A sangre fría fue asesinado por sus secuestradores el niño Nicolás Triana Figueredo, de 11 años, plagiado en zona rural de Saladoblanco, en el Huila.
El menor fue interceptado el 7 de septiembre por dos hombres que se movilizaban en una moto, cuando él y un primo de 10 años regresaban de llevar un caballo de la vereda San Rafael.
Después de dos meses de espera, Margarita Figueredo, su mamá, tuvo que superar una difícil prueba: reconocerlo en el cambuche de la vereda San Bartolo, del corregimiento La Argentina, en el que lo escondían.
Existen dos versiones sobre las circunstancias en las que fue asesinado. Según el alcalde de Saladoblanco, Héctor Gustavo Silva, a Nicolás le dispararon sus secuestradores cuando se sintieron rodeados por el Ejército, que intentaba una acción de rescate.
Sin embargo, el general William Fernando Pérez Laiseca, comandante de la IX Brigada, señaló que las tropas adelantaban operativos de rutina en la zona. Al escuchar varios disparos trataron de ubicar el sitio del que provenían las detonaciones y cuando se acercaron fueron recibidos a tiros por un grupo de delincuentes.
Al realizar la inspección del cambuche, los militares encontraron a Nicolás, con dos disparos: uno en la cabeza y otro en el pecho. Esos habrían sido los tiros que escucharon los uniformados, indicó el general Pérez.
En el enfrentamiento murió uno de los ilegales que pertenecían a un grupo de delincuencia común que se hacían pasar por miembros de la columna móvil Teófilo Forero, de las Farc.
Luego de realizar el reconocimiento del menor, Margarita regresó a su casa en Saladoblanco mientras en la morgue de Pitalito se adelantan los trámites legales. La comunidad rechazó el crimen.
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