Un nuevo pelotero colombiano firmó para un equipo de las Grandes Ligas. Lo particular es que es antioqueño y tiene 16 años de edad.
Se trata de Mike Stevens Ibargüen Mosquera, quien fichó para los Mets de Nueva York, equipo fundado en 1962 y el cual hace parte de la División Este de la Liga Nacional del prestigioso certamen del béisbol estadounidense.
Y eso que Mike, quien nació en el municipio de Itagüí, creció en el barrio El Limonar del corregimiento de San Antonio de Prado y ahora reside en Manrique, llegó a este deporte sin imaginarlo.
Cuando promediaba los 7 años, y mientras correteaba con un balón de fútbol en una cancha de cemento, llamó la atención del formador Víctor Ramos, cartagenero que hace cerca de cinco décadas reside en Antioquia y quien laboraba como entrenador en la Secretaría de Deportes de Itagüí.
En la placa deportiva del barrio San Francisco, Ramos, impresionado por la forma en la que el niño le pegaba con su pierna izquierda al esférico, se interesó en saber si tenía la misma capacidad para lanzar una pelota lo más lejos posible con sus manos.
“Casi la saca de la cancha. Quedé tan sorprendido que le dije que él no había nacido para el fútbol sino para el béisbol. Fui a hablar con su madre y ella, sin pensarlo dos veces, me dio permiso para enseñarle a jugar”, recuerda Ramos lleno de orgullo, al saber que el tiempo y el trabajo que invirtió se ve reflejado hoy con el salto que acaba de dar su pupilo.
“Es que en una cultura como la nuestra los chicos se interesan más por el fútbol, si acaso, entre 4.000 pelados, uno logra llegar al profesionalismo. Por ello, que progrese aquí alguien en béisbol resulta una misión casi que imposible. Si mucho entrenaban 30 muchachos, entre ellos mi nieto Álex Ramos Cano, compañero de Mike y que a la vez pintaba para grandes cosas, pero se inclinó por la música. Entonces ver que un alumno va en camino de conseguir lo que se trazó desde pequeño es satisfactorio para mí, se da uno cuenta que los esfuerzos sí valen la pena y que los sueños, por difíciles que parezcan, se pueden lograr”, cuenta Ramos.
Deportista avanzado
Mike Stevens, el hijo de Pablo Ibargüen, albañil, e Inés Mosquera, cocinera, dos chocoanos que se asentaron en Medellín, empezó a destacar con su talento en los Festivales del Babybéisbol, certamen que llevaba 11 ediciones seguidas disputándose, pero que debido a la pandemia se aplazó en la presente temporada.
“Jugó su primer Festival a los 8 años. Luego, en cuanto torneo disputaba, su forma de batear, lectura de juego y velocidad para cubrir las bases causaba sensación. Hasta lo llevé a pulirse a la escuela de los Tampa Bay en Cartagena, y allí los entrenadores me decían que cuidara al chico porque iba a llegar lejos. Es calladito, calmado fuera del campo, pero cuando entra se transforma”, resalta Ramos.
Al poco tiempo, Ibargüen pasó a integrar la Selección Antioquia, con la que suma cuatro campeonatos nacionales. En el Infantil de 2016, en Sincelejo, se quedó con la distinción de mejor jonronero.
El cazatalentos Hugo Caprín, de República Dominicana se lo llevó año y medio para su academia en su país, pero al tiempo tuvo crisis financiera y debió cerrarla. El paisa, de tez morena, 1,80 metros de estatura y 65 kilos de peso, se vio obligado a regresar. Allí mejoró su técnica y aprovechó para estudiar inglés.
Al retornar a Medellín, Mike se presentó a la Academia del dominicano Álex Fernández. Allí, debido a sus condiciones físicas y técnicas, quedó flechado por los entrenadores, en su mayoría venezolanos, quienes después de muchas pruebas lo guiaron hasta el scout encargado de los Mets, el cartagenero Harold Herrera, quien se encargó de cerrar su traspaso a la novena de Nueva York, con la que tendrá, a la vez, una beca para que termine sus estudios. En la actualidad cursa octavo grado de bachillerato.
Lleno de confianza
Este prospecto, que a la vez destaca como jardinero central gracias a su rapidez para cubrir grandes distancias y agilidad para reaccionar a los bateos elevados, se alista ahora para viajar a Dominicana, donde su nuevo equipo tiene una sede, en la cual seguirá trabajando para alcanzar su meta de estar en la nómina principal de dicha novena.
“Nunca he dudado de lo que puedo llegar a ser en este deporte. Mi sueño, así como el de todo pelotero, es llegar a Grandes Ligas, tener buenos números y entrar al Salón de la Fama y ayudar a mi familia a salir adelante”, comentó Mike, quien se considera admirador del jugador estadounidense Adam Eaton (Medias Blancas de Chicago) y del cartagenero Giovanny Urshela (Yanquis de Nueva York).
Ibargüen, que se entrena por estos días en el Diamante de béisbol Luis Alberto Villegas de Medellín, manifiesta que su dedicación, esfuerzo y disciplina le han permitido seguir en el camino hacia el alto rendimiento, sumado al apoyo recibido de familia, formadores y entrenadores. “Estoy logrando lo que me propongo, y eso me llena de alegría. Son muchas personas que han estado en mi proceso, a todas ellas les doy las gracias. Ahora, con la ayuda de Dios, seguiré trabajando más duro para aprovechar esta oportunidad tanto en la parte deportiva como académica”
7
años dura el contrato de Mike Ibargüen con los Mets. Por ahora viaja a Dominicana.