Una inusual llamada a las cinco de la mañana recibió Jorge Franco este jueves en su casa en Bogotá. Medio dormido, el escritor antioqueño no entendía por qué una editora lo llamaba a esa hora, pero en cuestión de segundos recordó que ese día en España, se daría a conocer el fallo del Premio Alfaguara de Novela, al cual él se había postulado.
Casi sin dejarlo reaccionar, le comunicaron a Laura Restrepo, escritora colombiana que con Delirio, fue la primera nacional en lograr este galardón, y que en esta edición 17 de este premio, precedía el jurado. Ella fue la encargada de comunicarle que él se había convertido en el tercer colombiano en llevarse este reconocimiento.
En años anteriores, ella y Juan Gabriel Vásquez, habían obtenido esta distinción, y ahora, Franco lo logra, siendo un premio dotado con 175 mil dólares y la publicación de la novela en toda Iberoamérica.
El mundo de afuera, obra con la cual se llevó el premio, es un homenaje a la Medellín, su ciudad natal, de finales de los años 60 e inicios de los 70, donde la familia habitante de un castillo sufren el flagelo de un secuestro, con intenciones económicas como amorosas.
El Mono, el cabecilla de los maleantes, quiere pedir una suma millonaria al raptar a don Diego, pero además, el secuestrador está obsesionado con la hija de su víctima.
Basado en hechos de la vida real, parece que la historia ha acompañado a Jorge Franco, porque el castillo existe en la zona del Poblado en Medellín y el secuestro también, pero el autor lo relata desde la ficción.
Franco tiene muchos motivos para estar feliz, no solo por el premio, también porque se encuentra celebrando 15 años de la publicación de Rosario Tijeras, obra a la cual siempre vuelve porque las nuevas generaciones de lectores la descubren y le piden que visite los colegios para hablar de ella, lo que para Jorge es todo un placer.
En medio de la celebración y hablar con medios de comunicación de toda Iberoamerica, Jorge Franco habló con Colprensa del premio, la nueva novela que seguramente presentará en la próxima Feria Internacional del Libro de Bogotá, su proceso creativo y de Rosario, ahora quinceañera.
Años de labor creativa
¿Cómo define El mundo de afuera, novela con la cual ganó el Premio Alfaguara de Novela?
Es una novela inspirada en hechos de la vida real, que se desarrolla en el Medellín de los años 60's y 70's, en donde hay un personaje que vivía en un castillo del que yo fui vecino, y un antagonista quien lo tiene en cautiverio. La trama se desencadena luego de un amor obsesivo que tiene el secuestrador por la hija de este hombre. Esa niña vivía en una burbuja dentro del castillo, aislada de ese mundo de afuera, de ahí viene el título de la obra.
Entonces confronté en esa historia dos mundos opuestos. Por un lado un mundo idílico de un castillo, contra un mundo que se comienza a descomponer en una época de transición en la que yo sentí, por lo menos como niño, que ese Medellín idílico dejaba de serlo para dar paso a una realidad que luego conocimos todos.
¿Cómo llegó a la historia?
Yo era vecino del castillo en el que se desarrolla la historia y para un niño ser vecino de un lugar en el que vive un hombre que paseaba en limosina, que tenía un mayordomo, que vestía de otra manera, que tenía una hija como una princesa de un pequeño reino, resultaba ser un mundo fascinante.
Yo creo que desde esa época quise contar esta historia. Obviamente añadí muchos elementos que pertenecen a la ficción, a la fantasía y al imaginario para complementar lo que no pude encontrar en la realidad y para contarlo de manera más atractiva.
¿Se presentó bajo el seudónimo de Antonio Benjamín?
Siempre me presentó con el nombre de mis dos abuelos, Antonio y Benjamín, y lo hago como un homenaje a ellos porque fueron fundamentales en mi formación como escritor.
Uno de ellos era periodista, tenía una biblioteca lindísima y me daba libros, me presentaba autores. El otro era un pintor que tenía una mirada distinta del mundo, un ojo diferente para ver las cosas y me acercó mucho a esa mirada de lo particular.
Siempre supe que tenía una afinidad por el arte, pero nunca encontré esa motivación en el colegio o con mis amigos, así que ellos con una mirada distinta, hicieron que llegara a ser lo que soy hoy en día.
¿Qué representa este premio en su carrera?
Creo que consolida un trabajo que vengo haciendo hace mucho tiempo y que considero muy importante para mi. Hace 15 años estaba presentando 'Rosario Tijeras' a los lectores y no había tenido la cortesía de hacerle un homenaje a ese libro y creo que con este premio puedo hacérselo.
Además creo que ratifica que ha valido todo el tiempo y todo ese esfuerzo dedicado a la escritura y me da la posibilidad de presentar no solamente ese trabajo sino el anterior a lectores que no lo conocían.
Este premio no es solo para mi sino para la literatura colombiana, es el tercer Alfaguara que ganamos los escritores colombianos y es una razón para celebrarlo. Ahora hay que esperar a que salga el libro y ver el veredicto final que dan siempre los lectores.
¿En qué proyecto se embarcó después de finalizar El mundo afuera?
