La noticia la tomó trabajando en casa a doble jornada y empuñando la raqueta para mantener las manos acostumbradas a las ampollas.
Con el aval para el retorno de los entrenamientos en el tenis, la cucuteña María Camila Osorio puede preparar su segundo asalto al circuito WTA. El primero quedó inconcluso luego de haber disputado apenas su primer mes en el profesionalismo.
No haber cumplido a esta altura del año con el objetivo de sumar en su historial un cuadro principal en un Grand Slam, así como resultados importantes en algunos otros torneos, debido a la interrupción del calendario, llevó a la deportista de 18 años por los caminos de la ansiedad, frustración y, finalmente, la serenidad de saber qué quiere y cómo conseguirlo. Y, más importante, a aprender el valor de las cosas que la rodean.
EL COLOMBIANO dialogó con la joven que busca darle nuevamente representación a Colombia entre la élite del tenis individual.
¿Le costó asimilar la situación y la interrupción tan abrupta justo en su arranque en el profesionalismo?
“Si digo que no, mentiría. Pero con el paso de las semanas me tranquilicé. Esto es algo que nadie puede controlar. Además esa incertidumbre al principio de la cuarentena en la que no se sabía cuánto iba a durar afectó mucho más porque no permitía saber qué trabajo hacer, con qué intensidad u objetivo. Pero bueno, ahora la meta sigue siendo la misma, llegar a un cuadro principal en el siguiente Grand Slam, darle valor a estar aún entre las 200 y haber tenido ese pequeño sorbo de experiencia en el Australia Open (estuvo cerca de avanzar al cuadro central)”.
Por la crisis, muchas empresas han tenido que apretarse su cinturón y eso implica recortar patrocinios, publicidad. ¿En su caso cómo ha sido con los patrocinadores?
“Sigo teniendo el gran apoyo de Colsanitas y Comfanorte, además de Mindeporte y el COC. Con Postobón finalicé hace poco un vínculo fijado a cinco años. Estoy muy agradecida con su apoyo, y con todas las organizaciones que han estado a mi lado. Sobre todo por el esfuerzo; este es un deporte muy costoso. Conmigo viajan un entrenador a quien debo pagarle y un preparador físico. Por eso agradezco mucho esas puertas que me han abierto”.
Roger Federer, incluso, volvió a hablar sobre la necesidad de mayor equidad entre mujeres y hombres en el tenis y, sorprendentemente, algunas voces no estuvieron de acuerdo...
“Hay que ser siempre respetuosos con las opiniones de cada uno y saber que cualquier punto de vista puede recibir críticas. Imagínate, le pasa al mismo Roger que ha sido un caballero, intentando siempre ayudar a todos. Pero sobre un tema relacionado con ayudas otro de los que habló fue Dominic Thiem (austriaco #3 del mundo) y generalizó cuando dijo que no le parecía la propuesta de que los mejores ranqueados ayudaran a los tenistas con posiciones lejanas en el ranquin, pues él veía que estos no se metían de lleno en el deporte. Hay muchos luchándola, empezando su carrera, y si no progresan rápido es porque tienen que hacer muchas maromas para poder competir, pagar entrenador, viajar”.
En esa incursión que tuvo en el circuito, ¿qué logró ver de aciertos y falencias de que hablan sobre el WTA?
“Es que fue un mordisquito muy chiquito (risas), todo para mi es deslumbrante. Pero supongo que sí, que siempre hay cosas por mejorar”.
Hablemos de la FedCup. ¿Cómo ha sido la experiencia de tener a Fabiola Zuluaga como capitana?
“Este año estuvimos muy cerca del play-off del Grupo Mundial. Vamos bien, ha sido un proceso lento que empezó luchando por no descender y fuimos escalando. Esperamos el otro año poder conseguir ese cupo, es uno de mis grandes sueños. Y tener a Fabiola es... ¡uff! Nos ha aportado muchísima experiencia. Transmite tranquilidad. Cuando uno está defendiendo al país a veces se pone a tomar decisiones en la cancha a 200 por hora, pero ella tiene la capacidad para ponernos los pies en la tierra. Es la continuación de un proceso que comenzamos con Catalina Castaño, quien confió en unas chiquiticas y nos puso a jugar cuando había que luchar por no descender. Con ella estamos muy agradecidas”.
Hace unos días Coco Gauff (tenista estadounidense de 16 años) confesó que su tremenda participación en Wimbledon, que la puso en boca de todos, acabó abrumándola al punto de sentirse hastiada del tenis por la presión que generó su exposición mediática... ¿Cómo fue para usted esa experiencia tras ganar el US Open júnior?
“Al principio fue muy emocionante que estuvieran pendientes de mí, yo trataba de tomar todos los comentarios por el lado positivo. Incluso esos en los que la gente empezaba a decir, ‘bueno ahora tendrá que hacer esto, lograr aquello, jugar tal torneo’. Yo lo veía como un buen reto. Pero luego se hizo difícil. Comenzaron los comentarios: ‘ojalá este título no quede en anécdota, no se le suba la fama’. Y uno dice, ‘hey, esos comentarios no son necesarios’. Por eso esta para me sirvió también para bajarle un poco a esa presión, reflexionar acerca de mi carrera y ahora estoy clara en lo que quiero, y sé cómo asimilar todas esas situaciones como parte de mi camino”.
¿Qué es lo primero que va a hacer cuando acabe la cuarentena?
“Quiero correr a abrazar a mis abuelos. Tengo muchas ganas de verlos. Vivo al lado de ellos y... fíjate que con todo esto he aprendido que uno vive la vida tan a 1.000 por hora, y se preocupa por tantas cosas que la verdad no valen más que otras. Uno se mete en sus propias vainas. Yo, por ejemplo, en mis asuntos del tenis, viajando, buscando ganar torneos, y, realmente, tener los abuelos ahí al lado de la casa y no poder verlos pues te muestra lo que verdaderamente vale y es tenerlos a ellos, a mis papás, y disfrutar de su presencia es lo más hermoso” .