El amor mueve el mundo, el despecho lo sacude y la decepción hay que sacarla del cuerpo y del corazón (de la mejor manera), es la premisa de Sala de Despecho, un nuevo lugar que abrió en Medellín en el Alto de las Palmas en el Mall Le Mont.
Así como hace poco más de un año abrió la primera sala de la ira en la ciudad, este espacio llega como un lugar para vivir toda una experiencia en torno al ex o la ex, pero no solo en términos románticos: “Sala nació desde la premisa que todos tenemos un ex, puede ser un examor, examigo, extrabajo, exjefe... y en este lugar podrás venir a rezagar tus penas, a pasarla bien y comer delicioso”, explica Derek Coleman, director de relaciones públicas.
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“Es un centro de experiencias para que vivamos el despecho de una forma positiva”, añade Juan Camilo Toro, director de producto.
Esta franquicia ya cuenta con 18 locales en el mundo. La idea nació en Guadalajara, México, hace aproximadamente un año y medio y “hoy se proyecta hacer como la startup de entretenimiento más grande de América, en este momento contamos con 18 franquicias en Estados Unidos, Europa, América Latina y estamos próximos a abrir otras 14, llegamos con esta primera versión a Medellín, pero tenemos una proyección de 7 nuevas sucursales en lo que va del 2025 para Colombia”, confirma Toro.
¿Qué se hace en una sala de despecho?
Según un estudio de Fenalco, las personas que atraviesan una desilusión amorosa invierten en promedio $123.000 en actividades para lo que llaman, “superar la tusa”, con los hombres gastando alrededor de $147.000 y las mujeres aproximadamente $98.500.
Entonces el despecho mueve lo suficiente como para “que los artistas llenen estadios cantando sobre corazones rotos” o para que facturen de lo lindo como lo hizo Shakira.
“También para que las plataformas de música vean listas de reproducción enteras dedicadas a olvidar un ex, y para que lugares como la Sala de despecho se conviertan en el punto de encuentro de quienes entienden que sanar es un acto colectivo”, detalla Toro.
Por eso en este lugar todo está ambientado para transformar la melancolía y la tristeza en catarsis y euforia. Empezando con la decoración: las paredes tienen cuadros de esas parejas famosas que también pasaron por un desamor –como para que sean un soporte y que los visitantes se den cuenta que si ellos pudieron, todos pueden superarlo–, el baño de las mujeres tiene un altar a San Antonio para invocar esa ayuda espiritual a la hora de conseguir novio, el lugar está lleno de productos conocidos del “mercado colombiano” pero con un ligero cambio de nombre: la caja de la leche de una famosa marca dice: La quería, por ejemplo.
En las paredes frases también alusivas: “Vivo mi despecho, el despecho no vive en mí”, “cuanto daría por gritarles nuestro (des)amor”, “por tu maldito amor estoy aquí”, “vinos y rencores”, entre otras.
La música está pensada para cantar a todo pulmón con clásicos de artistas como Ana Gabriel, Rocío Durcal y Vicente Fernández, hasta himnos modernos de corazones rotos como las nuevas canciones de la música regional mexicana que andan muy pegadas en la ciudad y todo eso en una mezcla muy bien organizada, y en video, que incluye también música de Shakira, Thalia, Sin bandera, Luis Fonsi y más.
La propuesta gastronómica es influenciada por las famosas cantinas mexicanas para acompañar con cocteles muy temáticos también: está el de Paquita (con el vaso con la cara de la recién fallecida cantante mexicana); el de Luismi, con la cara del Sol de México y así. Amor y desamor comparten espacio desde que se entra a lugar, hasta en lo que se come.
Juan Camilo Toro aclara que como este es un modelo de franquicia la idea es que si alguien va a la Sala de despecho en Madrid o en Miami se sienta igual que en la de Medellín, “la experiencia es muy cercana. Hay un estilo visual que ya está súper definido y eso hace que la gente se sienta muy amena”. Esta idea llegó a Colombia pero ya hay salas en Madrid, Caracas, Costa Rica, Miami y Las Vegas”.
El lugar estará abierto de miércoles a domingo, de 5:00 de la tarde a las 2:00 de la mañana, “en Sala del despecho, una persona puede gastar alrededor de $150.000 invirtiendo en su propia felicidad y proceso de sanación”, concluyeron.