A los 30 años la antioqueña Lina Marcela Gómez se siente plena como mujer, mamá y karateca. Dejó la práctica de la disciplina por unos meses, mientras daba a luz, y ahora regresó llena de ilusiones y apostándole fuerte al babykarate.
“Tenía el anhelo de ser mamá y el deporte me dio seguridad en el proceso que viví. Ahora se me ha despertado más ese amor por los niños y por eso estamos trabajando con ellos”.
Lina dice que en el karate ha logrado hasta ahora más de lo que soñó. “Mi ilusión era ser campeona mundial, pero nunca soñé con hacer historia para mi país y lo hice rompiendo con la estadística de todo un continente. Y es que en América ninguna otra mujer ha ganado unos Juegos Mundiales. Así que creo que logré mucho”.
Sin embargo, está segura que sobre ella no se ha dicho la última palabra en el karate: “ya volví al tatami, estoy entrenando, porque lo sigo disfrutando; entonces no sé qué otras cosas me depare la competencia, lo seguro es que volví”.
Su primer reto tras este receso será el Campeonato Nacional que se realizará en Cali, del 17 al 20 de marzo. “Estoy practicando duro, llevo a mi niño a entrenar, mi mamá me ayuda, mi esposo también, el sensei igual. En medio de todo alimento a mi hijo Maximiliano y sigo trabajando. Tengo claras mis prioridades, pero sigo con una pasión tremenda por el karate y la competencia”.
Cuenta que la experiencia del babykarate, iniciativa que ya ajusta dos años, le ha servido para darse cuenta que la disciplina se empieza a formar desde muy pequeños, el respeto por una autoridad distinta a los padres, ver cómo las familias se unen por desarrollar las habilidades en sus hijos. “Es uno de los programas más solicitados y apetecidos, porque los papás están viendo resultados en sus hijos”
