El mejor amigo de Violeta es Garabato. Tiene orejas grandes, bigote y cola larga. Lee, habla y es un gato. También tiene tres amigos más. Nada menos que tres ratones de biblioteca, que son casi de su tamaño.
Ella es una niña curiosa. Le gusta explorar, aprender, ir al laboratorio y, sobre todo, hacerse preguntas. Eso hasta cuando se enfrenta al colegio y empieza a cambiar, tanto como su gato a preocuparse, porque piensa que a Violeta se le perdieron las ganas de aprender.
Y en ese juego aparece Sócrates, el filósofo griego al que tanto le gustaba preguntarse y que es toda una coincidencia con la Universidad de los Niños, de Eafit, que es la que propone para este fin de semana la obra De los sueños de Violeta y las aventuras de Garabato.
En esta puesta en escena, lo único que no faltan son dudas. "Es como volver a esas preguntas. Enseñarle a los niños y a los grandes a no restringirse a la hora de preguntar y la importancia de respetar las preguntas", dice Juanita Londoño, quien interpreta al gato.
Todo un reto para ella, si se piensa que es una niña, que nunca había actuado y mucho menos, hecho de gato, ni de hombre. "Lo más difícil fue botar muchas cosas femeninas. Todavía creo que me falta mucho para interpretar al felino".
Es que en esta obra, el proceso empezó desde cero. Los pequeños y jóvenes se reunieron con la libretista, en un taller de dramaturgia, a darle las ideas que a ellos les parecían iban a ser interesantes en la creación.
Luego se enfrentaron a lo que es actuar, aprendiendo, improvisando y ensayando, y después, estudiaron las escenas y las entendieron juntos.
"Es una construcción colectiva con los niños", dice Carolina Giraldo, la directora de la obra.
Fue un trabajo de diversión y exploración, desde 2009, donde se compartieron las preguntas de los grandes y pequeños que participaron en el montaje, para ir construyendo el conocimiento y lo que le van a transmitir al público.
"Lo que más me gusta es que enseña de la vida de Sócrates y que uno siempre debe ser como es y no dejarse influenciar por los amigos. Lo más bacano de la obra son las enseñanzas y que Sócrates tiene un buen sentido del humor", cuenta Samuel Peláez, de 11 años. "Yo soy principalmente dos personajes: Sócrates cuando es niño y Querefonte, su discípulo".
Preguntas. Muchísimas preguntas para quienes se sienten en la silla, mientras al frente, un Garabato de cuatro patas y una Violeta de cabello largo, viven toda una aventura que pasa por los sueños, la biblioteca y el corazón.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6