Al hablar de la historia de los 20 años, que se conmemorarán el 12 de diciembre, del barrio Urapanes de Salento IV, de Bello, a sus primeros habitantes todavía les llama la atención las coincidencias del destino.
Relataron que cuando el antiguo Inurbe les entregó las casas, el sitio parecía un parque lleno de zonas verdes y charcos en las quebradas El Hato y La Guzmana.
Cuando llegaron allí, dijo la presidenta de la Acción Comunal, Mile Soray Agudelo, uno de esos charcos les dio por llamarlo San Buenaventura y 10 años después la universidad San Buenaventura, seccional Medellín, construyó allí su campus universitario.
Pero este paraíso verde duró pocos años. Muy pronto las partes altas se llenaron de construcciones que arrasaron con los bosques y mangas y contaminaron las quebradas, en especial La Guzmana, que hoy es un hilo de agua con mal olor.
Sobre la historia del barrio, Rubén Darío Echavarría, uno de los primeros propietarios, recordó que este sector fue la última etapa de un complejo de vivienda popular construido en la que fuera la finca Salento, de propiedad del ex presidente Mariano Ospina Pérez. El entonces Inurb, que había reemplazado al Instituto de
Crédito Territorial, entregó 240 casas, en su mayoría a empleados públicos, enfermeras, policías y guardas de tránsito, que pagaron una cuota inicial de 700 mil pesos y que luego con un programa llamado Papayazo del Inurbe, las pudieron cancelar con un 50 por ciento de descuento.
Una de las preocupaciones del barrio hoy son la deforestación de los alrededores, la falta de un templo católico y la carencia de espacios para parqueaderos y la recreación y el deporte.
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