x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

Yo, chichipato

24 de noviembre de 2010
bookmark

Desde niño, he padecido una de las peores enfermedades del ser humano: soy chichipato. Ahora viejo, soy consciente de que en vez de mejorar, cada vez estoy peor: leo TV y Novelas en el supermercado para no comprarla, desayuno en las degustaciones del Éxito, soy adicto al 2x1, solo voy a cine los martes y hago llamadas perdidas. De seguir así, seré el más rico del cementerio.

He luchado por cambiar, pero no puedo. El ser "amarrete" es algo que llevo en mi ADN. Es tan crónica mi situación, que sin descanso he buscado grupos de chichipatos para sentirme acompañado y tratar de buscar el remedio que calme esta enfermedad.

Creo que he encontrado el grupo perfecto para adherirme, pues cumple con las tres características del Chichipato de Oro: son ricos, son muchos y les gusta vivir bueno, pero gratis. Hablo del grupo de personas que le mete palos a la rueda para no pagar el impuesto de valorización de las obras públicas. Este grupo, que tiene sucursal en cada ciudad, vio que el siglo pasado inició el pico y placa en Bogotá y nunca hizo nada para evitarlo en las demás ciudades. Los alcaldes de turno, para darles gusto a los chichipatos como yo, abandonaron las grandes obras y se dedicaron a administrar el pico y placa, matricular más vehículos e instalar semáforos.

Parece increíble, pero como buen chichipato, si tuviera plata preferiría gastar algunos millones en cambiar el apartamento que buscar uno más barato y pagar valorización.

Tristemente no pagaría valorización así supiera que por los trancones no podría ir a almorzar a mi flamante castillo. Como buen chichipato, prefiero "invertir" esa plata en comprar un carro bien grande que no pueda mover por los trancones. Me daría pena con mis vecinos que me vieran en un carro barato que pudiera sacar todos los días y el resto de la plata destinarla para la valorización.

En vez de reconocer que me duele pagar valorización, como buen chichipato, seguro diré que no la pago porque algunos políticos se roban la plata. Asistiré a las mil y una reuniones que programe la alcaldía para informar y seguiré diciendo que falta socializar el tema. Buscaré concejales y candidatos oportunistas que se opongan a la valorización para ayudarles a entorpecer las obras.

Viajaré diariamente por la autopista y cruzaré por los puentes, sin darles gracias a las tres generaciones pasadas que pagaron estas obras, para que yo las utilice gratis. Como el rey de los chichipatos no me dará pena dejar de contribuir, dejando colapsada a la generación que viene. No pagaré valorización, con la floja disculpa de que los barrios o municipios aledaños se beneficiarán con nuestras obras, aunque me quedaré calladito cuando pase gratis por las vías de los vecinos.

Soy muy chichipato para sacar cuentas de cómo se desvaloriza mi vida todos los días tragando humo en los tacos. Ser chichipato es padecer una terrible enfermedad terminal en la que los pacientes, por no gastar plata, no disfrutamos la vida.

El alcalde de mi ciudad al verme enfermo, probablemente resolverá sin tener en cuenta mis opiniones, sacando adelante las obras que necesitan los que gozan de buena salud. Seguramente, como es inteligente me ignorará e invertirá sus esfuerzos en revisar el tema ambiental y en ayudarles a quienes efectivamente, con los resultados, se les desvalorizará su propiedad.

¿Buscando trabajo?
Crea y registra tu hoja de vida.

Te puede interesar

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD