Cada que ocurre una desgracia, como la ocurrida en el barrio El Poblado recientemente, las autoridades se rasgan las vestiduras y empiezan a tomar medidas por lo acontecido. Pero la realidad es otra, porque no se tiene claro cuál de todas de las que participan en el ponqué le corresponde vigilar, controlar y hacer corregir lo malo que se encuentra en las construcciones, que en primera instancia son autorizadas por una curaduría, que aprueba planos y concede licencia de construcción. Pero a la hora de controlar, le corresponde a otro que no aprobó planos. Va uno a Planeación Municipal y se encuentra que tampoco hace control sobre la construcción, en el sentido de si está cumpliendo con las especificaciones de los materiales y las normas técnicas que la rigen. Hay una Inspección Municipal de Control Urbanístico, que funciona en unas oficinas del Bosque, que se limita a verificar si tienen licencia de construcción, y de allí no avanzan más, pues aseguran que su función es exclusivamente esa, la de mirar y constatar la vigencia de la licencia de construcción.
En días pasados denuncié una precaria construcción que se adelantó en el barrio Belén, concretamente en la Calle 30A con la carrera 74, y nadie le paró bolas a mi denuncia.
Esta situación de las construcciones debe estar en una sola entidad municipal, y exigir a todo constructor póliza que garantice cualquier novedad que se presente.
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