Por Ferney Arias Jiménez
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Con más de 500 años de presencia en el país, la iglesia católica ha logrado extenderse por todo el territorio. Les contamos cuántos servidores tiene para hacer su tarea.
La Catedral Metropolitana, sede del arzobispo de Medellín. FOTO
Julio César Herrera
Por Ferney Arias Jiménez
La llegada de la iglesia católica, apostólica y romana a Colombia se remonta al siglo 16 con el arribo de los conquistadores españoles. Según el relato histórico de la Arquidiócesis de Medellín con ellos se estableció la primera diócesis que existió en América del Sur: Santa María la Antigua del Darién, cuyo primer obispo fue fray Juan de Quevedo Villegas.
Los registros señalan que después de esta primera diócesis, y tras el desalojo de Santa María, hacia 1524, el territorio Antioqueño quedó repartido en tres diócesis: el norte perteneció a la de Cartagena, creada en 1534; el centro y el sur a la de Popayán, creada en 1546, y el oriente a la de Santa Fe de Bogotá, creada en 1562.
En 1803 se fundó el obispado para Antioquia (Santa Fe de Antioquia), pero luego de que Medellín tomara el título de ciudad, se desató un pulso por el poder civil y eclesiástico entre ambas ciudades, que se prolongó por 70 años.
Para 1899 la diócesis de Medellín era sufragánea (dependiente) del Arzobispado de Bogotá, y para entonces se discutía sobre la creación de nuevas arquidiócesis, dado que Bogotá era la única en América con más de once territorios a su cargo, con una área que era sumamente extensa.
Desde entonces se comenzó a pensar en Medellín como una posible sede metropolitana. Ese mismo año tuvo lugar el Concilio Plenario Latinoamericano celebrado en Roma por los obispos del nuevo continente, en el cual se discutió la conveniencia de la división en más arquidiócesis. El 24 de febrero de 1902 se separó a Medellín de la Arquidiócesis de Bogotá.
Por otro lado, y para dar cumplimiento a lo dispuesto por el Concilio de 1899, se celebró en septiembre de 1908 la primera asamblea de la Conferencia Episcopal Colombiana (CEC), en la que resultó elegido como presidente monseñor Bernardo Herrera Restrepo, quien estuvo en el cargo por 20 años, orientando a arzobispos, nueve obispos diocesanos, un obispo auxiliar, un vicario apostólico y cuatro prefectos apostólicos.
Han pasado 109 años y con monseñor Herrera suman trece los jerarcas de la iglesia católica colombiana que han estado en la presidencia de la CEC, siendo en la actualidad el cardenal y arzobispo de Bogotá Rubén Salazar Gómez quien esté al frente de este cuerpo colegiado, que propende por la unidad de los obispos y de estos con sus sacerdotes y el Santo Padre (ver recuadros).