No necesita tener los ojos rasgados, vestirse con kimono, ni ubicarse cerca a un jardín Zen como los guerreros de Oriente para recorrer el Camino del Dragón. En la ciudad hay un lugar diseñado para encontrar por medio de las artes marciales la armonía y la fortaleza físicas y espirituales, que requiere para enfrentarse a las exigencias de nuestros días.
La casa marcial El Camino del Dragón, ubicada en la calle 10 con la carrera 35, El Poblado, tiene cada espacio pensado para la enseñanza y la práctica de trece de las milenarias artes marciales.
A la cabeza de esta academia, que comenzó su tarea formativa en marzo, está Alejandro Álvarez. "Manejamos el concepto de templo, tenemos entonces el salón agua, el fuego y el tierra y en cada uno enseñamos las disciplinas que por su filosofía más se identifican con cada uno de estos elementos. Además contamos entre nuestros maestros con Bladimir Fernández Lopera, campeón mundial de artes marciales en 2005", señala Alejandro.
En el Camino del Dragón no sólo se enseñan las técnicas de cada arte marcial sino además todos los conceptos y prácticas orientales para llevar una vida más armónica.
Aunque el 80 por ciento de los alumnos de la academia son hombres, poco a poco las mujeres se han dejado seducir por estas disciplinas, como la abogada Ana Serani, quien comenzó llevando a sus hijos a clases y ahora toma lecciones de taekwondo y boxeo.
"Aprendes a llevar una vida con más armonía, más autocontrol y disciplina, no es sólo técnica, es estilo de vida", cuenta Ana.
Las disciplinas libres como full contact, yoga, kick boxing o tae bo son las más recomendadas para los adultos. Ayudan a manejar la tensión y el estrés y a acondicionar el cuerpo.
Las más tradicionales como karate do, taekwondo o aikido encajan perfecto con los pequeños, pues cultivan en ellos el respeto a las jerarquías, la perseverancia y la disciplina.
Samuel García, de 8 años, ingresó hace un mes a la casa marcial para aprender karate do, y ya habla con propiedad de su práctica. "Me encantan las clases, todas las artes marciales, y mejorar cada día mis patadas", dice con un tono que no oculta la emoción.
El guerrero interno de cada uno necesita expresarse y las artes marciales, al combinar destrezas físicas y mentales, ayudan a sus practicantes a encontrarlo y a fortalecerlo.
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