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Colombia debe tomarse tiempo para su reforma pensional: Ocde

  • Colombia debe tomarse tiempo para su reforma pensional: Ocde
14 de septiembre de 2013
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Tal como funciona hoy el sistema pensional, aún Colombia está lejos de alcanzar los estándares que define la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) para poder ingresar como miembro de este selecto grupo de 37 países más avanzados en políticas públicas, calidad de vida, transparencia y buenas prácticas.
 
Así se concluye luego de dialogar con el jefe de la Unidad de Pensiones de la Ocde, Juan Yermo. Este español, vinculado al organismo internacional desde 1999, es una de las voces globales más influyentes en esta materia y fue el invitado principal de la convención anual de la Asociación de Aseguradores Colombianos (Fasecolda), que concluyó el viernes pasado en Cartagena.
 
De avanzar por buen camino los planes del gobierno de Juan Manuel Santos de ingresar a la Ocde, es probable que en 2014 comiencen a realizarse, formalmente, las exhaustivas evaluaciones en temas sociales, económicos, fiscales, regulatorios, de transparencia, entre otros, que también pasan por la revisión del sistema pensional, en cabeza de Yermo y de su equipo técnico asentado en París.
 
Entre tanto, este economista considera que, de cara una anunciada reforma pensional, se debe tomar el tiempo requerido para su análisis técnico previo a la presentación para discusión en el Congreso.
 
Según él, esto será definitivo para alcanzar los efectos esperados en esa cirugía pensional y no repetir la experiencia negativa de países del este europeo como Polonia y Hungría que impulsaron reformas estructurales con deficiencias en sus proyecciones fiscales, por lo que han tenido que reajustarse después de una década.
 
Sobre este y otros puntos críticos del sistema pensional habló Yermo con El Colombiano:
 
¿Qué peso ha tenido el tema pensional en el ingreso de los últimos países a la Ocde?
“En los ingresos más recientes de Chile, Eslovenia, Estonia e Israel se hizo una evaluación muy exhaustiva de los sistemas de ahorro pensional de capitalización (privados), se hicieron recomendaciones en cuanto a las administradoras de fondos y frente a posibles conflictos de interés y aspectos de gobierno corporativo, entre otros temas”.
 
¿Qué pasa si no se cumplen esos ajustes formulados?
“Hay que aclarar que el país no tiene que cumplir las recomendaciones antes de ingresar, sino que se hace una evaluación posterior para ver hasta dónde se han realizado ajustes regulatorios o reformas requeridas para que funcione mejor el sistema pensional, asociado a políticas laborales y de seguridad social”.
 
¿Cuál es el punto clave que evalúa la Ocde en los países que quieren ingresar?
“En general, procuramos promover la sostenibilidad del sistema de reparto (público), la suficiencia de las pensiones y la gestión eficiente del sistema privado”.
 
¿Qué puntos del sistema colombiano llaman la atención de la Ocde?
“Contrario a la que ocurre en la mayoría de países de la Ocde, donde hay un sistema privado que complementa al público, aquí están dos sistemas que compiten entre sí y no hay claridad de la contingencia fiscal importante para el sistema estatal, pues la gente se puede pasar del privado al público antes de llegar su jubilación. De entrada, es un asunto por lo menos curioso, porque no hay ningún otro país donde se pueda hacer ese traspaso poco antes de llegar a su jubilación”.
 
¿Le inquieta el alto costo fiscal que implica hoy el pago de pensiones?
“El gasto público colombiano no es tan alto en pensiones, si se pone en contexto de los países de la Ocde, donde en muchos supera el 15 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y aquí es un poco más del 5 por ciento. Pero igual constituye un gasto muy importante del presupuesto público anual del Gobierno (unos 42 billones de pesos de 203 billones para 2014)”.
 
Pero además usted llama la atención de que la edad de jubilación en Colombia es muy baja…
“Hay que ver la evolución demográfica de Colombia en su esperanza de vida que ha venido creciendo, no tanto como en los países de la Ocde, pero es alta. Una recomendación que hacemos para darle sostenibilidad al régimen público de pensiones es aumentar el periodo de cotización y retrasar la jubilación”.
 
