En cinco, cuatro, tres, dos, uno... ¡Pip! - Sonó el pito que marca el inicio de una competencia de CrossFit, los gritos de los espectadores, la música a todo volumen y los comentarios del presentador se dejaron de escuchar, un silencio se apodera de todo el salón hasta el punto que solo se escucha la respiración agitada y cómo el juez susurrando va contando las repeticiones.
El crossfit es un método de entrenamiento que se creó en Estados Unidos en el 2000 y con el paso de los años se convirtió en una doctrina que ha unido personas alrededor de todo el mundo. En Colombia, comenzaron los boxes (gimnasios donde se practica), apenas en el 2012, pero ya el país cuenta con tres competencias diferentes que atraen crossfiteros principalmente de Bogotá, Santa Marta, Cali, Manizales, Pereira y Medellín.
Más allá del Wodfest y el BoxTour, torneos que recorren el país, son los Revolution Games el evento insignia de la capital antioqueña, presentados en el marco de Expofitness. En su tercera edición, celebrada este fin de semana, reunió 170 parejas de atletas, que durante dos días compitieron por el título en sus diferentes categorías: intermedio, avanzado, máster (para mayores de 35 años) y RX (para profesionales del crossfit).
Así fue esta primera experiencia compitiendo junto a los integrantes de ese “culto” del crossfit, como muchos lo llaman.
Más allá de las pesas
Pero detrás de esa cancha con dos graderías donde los asistentes los vieron competir, hay un lugar exclusivo para los deportistas: la zona de atletas. En este espacio están todos los instrumentos para calentar y practicar los movimientos, comida, hidratación, suplementos, fisioterapeutas y piscinas con hielo para descansar los músculos.
Aunque la gente tiende a reunirse con los de su propio box, al otro lado de la puerta, todo el mundo es un amigo. Conversamos, nos corregimos los movimientos, nos deseamos suerte y nos ayudamos a recuperar después de cada rutina. Es como dijo Francisco: “Esto es una comunidad y las competencias son para compartir”.
Mientras que los que están a punto de salir estiran y ensayan, otros duermen tirados en el piso usando sus morrales como almohadas para descansar entre rutina y rutina. Vi a una mujer vomitar en una esquina y más adelante otra que entró escupiendo sangre después de reventarse la boca haciendo las barras. También, cómo los médicos cuidaban del chico que se desmayó durante la competencia. Unos se prestan esparadrapo para protegerse las manos y otros se aplican chapstick en las ampollas reventadas de sus manos.
Conversando, comiendo compotas, barras de cereal, frutas y tomando bebidas con proteínas y otros suplementos, el día se va pasando entre ver a los demás salir y esperar a que llamen el heat de cada uno, es decir, la tanda en la que sale a competir.
Los juegos empezaron a eso de las 9 de la mañana con las mujeres de la categoría intermedio y para las 8 de la noche, cuando casi todas las categorías ya habíamos pasados por las tres salidas del día nos despedimos para tener que madrugar al otro día a realizar el cuarto WOD que define quien sigue compitiendo.
Entre esas camisetas que olían a sudor y morrales llenos de comida y ropa sucia; terminé el primer día con una sonrisa de satisfacción y una que otra herida en la manos que después ardería al tomar una ducha.
Entrenar hasta reventar
Dos millas en un bicicleta estática, 100 sentadillas con un balón de siete kilos, 45 pesos muertos (levantamiento de pesas) de 205 libras, 45 burpees (soldaditos) y para terminar 60 repeticiones de dos levantamientos, uno con una bolsa para hacer ejercicio de 15 kilos y otro con una barra. Estos fueron los ejercicios que en tres momentos del mismo día realizamos los participantes. Vale aclarar que es en la categoría intermedio, la más baja.
Estas competencias funcionan de la siguiente manera: hay un número determinados de WOD o Work Out of the Day (como le llaman a las rutinas), que deben hacer un tiempo establecido, que se conoce como Time Cap. Cada competidor tiene un juez que lo sigue durante su presentación para contarle las repeticiones y señalarles las No Rep, es decir, cuando el participante no hace el movimiento con la técnica correcta y no le cuentan la repetición.
