La ejecución instrumental es clave en el desarrollo cognitivo y comportamental. La flauta en la escuela, permite explorar elementos de la música y del cerebro humano. Ella, se estudia de oído, estimulando el hemisferio derecho del cerebro (HD), y a través del lenguaje musical, el hemisferio izquierdo (HI).
La flauta conduce al lenguaje musical asociado en su proceso al lenguaje materno (HI). Su caligrafía ejercita procesos de observación, entrenamiento viso espacial (HD) y análisis (HI) de cada una de las partes que conforman una figura rítmica (redonda, negra, etc.), para lograr una adecuada caligrafía musical, con sentido estético - Plástico. Así, se llega a la escritura en el pentagrama, la lectura clara de éste y llevar esa lectura a la flauta originando procesos de codificación y decodificación del símbolo (HI). Se procede con el desarrollo cualificado de los hemisferios cerebrales, se diagnostican vacíos conceptuales o dificultades de tipo Neurosicológico con relación al lenguaje (HI). La proporción, dirección, uniformidad y ubicación de la letra en el espacio, se miden en la caligrafía musical. Se evidencian habilidades o deficiencias en la agilidad y calidad, en el registro de notas y realización de tareas en el lenguaje materno y musical.
El sonido emitido y percibido crea reposo corporal, agudeza auditiva, construcción de conceptos musicales como la afinación, y procesos de atención y escucha en el lóbulo frontal. El movimiento secuenciado de los dedos, mas el control de la respiración, la articulación de la lengua, el desarrollo del tacto motivan la concentración, y el cumplimiento de instrucciones.
Se estimula correctamente el HI y el HD para quienes tienen un desarrollo apropiado de éstos y en otros, crea el interés por dar solución a sus dificultades en cualquiera de sus hemisferios, incluso el lóbulo frontal donde se rigen las funciones básicas. La evaluación es confiable pues no hay "pastel" que valga a la hora de tocar la flauta.
Se nutre la entonación, reproduciendo las canciones de clase y las que escuchan en su medio. Cantar, retomar los textos de las canciones, hacer su ritmo, jugar con los sonidos y recrearlas con la flauta estimula el HD, apropiándose, jugando imaginando a partir del sonido, despertando su creatividad.
Es así, como este pequeño instrumento musical, se convierte en eje dinamizador de la clase de música y del cerebro humano. Por tanto, de la mano de un buen orientador musical, la flauta dulce cumple no solo funciones artísticas o estéticas sino terapéuticas, diagnósticas y formativas, incluso metodológicas para otras áreas del conocimiento.
(*) : docente
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