América Latina, la nueva revelación en el mundo del emprendimiento tecnológico
NuBank, de Brasil, arriba a la izquierda. Rappi, la única colombiana, arriba a la derecha. Fundadores de MercadoLibre en el centro.
Fotos: Páginas web de cada empresa.
De las 100 empresas de todo el mundo cuyas acciones tienen más valor en el mercado, 57 son de Estados Unidos. De esas 57, 18 están relacionadas con la industria de la tecnología. Sobre todo las primeras seis estadounidenses, Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet (Google), Facebook y Tesla, son emprendimientos tecnológicos relativamente recientes. Amazon tiene 28 años de fundación; Alphabet, casi siete y Facebook tiene 18, seguida por Tesla, fundada en 2003. Son empresas que, en un par de décadas, alcanzaron cifras récord, nunca antes vistas: Apple se convirtió este año en la primera en la historia en alcanzar un valor de 3.000 millones de dólares en la bolsa de valores.
Esto demuestra algo muy simple: una vez un país entra de lleno en la revolución tecnológica, la velocidad de crecimiento es tan vertiginosa que la fotografía de las empresas de hoy será completamente distinta al cabo de unos pocos años.
Y eso parece ser lo que está ocurriendo en América Latina. Las empresas que serán más importantes en 20 años (¿o 10 tal vez?) apenas están naciendo hoy. Emociona imaginar que en este mismo instante, en algún rincón de Colombia, o en algún barrio de cualquier país vecino, puede estar una joven o un joven echándole cabeza a una idea que en unos cuantos años podría cambiar la vida de millones de personas. Las llamadas Tecnolatinas, de hecho, crearon la mayor parte de su valor, 83 %, en los últimos cuatro años, y más de 95 % en la última década. Ha sido un crecimiento acelerado que ya en otras partes del mundo había comenzado hace más décadas atrás.
Es una revolución emocionante, sobre todo, porque para este momento Latinoamérica es, en el mundo, la región que más atrae inversión para emprendimiento, y aunque estaba rezagada, hoy da pasos gigantes. De acuerdo con Laura Gaviria-Halaby, líder de Desarrollo del Ecosistema y la Creación de Valor en Cripto para SoftBank Group International, esto se debe a que hay “enorme potencial para crear productos digitales que atraigan a más personas a la economía”, y hay aún mucho mercado por explorar porque la penetración del comercio electrónico está por debajo del 10%.
Panorama del emprendimiento tecnológico
Deslice hacia los lados
Haga zoom con el scroll
Ya hay grandes empresas: en total son 1.005 Tecnolatinas las que ya han recaudado más de un millón de dólares y tienen un valor colectivo de 221.000 millones de dólares con más de 245.000 empleados. Crear los primeros mil millones de dólares de valor es cada vez más fácil para las nuevas empresas de la región, según el reporte Tecnolatinas 2021: LAC startups ecosystem come of age, del Banco Interamericano de Desarrollo, BID. La conclusión es que el ecosistema está madurando y el panorama es positivo: “Mientras los pioneros tardaron muchos años en alcanzar ese umbral, algunas de las últimas empresas pudieron alcanzarlo en aproximadamente un año”, dice el reporte. Gaviria, además, dice que SoftBank espera que se creen “entre 1,7 y 3 trillones en valor de capital tecnológico en la región durante la próxima década y todavía hay espacio para hacer más”.
¿Por qué ocurre? ¿Por qué iniciamos lento pero vamos tomando ritmo? Según Gaviria, en el rezago ha influido que en América Latina ha habido grandes fundadores pero capital insuficiente, pero esto está cambiando. Ahora, la variable diferenciadora no es ni la tecnología ni las herramientas, porque en eso aún falta avanzar para competir. La clave está en el talento, explica Ignacio Gaitán, presidente del Grupo EL COLOMBIANO y exdirector de Innpulsa. Las empresas le apuestan al desarrollo de talento emprendedor en esta región porque hay capacidades, hay cultura y hay ganas.
Del rezago al crecimiento
Los latinoamericanos no la han tenido fácil, pero las empresas de la región han demostrado, ya por varios años, que pueden crecer y desarrollarse a pesar de la dificultad, o mejor dicho, tomando como impulso esa dificultad. El crecimiento, explica el reporte del BID, ha sido acelerado, especialmente en los últimos cuatro años. Se multiplicó 32 veces en la última década, pasando de un estimado de 7.000 millones de dólares en 2010 a 221.000 millones en 2020.
A modo de ejemplo, ahora lograr la valoración de 1.000 millones de dólares es más rápido gracias a tecnologías y soluciones digitales: las empresas pioneras como Totvs (de software, servicios y tecnología de Brasil), tardaron décadas en alcanzar el valor que tienen hoy, mientras los unicornios (empresas nuevas privadas con un valor de más de 1.000 millones de dólares) más recientes como el banco brasileño C6, la plataforma para compra y venta de inmuebles de Brasil, Loft y Ualá, herramienta financiera de origen argentino, lo lograron en menos de tres años desde su fundación.
Para Edwin Zácipa, fundador de Latam Fintech Hub, la región siempre ha tenido un emprendimiento dinámico y de alto impacto y para él lo que está pasando es ya una segunda ola. “La primera ola la vimos en Argentina, en esa época donde la industria del capital emprendedor originalmente se desarrolló, donde tuvimos los primeros unicornios como Mercado Libre y Olx”.
