Una autoridad única de tránsito es urgente
Mauricio Faciolince
Director del Área Metropolitana
El problema de fronterizar los taxis no debe ser el tema de fondo en la discusión que se ha venido dando producto de la medida que tomó la Secretaría de Tránsito del Municipio de Medellín.
Esta medida, de manera parcial, ya se llevaba a cabo en algunos municipios y en el mismo Medellín desde hace algún tiempo, focalizada en el centro de la ciudad y en los acopios, lo que aunque no legitima la decisión tomada, da cuenta de que existe una problemática y que debe ser tratada.
Inicialmente es claro que el problema parte de la existencia de una sobreoferta de taxis en la Región Metropolitana que, según el estudio de la Universidad Nacional, es de 5.000 taxis, lo que claramente afecta la movilidad y el medio ambiente, pero también de manera importante, la cantidad de trabajo y ganancia que pueden tener los taxistas de nuestra región.
También es importante reconocer que aunque esta sobreoferta afecta a toda la región, sus efectos se ven principalmente en la ciudad de Medellín, donde, incluso, existe una norma que congela el parque automotor.
De esta manera, el problema real es cómo tratar ésta y otras problemáticas metropolitanas cuando tenemos una serie de autoridades distintas para los temas de movilidad, tránsito y transporte en una misma región.
Aunque el paso futuro seguramente será consolidar una sola autoridad metropolitana, hoy en día debemos todos trabajar en la dirección según la cual la institución Área Metropolitana sirva como coordinador de las acciones que tengan relevancia e influencia en el territorio regional.
Esta coordinación se debe llevar a cabo dentro del Consejo Metropolitano de Secretarios de Tránsito que hoy en día, por acuerdo metropolitano, está creado y que con la voluntad y firmeza de los alcaldes de los demás municipios, de los secretarios del sector y del Área misma, puede ser un cuerpo colegiado muy potente que, de manera integral, genere políticas y tome decisiones importantes en el marco de las actuaciones regionales.
Es un golpe a los procesos de concertación
Adriana Victoria Muñoz
Secretaria de Tránsito de Envigado
Con el respeto que merece la decisión adoptada, no es posible compartirla por muchas razones, entre las cuales consideramos dignas destacar:
Es una medida unilateral, que inflige un duro golpe a los procesos de concertación regional en los que participa formalmente el Consejo Asesor y Consultivo en materia de Tránsito y Transporte del Valle de Aburrá, y el Consejo Metropolitano de Transporte, en los cuales no mencionó esta medida parroquial, que afecta a toda la región.
Causa desencanto que se pida a todos los alcaldes del Valle de Aburrá que tengan una concepción de ciudad región, mientras ellos practican medidas de simple carácter municipal.
Esta medida da la sensación de que se tiene más interés en otorgar al Área Metropolitana la calidad de autoridad única de transporte, que la de ordenar y armonizar la movilidad en la región.
Envigado no discute que en Medellín haya sobreoferta de servicio de taxis, pero no existe un estudio serio que concluya que exista sobreoferta en los demás municipios.
Se deben mirar las consecuencias sociales que medidas como el Plan Fronteras y la chatarrización de taxis genera en todos aquellos propietarios, incluidos los de Medellín, que invirtieron sus ahorros en este tipo de vehículos, como solución al desempleo y como fuente de bienestar para sus familias.
Los estudios que presentaron la Secretaría de Tránsito de Medellín y el Área Metropolitana están desactualizados, porque no estudian la informalidad (piratería) en el servicio, ni el crecimiento poblacional, ni los viajes ocasionales, entre otros aspectos no menos importantes.
La medida adoptada es generadora de problemas de orden público, puesto que origina una guerra por territorio; el mero nombre del proyecto así lo incita: Plan Fronteras.
Se debe dar continuidad al consenso que se logró entre los alcaldes del Valle de Aburrá, que permite que en cada municipio se respete el acopio local, pero en las periferias se preste el servicio, con el fin de evitar tiempos muertos y gasto inútil de combustible.
Se requiere un acuerdo entre los alcaldes que no atente contra sus competencias y que agrupe a todos los taxistas como gremio, y no que los lleve a enfrentamientos entre colegas.