Estoy escribiendo desde que terminé esta obra, ya que al presentarla al premio tenía que esperar varios meses y yo no me podía quedar con los brazos cruzados. Así que comencé a escribir otra nueva novela que supongo tendrá que posponerse por cuestiones de promoción.
Realmente lo fascinante de este oficio es el tiempo de la escritura, porque estás sentado frente a un computador escribiendo y eso es lo que me gusta hacer, así que espero volver a retomar ese trabajo este año para sacar adelante la novela.
Tiempos creativos
¿Cuánto tiempo le dedica al día a su trabajo?
Por lo general tengo el hábito de escribir en las tardes, en la mañana no soy muy lúcido, así que voy a colegios, hago visitas, hago deporte cuando se puede y ya en la tarde me dedico hasta las siete de la noche a la escritura y después me ocupo con el cine o la lectura.
Al ser una historia basada en la vida real, ¿cómo fue el proceso de construcción de una obra de ficción?
Fue un proceso largo, incluso antes de empezar a escribir estaba buscando los expedientes de ese caso para poder argumentarlo pero no los encontré, así que decidí no esperar más y trabajar con las herramientas que ya tenía, es decir las herramientas de la ficción.
Comencé a escribir la novela a inicios de 2011 y la terminé a finales del año pasado, fueron cuatro años de escritura juiciosa y de dedicarme de tiempo completo a esta actividad.
¿Cómo fue la búsqueda de los expedientes?
Como la obra está basada en una historia de la vida real, quería conocer un poco más de esa historia que yo desconocía, que es el lado de los bandidos, quise saber qué había pasado en el interior de ellos.
En esa época todos los expedientes se hacían a máquina con papel carbón, fui a la Cuarta Brigada de Medellín pero allá no había nada. Entonces después de buscar por tanto tiempo decidí irme por la ficción y para entender ese mundo de los bandidos del Medellín de la época, me documenté con muchos recortes de prensa y de fotografías para saber cómo eran ellos, cómo vestían, cómo actuaban, todo eso ayudó a empezar a dibujar los personajes.
Dice recordar, de la época, a un Medellín idílico, pero al investigarlo, ¿qué encontró de esa ciudad en esa época?
Incluso hubo una versión en la que empecé a escribir la historia mirándola como un contraste entre el antes y el ahora, mirándolo con más nostalgia, pero decidí que por el bien de la narración debía meter a Medellín en la época y contar cada suceso como si fuera un rasgo novedoso e importante.
¿Se mantuvo fiel a la realidad en la novela?
La realidad juega mucho en la inspiración, pero tomo esos hechos como un impulso y luego los abandono. A mi no me interesa hacer una historia real, no es una biografía, tampoco una novela histórica.
Es una obra que está ubicada en una época en especial pero no me amarro a ciertos sucesos, lo soluciono cambiando los nombres o utilizando herramientas de la ficción, pero la realidad sólo sirvió para darme un impulso y para guiarme.
En el proceso hay algunos acontecimientos especiales de finales de los sesenta, algunos fueron sucesos que cambiaron el rumbo de la historia o que escandalizaron a la ciudad, entonces a veces juego con personales reales desde la ficción.
Cuatro años dedicados a una obra es un tiempo considerable, ¿tuvo que ser paciente en su construcción?
Es cuestión de costumbre, porque yo soy un escritor lento, me he demorado de 3 a 4 años por novela de hecho, las más rápidas fueron 'Rosario Tijeras' en la que tardé dos años y 'Paraíso Travel' donde fueron tres.
Después de eso perdí el afán por la publicación, ya había más compromiso con los lectores porque a medida que tienes más lectores, tienes que respetarlos y presentarles algo digno, lo que implica más revisión, más tiempo, ir más despacio en la obra.
Una quinceañera
¿Cómo recibe la respuesta de la gente ante Rosario Tijeras 15 años después de haberse publicado?
Es una novela que sigue completamente viva, la siguen leyendo mucho en los colegios, siempre en mi agenda visito instituciones y me agrada mucho saber que ellos mismos son quienes piden la lectura y eso me parece maravilloso porque aporta un grano de arena a cultivar el hábito de la lectura, que es algo muy difícil de lograr entre los muchachos.
Además me he dado cuenta de que reconocen más la obra que el autor, yo digo mi nombre y no dice mucho digo Rosario y la gente lo reconoce, en parte también por la adaptación al cine, a la televisión, a la canción de Juanes.
¿Qué cambió en el ámbito profesional después de Rosario Tijeras?
Yo pienso que más que el proceso creativo lo que cambia el compromiso y la responsabilidad que uno tiene con los lectores porque si tienes muchos lectores no puedes salir con un chorro de babas.
Hay algo que siempre tengo presente y es que el un éxito no garantiza el siguiente, siempre hay que empezar de cero. Recuerdo una frase que escuché en un taller al que asistí, decía que los premios dicen mucho y no dicen nada.
El premio es algo que te llena de confianza, que hay que gozárselo, pero al momento de acercarse a una nueva novela, ese premio no te va a ayudar en absolutamente nada, no te va a dar ideas, no te va a escribir la novela.