Hoy se trata, añade, de un nuevo aire que demuestra que Latinoamérica y el Caribe están posicionados en el escenario mundial de la innovación, que hay muchos ojos puestos en esta zona y que hay mercados emergentes que demuestran el potencial y nuevos jugadores que están haciendo grandes transacciones.
Gaitán concuerda. Dice que la región ya comenzó a jugar en las ligas mayores, participando, por ejemplo, en grandes ecosistemas y en una de las aceleradoras más importantes para las startups, Y Combinator, donde nacieron Rappi y Platzi, lo que da resultados mayores. “Tenemos una cultura del emprendimiento importante. Ser emprendedor por cultura es diferente, porque los emprendedores le apuestan a meterse a esos grandes ecosistemas, como el Silicon Valley”.
Con la pandemia del covid-19, que obligó a todo el mundo a confinarse, la importancia de las Tecnolatinas volvió a salir a flote. Empresas como Rappi y MercadoLibre permitieron que las personas accedieran a alimentos, bienes, ropa y otras necesidades de forma segura y desde sus hogares y permitieron que dueños de varios comercios siguieran operando y no cerraran a pesar de la crisis sanitaria global.
En estos tiempos de crisis, añade Gaitán, el 50 % de los empleos nuevos creados en los países de la OCDE fueron de startups.
Un panorama regional
En los últimos 10 años, 40 de las empresas tradicionales, las de toda la vida, que cotizan en bolsa, vieron caer su capitalización de mercado en $489 mil millones. Mientras tanto, en el mismo periodo, el valor de las Tecnolatinas se multiplicó por 32, pasando de 7.000 millones en 2010 a 221.000 millones en 2020. Eso indicaría que mientras las tradicionales luchan para mantenerse, los innovadores dan pasos gigantes.
Además, desde 2017 hasta los últimos datos de 2021, la cantidad de nuevas empresas se triplicó y en esos cuatro años su valor aumentó en un factor de 5.7. Entre todas, han recaudado más de 28.000 millones de capital y cuentan con 245.000 empleados. De esas, 28 tienen un valor superior a un billón de dólares (o mil millones de dólares).
Beneficios para la región
La transformación empieza a sentirse. 600.000 personas viven de vender en MercadoLibre y Rappi conecta a más de 150.000 mensajeros independientes y atiende a más de 350.000 empresas, en su mayoría pequeñas y medianas empresas locales. Las empresas tecnológicas se convirtieron hace mucho en motores de empleo, potentes, porque han creado hasta 245.000 puestos de trabajo y miles de personas ganan comprando y vendiendo en plataformas digitales, son el sustento de muchos.
De esos 245.000 empleados, el 58 % del total, que representa 142.000, trabaja para las 32 empresas más grandes, que son 3% del total, y que cuentan con más de 1.000 empleados. Son y seguirán siendo clave para el desarrollo de la región y tienen impacto social, van más allá del valor de la empresa. Y es un fenómeno que tiende a mejorar, a aumentar: Amazon, por ejemplo, el viejo conocido, ya cuenta con más de un millón de empleados, 400.000 contratados solo en 2020. Lo mismo se espera de los unicornios latinoamericanos y, de acuerdo con el BID, “pueden desempeñar un papel fundamental en la construcción de un futuro de abundancia, inclusión y regeneración en América Latina y el Caribe”.
Porque ya no es un sueño, no pasa en el país vecino, es una realidad. Hoy los jóvenes ya no quieren ser empresarios, empleados, sino emprendedores. Ya se quieren parecer a los emprendedores, y lo hacen por convicción. Pero, de acuerdo con Gaviria, será clave que los gobiernos de la región fomenten el emprendimiento como filosofía, que incentiven a los consumidores, inversores e innovadores, y que garanticen que las nuevas empresas no se vean obstaculizadas por la burocracia y regulación anticuada.
Algunas de las más destacadas
Cuando el ecosistema de emprendimiento tecnológico mejora en América Latina y el Caribe se crea valor a gran escala. No solo se benefician los talentos detrás de cada idea ni tampoco los millones de empleo que crean, sino la economía de la región.
Ahora, por ejemplo, solo son ocho países los que representan la mayoría del ecosistema de la región (97 %), con Brasil como eje central, seguido por Argentina y México, y luego por Colombia y Chile. Los demás no se han activado o apenas están comenzando, se están pegando, uniendo a la dinámica*.
Y entre esas, son 42 las empresas que han tenido un valor superior a mil millones, algo que jamás había pasado en ALC y que se aceleró en los últimos cuatro años. De esas 42, algunas dejaron de ser unicornios porque dejaron de ser empresas privadas para convertirse en públicas, o porque lograron algún exit al ser adquiridas por otras o porque ingresaron a la bolsa de valores. Solo el año pasado se crearon 18 unicornios.
Brasil tiene 22 de estos totales, Argentina 8, México 7, Chile 3, Colombia 1, y Uruguay 1. La líder indiscutible es todavía MercadoLibre, de Argentina, con valor superior a 50.000 millones de dólares.
Estas son las más destacadas por su valor o por ser las primeras y únicas de su país.