Pero eso implica un cambio que levanta ampolla siempre en Colombia…
"Se debe evaluar muy bien cómo se realizan esos cambios porque es un hecho que no toda la gente se beneficia. Hay que pensar en un gasto público de pensiones más inteligente para poder apuntar a solucionar el problema de pobreza en la tercera edad.  Y aquí aún persiste que los mayores subsidios para pensionarse van dirigidos a los de ingresos más altos, aunque recientemente se hayan buscado reducir”.
 
 
Desde la experiencia de otros países de la Ocde, ¿ven conveniente para Colombia acabar con el régimen público y dejar solo uno privado?
"Esa es la pregunta del millón. La Ocde no tiene una posición frente al tamaño de los diferentes pilares del sistema pensional, eso es una decisión de país acorde a sus condiciones. Tenemos la recomendación general de diversificar los riesgos demográficos y financieros". 
 
¿A qué se refiere?
"A que los sistemas multipilares son deseables para cumplir con esa idea. Pero sí vemos la necesidad de hacer ajustes en países donde sea elevada la tasa de reemplazo (relación entre la pensión y el salario de los últimos años) y  donde el sistema público asume buena parte del gasto pensional. Ahí es donde vemos la necesidad de hacer ajustes paramétricos para llevarlo a niveles sostenibles y complementarlo con ahorro individual”.
 
¿Y esa tasa de reemplazo en cuánto debería estar?
“No hay un número mágico, pero se procura tener una tasa global de todos los sistemas que oscile entre el 50 y 60 por ciento, pero eso dependerá de los ingresos de la persona y la realidad de otras necesidades básicas como aseguramiento en salud, acceso a vivienda, entre otros aspectos”.
 
¿Qué percepción tiene del manejo del régimen privado colombiano de Ahorro Individual?
"En general, hay dos puntos críticos que nos pueden llegar a preocupar y que uno analizaría al evaluar el diseño, la regulación y supervisión del sistema de contribución definida (mesada fija). El primero es la gestión de riesgos del sistema en materia de longevidad, inflación. Luego tenemos la inquietud de si se está administrando el sistema de forma eficiente desde la perspectiva del afiliado y si no se está sobrepagando para recibir estos beneficios en cuanto a comisiones que reciban los administradores para gastos operacionales”.
 
Además, ¿cómo ve que en Colombia la mesada pensional esté atada al incremento del salario mínimo?
“Es una gran traba y complicación para el desarrollo del sistema. Comprendemos que eso está definido por Constitución y no será algo que cambie de la noche a la mañana, pero va en contra de la eficiencia y sostenibilidad del sistema pensional de ustedes. Seguramente se harán recomendaciones al respecto en nuestra evaluación”.
 
¿Esta situación se presenta en otros países?
"No que yo sepa. Encontrar una regla de ese tipo es muy particular, y más en un país como Colombia donde cerca del 50 por ciento de los ocupados devengan menos del salario mínimo. Eso es una forma de excluir formalmente a gente del sistema por no ganar el menor ingreso requerido. De entrada, es una lacra que tiene el sistema”.
 
¿Pero cuál sería un punto de partida para resolver el lío pensional de Colombia?
“No puedo decir que sea un lío, pero hay que revisar muy bien el diseño del sistema. Tradicionalmente, hemos dependido de planes de beneficio definido, independientemente si es un régimen público o privado, lo que es un gran beneficio desde el punto de vista del afiliado. Pero en el caso de los programas privados de pensión lo que ocurre es que estos planes están desapareciendo y lo que se ha procurado en varios países es buscar una distribución del riesgo entre el empleador y el trabajador. Esto ya se ve con los esquemas aplicados en Holanda y Dinamarca donde no está preestablecida una tasa de reemplazo, por ejemplo del 60 por ciento, pero ese es el objetivo, en el Reino Unido lo llaman comercialmente ‘ambición definida’”.
 
 ¿Cómo funciona?
“Si resulta que los rendimientos financieros no son buenos o hay cambios importantes en la evolución demográfica, pues hay un ajuste a la baja del objetivo de pensión o requerirá un aumento en las contribuciones del trabajador, que lo sabe de entrada. Bajo este esquema, los beneficios no varían según las volatilidades del mercado, sino que se suaviza la pensión, como ocurre en Singapur”.
 
