, el legado que menoscaba esta vez no es uno del que el expresidente demócrata se sintiera particularmente orgulloso. La entrada de Estados Unidos en el conflicto sirio se dio en gran medida por la presión internacional ante las violaciones de Derechos Humanos cometidas tanto por el gobierno como por los yihadistas.

A pesar de las reservas de Estados Unidos frente al liderazgo de Al Asad, Obama decidió no enfrentarlo, para evitar una confrontación con Rusia e Irán, y se limitó a combatir al Estado Islámico y a promover una negociación para la salida del dictador del poder.

Curiosamente, esa percepción –que Estados Unidos ha invertido demasiado esfuerzo militar, político y económico en conflictos en el Medio Oriente– parece ser una de las pocas coincidencias entre Obama y Trump. Para Türk, el presidente republicano pretende recuperar terreno en flancos que ha descuidado su país durante 16 años de atención “excesiva” en Medio Oriente.

¿Victoria, derrota o traición?

Cada bando del conflicto en Siria parece tener su propia lectura de la salida de Estados Unidos del panorama. Hay quienes pueden interpretarla como una traición. Es el caso de Europa, la cual recibe el mensaje de que las prioridades conjuntas con EE. UU., como la lucha contra el terrorismo, ahora son solo suyas.

Como señala Frederic Masse, analista internacional experto en conflictos, “el propósito del mundo occidental no era solo derrotar a Estado Islámico sino promover una transición hacia la democracia en el país”. Los otros posibles traicionados son los rebeldes kurdos, principales aliados de Estados Unidos en la lucha contra los yihadistas y quienes quedan desprotegidos ante la ofensiva que Turquía ha anunciado contra ellos, por razones internas.

Por otra parte están los que proclamarán este hecho como una victoria, entre ellos los yihadistas, que podrán recurrir al mito de Vietnam y afirmar que expulsaron al invasor de su territorio. Y es que Estados Unidos deja una partida en la que nunca repartió las cartas y cuyo contrincante, Rusia, terminó logrando su objetivo: mantener a Bashar al Asad en el poder.

En Siria, la mayor potencia del mundo fue una sombra. Un actor secundario cuya salida del tablero, tanto por los aliados que desampare como por los enemigos a los que dé un segundo aliento, puede terminar siendo más notoria que su misma presencia

498
mil personas han muerto por el conflicto desatado en 2011, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
5
millones de personas han debido exiliarse de Siria, según la Agencia de la ONU para los Refugiados.
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