La competencia consiste en hacer toda la rutina bien en el menor tiempo posible, sin que se le acabe el tiempo. En esta disciplina cada segundo cuenta y no hay espacio para descansar. No importa si el juez va anulando algunas repeticiones, el cronómetro sigue su conteo y a los deportistas se les nota la carga de adrenalina y el dolor en el cuerpo. Solo importa una cosa: terminar.
Por eso, tanto los exparticipantes del Desafio como Maria Clara Ceballos, Karoline Rodríguez, Karmen Mestre, Kevin Vega, Valentina Villamizar, Juan Carlos Arango, Angélik Hernández Gustavo ‘Makina’, Cheli Peña y los hermanos Cambindo; uno que otro instagramer como Luisa Fernanda W y Marylin Oquendo; los otros competidores más experimentados y los que por primera vez lo intentábamos, teníamos algo en común: después de cada rutina caíamos rendidos en la zona azul que demarcaba el inicio y el final de los WOD.
Después de cada rutina, que duran entre 6 y 10 minutos, la sensación es la misma, el músculo contraído, las piernas no dan para caminar y la garganta seca.
Como comentó Francisco Gutiérrez, organizador del evento, cada rutina está diseñada para medir las diferentes habilidades de sus participantes: fuerza, resistencia, técnica y coordinación. “Las personas no vienen aquí solo para ganarle a los demás, sino que el principal rival son ellos mismos. Como son rutinas que se pueden medir por tiempo, peso que se levanta y complejidad del ejercicio, cada quien ve cómo va avanzando año tras año”.
Un “deporte” cargado de mitos
Si bien esta práctica sigue abriéndose pasó en Colombia, muchos no conocen cómo funciona, menos que hay competencias de CrossFit. Maria Clara Ceballos, exparticipante del Desafio Superhumanos y campeona nacional del BoxTour 2015 y del Team Battle en Ecuador del presente año, explica que se han creado muchas creencias erroneas debido a que cualquier gimnasio que abre con una nueva forma de entrenar (functional fitness, entrenamiento en circuito o tipo militar), la gente tiende a pensar que eso es CrossFit.
Esta doctrina busca entrenar “atletas élite”, basándose en ejercicios del levantamiento de pesas olímpico, la gimnasia olímpica, la calistenia y el fuctional fitness, todo con rutinas del alto rendimiento.
Sin embargo, como comenta Ceballos, las personas que no conocen este entrenamiento tienen muchos prejuicios, principalmente, que es solo para gente muy fuerte y que es fácil lastimarse.
“Incluso, yo que fui gimnasta y después jugué volleyball, lo pensé dos veces antes de arrancar. En parte, es alimentado por las redes sociales, porque uno solo sube cuando logra un movimiento muy difícil o levanta mucho peso, pero los demás no ven todo el trabajo que hay atrás de esto”, afirma. “Además, como hay personas que creen que están haciendo CrossFit y encima lo hacen con entrenadores mediocres, terminan lastimándose, porque más que fuerza, esto es de técnica”.
Esta crossfitera de Envigado, que maneja su propio box llamado Hakuna, ha tenido la oportunidad en enseñarle a fuertes competidores; pero también a niños, personas de la tercera edad, gente con movilidad reducida y hasta unos que sufren de obesidad.
“Tengo el caso de una chica que pesa 130 kilos y después de unos meses entrenando me contó que antes no era capaz ni de subirse a un bus y ahora su vida es diferente. Este es el mensaje más importante, el CrossFit no es solo competir ni levantar mucho peso, porque todos los movimientos tienen progresiones y variaciones, para que cualquiera lo pueda hacer”, afirma la entrenadora.
Y de todo había en los Revolution Games. Como Guillo, un joven invidente que participó y le mostró a la gente que esto es un deporte para cualquiera. “Esta experiencia ha sido una chimba”, le gritó al público cuando se despidió luego de su tercer WOD. Este domingo 18 de febrero, se celebra la semifinal y la final, con otras tres rutinas repartidas a lo largo del día. Resta la pregunta de quiénes quiénes de esas 340 personas se llevarán el oro de esta competencia, aunque, ahora que lo pienso: ¿qué tanto importa?