Pero esquemas de ese tipo requieren de una mayor bancarización y en Colombia aún es muy baja…
“Ese es un tema crítico no solo en aquí, sino en otros países. Entre más se depende de un esquema de contribución definida, más relevancia toma tener una educación financiera para mejorar la gestión de los recursos ahorrados y los resultados del portafolio de inversiones. Pero la educación financiera no es la única solución, pues hay que hacer mucho énfasis en cuál es el diseño del sistema pensional”.
 
Entonces, ¿cuáles son los puntos de partida para ese diseño del sistema?.
“Hay tres asuntos básicos. Número uno, que las tasas de cotización no sean muy elevadas, porque fomenta la informalidad y la autoexclusión de los usuarios.  Hay que estimular esquemas de ahorro voluntario con los incentivos correctos para aumentar el ahorro adicional y tener la reserva suficiente en la edad de retiro laboral. No se trata solo de atraer las personas, sino que se mantengan en el sistema.
 
¿Cuáles son los otros dos?
“Lo segundo es la gestión del riesgo financiero para los multifondos privados y la opción de inversiones por defecto de inversiones del sistema público. Y lo tercero es la coherencia entre la fase de acumulación (hasta antes de jubilarse) y desacumulación (después del retiro laboral), donde cumplen un gran rol complementario contar con un seguro de rentas vitalicias”.
 
En las rentas vitalicias hay una alta incertidumbre para los aseguradores en Colombia
“Claro, ese es una asignatura pendiente del país y de primerísimo orden que se debe atender muy pronto, pues es una necesidad básica para el cotizante del régimen privado de ahorro individual, y más cuando se advierte que la gente está viviendo muchos más años”.
 
En esas condiciones, ¿qué decirle desde la Ocde a los jóvenes colombianos que afirman “yo nunca me voy a jubilar”?
“Les diría que los sistemas pensionales se fortalecen en la medida que sean sostenibles. La gran lección de las reformas pensionales que se han hecho es que, si bien pueden bajar el valor de las pensiones, se han vuelto más seguras de que se darán, al tiempo que se fortalecen más aquellas pensiones que son básicas. El mensaje que se está dando es: usted, pase lo que pase, tiene un piso mínimo asegurado de pensión. En eso ya se han introducido cambios como los introducidos en Chile en la última reforma pensional para tener un pilar solidario más universal”.
 
Y para el caso colombiano, ¿qué proyecta?
“Queda por ver si el esquema de subsidios del programa estatal Colombia Mayor (mesada mensual mínima para mayores de 65 años en condiciones de indigencia que hoy reciben 1,1 millones de ancianos), la aplicación de los Beneficios Económicos Periódicos (Beps) y el sistema pensional tradicional podrán funcionar de forma integrada para que aumente la cobertura de protección en la vejez”.
 
¿Cuál seria un buen modelo que Colombia debe seguir para el proceso de reforma?
“Chile y Reino Unido serían unos ejemplos interesantes, pues se dieron un tiempo prudencial, nombraron comisiones de expertos, se analizó bien la problemática y se definieron objetivos claros”.
 
 
Justamente, ¿cuáles son los consejos claves para el Gobierno de cara a la intención de reformar el sistema pensional?
“Sin duda, hay que tomarse el tiempo suficiente para las reformas pensionales, para recoger muchos datos, para entender muy bien el problema de fondo y para saber cómo la gente reacciona a los incentivos que se estructuren. También es importante contar con equipos técnicos que hagan los estudios requeridos y sean ajenos a la discusión política que debe venir después. Un buen ejemplo es la comisión de expertos que se conformó en Chile y que por dos años y medio estuvo trabajando. Una segunda sugerencia es elegir el momento político adecuado para impulsar la reforma con los partidos y ganar consensos con diversos sectores involucrados. Si estos dos elementos no se tienen en cuenta, será muy difícil pensar una reforma con efectos reales en la seguridad social”.
 
Por último, ¿cuál sería su consejo para los trabajadores colombianos?
“Así no se quiera pensar en ello, al final, la gran mayoría vamos a llegar a la tercera edad. Por eso hay que tener conciencia de que hay una esperanza de vida mayor, que es una gran noticia, pero que implica unos compromisos que no solo son del Estado, sino del tiempo que un trabajador debe cotizar. Hay que tener presente que el ahorro para la jubilación no es la urgencia del día a día, pero a la larga es crítico no ahorrar lo suficiente, si se quiere mantener un nivel de vida”.
 
*Por invitación de Fasecolda

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