Más de una década después de que el técnico Juan Carlos Osorio lograra la histórica doble corona en el fútbol colombiano, Atlético Nacional ha vuelto a inscribir su nombre con letras doradas al conquistar la Copa Colombia y la Liga en un solo semestre. Esta vez, el hito fue alcanzado bajo la dirección del mexicano Efraín Juárez, quien no solo igualó aquella gesta, sino que la superó en tiempo récord, consolidándose como un estratega que dejó huella en el club y en sus hinchas.
La temporada no comenzó con los mejores augurios. Las decisiones controvertidas de la Dimayor parecían un obstáculo destinado a derribar al equipo verde. En un episodio que indignó al mundo del fútbol, los puntos otorgados al Junior tras los desmanes ocurridos en el Atanasio Girardot pusieron en jaque la justicia deportiva. Los disturbios, que habían sido provocados por hinchas visitantes, se tradujeron en un golpe directo para Nacional, que terminó castigado por eventos fuera de su control.
A esto se sumaron sanciones insólitas. Edwin Cardona, un emblema de amor por la camiseta, fue castigado por besar el escudo del equipo, un gesto que los disciplinarios interpretaron como provocación. Ni siquiera Efraín Juárez escapó de la controversia: sus celebraciones llenas de pasión fueron vistas como una falta de respeto, llevándolo a enfrentar penalizaciones que amenazaban su liderazgo desde el banquillo.
Como si los desafíos externos no fueran suficientes, los problemas también se manifestaron dentro del equipo. La indisciplina en Valledupar y el accidente de Alfredo Morelos, que despertó temores de una crisis, se convirtieron en momentos decisivos. Sin embargo, lejos de ceder ante la presión, Juárez demostró su capacidad de liderazgo. Confiando en sus jugadores y otorgándoles una segunda oportunidad, logró transformar las adversidades en el combustible que impulsó al grupo hacia la gloria.
Juárez apostó fuerte, y el equipo respondió como una familia unida. Los valores de lealtad y compromiso se hicieron evidentes en cada jugada, consolidando una química que llevó a Nacional a la cima.
Con este nuevo doblete, Nacional alcanza 35 títulos en su historia, reafirmándose como el club más laureado del país. Pero la ambición del equipo no se detiene en el plano local. La mirada ahora está puesta en recuperar el protagonismo internacional que lo llevó a lo más alto de América en 2016. La próxima gran prueba será la Superliga frente al Bucaramanga en enero, un duelo que promete ser el inicio de una etapa dorada para este renovado gigante del fútbol colombiano.
Nacional no solo venció en la cancha, sino que demostró que el verdadero poder de un equipo radica en su capacidad para sobreponerse a las adversidades. Lo que comenzó como una temporada llena de dudas culminó con una victoria que quedará en la memoria de sus hinchas y en los libros de historia del fútbol colombiano.
