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Ocho fueron los jóvenes que en 1979 le siguieron la corriente a Cristóbal Peláez en la idea de crear un grupo de teatro. Hoy, 43 años después y con muchas canas encima, eso que pensaron ese puñado de veinteañeros es la Asociación Colectivo Teatral Matacandelas, una entidad sin ánimo de lucro elevada a la categoría de Patrimonio Cultural de la Ciudad de Medellín en 1991.
“Nacimos y nos fuimos enviciando al teatro en una inmensa mansión, la Casa de la Cultura de Envigado, otrora hacienda Andalucía, construida en el siglo XVIII, cuna de Miguel Uribe Restrepo, filósofo y matemático insurrecto contra Simón Bolívar, a quien acusaba de monárquico”, recuerda Peláez en el artículo Crónica de un nacimiento que hace parte del libro Colectivo Teatral Matacandelas.
En esos inicios veían el teatro como una herramienta que les permitía avalar ese mundo distinto en el que se sentían bien. Era entonces esos tiempos del nadaísta, las baladas adolescentes, las formas innovadoras de la literatura. Los teatreros rebeldes. El teatro era esa “fórmula salvadora” para ellos. “Nuestra presencia estaba garantizada por el solo hecho de ser el opuesto a la forma en que habíamos sido ‘educados’. Intuíamos que, fuera de estas toldas de comerciantes y acaparadores con su música de nostalgia evocadora y su literatura de frailes y pueblo alelado, existía un campo abierto donde la fraternidad, la fiesta y la existencia eran posibles”.
Para elegir el nombre hicieron un ejercicio particular: uno de todos los integrantes del colectivo se tapó los ojos y con el índice señaló al azar en el diccionario de sinónimos y antónimos. Cayó en la palabra Matacandelas. Y así se quedaron para siempre.
En 1986 pasaron de Envigado a Medellín: llegaron a una casa del centro, en Córdoba con Maracaibo. De esta época surgen obras cumbres como O Marinheiro, Juegos nocturnos y Chorrillo Sietevueltas.
“Cuando a veces a boca de jarro me fusilan con la pregunta qué es Matacandelas, la respuesta menos inexacta que encuentro es: un colectivo apasionado y riguroso, una mixtura compuesta de tres temperaturas, litoral atlántico, disciplina bolchevique y aliento español (el de la otra España, la de Machado, la del Españolito que vienes al mundo te guarde Dios porque una de las dos Españas ha de helarte el corazón)”, dice Peláez.
En este casi medio siglo de historia, el colectivo antioqueño Matacandelas ha producido más de 60 montajes, entre ellos unos 12 pertenecientes al teatro de títeres. En el sector cultural del país y en el exterior goza de un reconocimiento importante: ha estado en los Festivales Internacionales de Teatro de Bogotá, Manizales, Cucúta; en 1994 presentó su temporada en Guatemala; ha tenido giras por Europa, Cuba, República Dominicana, Perú, Venezuela.
El lugar donde crean es la Casa de las Ramírez, una casona en el Centro, en Bomboná con Girardot, donde tienen la sede actual: allí ofrecen temporadas permanentes de teatro de jueves a sábado a las 8:00 p.m. y títeres los domingos a las 11:30 a.m. Tuvieron que pasar siete años para poder pagar esta casa gigante y acogedora, para formar el hogar llamado Matacanelas
De la aceptación del Teatro Matacandelas dan cuenta las más de doscientas funciones anuales que en promedio realiza, así como los talleres, veladas artísticas e intercambios que se efectúan constantemente. Actualmente cuenta con 21 obras de repertorio, de las cuales tres espectáculos infantiles fueron creados por el grupo.
Periodista. Hago preguntas para entender la realidad. Curioso, muy curioso. Creo en el poder de las historias para intentar comprender la vida.