¿Por qué las autoridades han protegido como si fuera un secreto de Estado la lista completa de los invitados al parrandón del popular "Fritanga" en la isla Múcura, el pasado 3 de julio? ¿Quién asistió, además de los ya sabidos famosos, que el Gobierno no quiere que se sepa?
El Locombiano entrevistó en exclusiva a un asistente al festejo y, con la condición de no suministrar su nombre, esto fue lo que nos dijo:
"La rumba comenzó a calentarse, realmente, en el Séptimo Día. Llegaron enfermeros con una donación de comida del hospital de Meissen para los recién casados, había langostinos, merluza, costillas de ternera, queso del fino y unos huevos dizque especiales porque el hospital compró cada uno a 380 pesos, en un gangazo con una contratista.
Los comensales se abalanzaron sobre la mesa con las viandas, pero "Fritanga" paró en seco al congresista Simón Gaviria y le dijo: "¿Qué hace aquí? ¡Usted no está incluido en la lista de invitados…".
A lo que el reputado delfín respondió, salpicando pedacitos de empanada: "No me leí la reforma a la Justicia, ¡ahora pa’ leerme una lista de invitados…".
En pleno festín, Lucho Garzón se apartó de la mesa y exclamó: "Al menos aquí sí me tocó plátano, porque con ese cargo de Consejero para el Diálogo Social no he sacado ni una tajada. Ese puesto es tan intrascendente como el servicio militar del hijo de Santos ".
Viéndolo así de acongojado, se le arrimó el alcalde Gaviria y le dijo: "Si quiere le doy una vicealcaldía en mi administración, hay muchas".
- "¡No…, esa es la misma vaina, pero por menos plata", replicó Lucho. Luego preguntó: "¿Y el guaro?".
La preocupación se extendió por la muchedumbre y el congresista Iván Cepeda, que siempre está pendiente de lo que hacen los otros, señaló a un rincón: "¡Él se lo bebió todo…".
El dedo inquisidor apuntaba al senador Merlano, que tambaleaba sobre un nido de botellas vacías mientras esculcaba sus bolsillos, tratando de encontrar las llaves del carro. Estaba desparpajado, tenía más presencia la reconstrucción del Eccehomo.
"A mí no me digan nada, que yo tengo 50.000 votos, 3 amigos en Facebook, he sido conductor elegido cinco veces en los 31 de diciembre, catador en festivales de sancocho y fui trending topic un mes seguido", balbuceó.
La ausencia del etílico amenazaba la fiesta, así que "Fritanga" ordenó a una de sus muchachas: "Saque plata de la tula y compre más trago".
- "No se puede, patrón, ¿no recuerda que ese dinero lo invertimos en Interbolsa y en los tales repos? Ya no hay nada", respondió la subalterna encogiéndose de hombros.
- "Yo si estoy es más salao que los abogados de Colombia en La Haya", reviró el anfitrión.
"¡Quieto todo el mundo…"
Trasladé mi vista a otro extremo del kiosco, donde un agente del servicio secreto le echaba los perros a una muchacha de esta manera: "Ven conmigo al cuarto, que yo sin ti me siento como Uribe sin Twitter, como Corzo sin plata pa la gasolina, como Gerlein en un concierto de Madonna, ven que tú eres mi Shakira y yo tu Ublime".
"No le haga esas insinuaciones a Dania, que mi hija no es de esas", contestó la mamá.
"Chito má, que esto de pronto sale en el reality que voy a protagonizar: ‘Colombia tiene talento’", contó la recién proclamada diva.
En ese instante entró un comando armado y todo el mundo se tiró al piso. "¡Quietos, Policía de Nicaragua, están invadiendo nuestra soberanía…", gritó un uniformado con un mapa en la mano, en el que los cayos Quitasueño y Serrana tenían dibujada una banderita pirata.
Uno de los agentes apuntó hacia una palmera y profirió: "¡Salga de ahí, Sigifredo López …". Otro comando dirigió allí su linterna, pero solo era la sombra de un coco. "Ah, es que tiene el mismo perfil que ese señor", explicó apenado el policía, quien se había entrenado en la Fiscalía General colombiana.
El jolgorio acabó de golpe y el alcalde Petro advirtió que él se iba a encargar de recoger la basura, y todo el mundo soltó la carcajada. "Este se la fumó verde otra vez", volvió a decir el procurador Ordóñez.
Los funcionarios públicos esposaron a ‘Fritanga’ y este gritó: "¡Seré su amigo forever…". La comida quedó servida en la mesa y los enfermeros la reempacaron para dárselas a los pacientes del hospital de Meissen, camuflada en la dieta".
"Eso es todo lo que sé de esa fiesta", concluyó el informante anónimo en su relato a este diario. "No cuento más porque, ¿cómo le dijera?, hablar más de las vergüenzas del país es como echarle un perfume a un bollo"
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